Borrar
Jesús Román, tercero por la izquierda, en las excavaciones de Villaconancio en 2019. Marta moras

La Universidad del País Vasco avanza en la identificación de restos de fusilados en Baltanás

Familiares de exhumados en la fosa de Portillo de Hornillos albergan esperanzas en los análisis que está llevando a cabo el laboratorio de Vitoria

Viernes, 7 de mayo 2021, 07:19

Los arqueólogos y voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica abrieron a finales de septiembre del año 2004 en Baltanás una fosa en el paraje conocido como Portillo de Hornillos, en una ladera de difícil acceso, donde se exhumaron los restos de 21 represaliados en 1936, en los albores de la Guerra Civil. La excavación la dirigió el arqueólogo Julio del Olmo, y en ella trabajó un equipo de médicos forenses y de voluntarios, con el apoyo de los familiares de los desaparecidos. Los arqueólogos localizaron cráneos y fémures que se mezclaban con objetos que llevaban las víctimas, como cucharas, hebillas, relojes, gafas, lapiceros o imperdibles, e incluso los restos de zapatillas.

En principio se pensó que eran siete los vecinos de Baltanás asesinados y allí sepultados por su ideología de izquierdas, pero al proceder a la excavación se comprobó que en el lugar se hallaban más cuerpos. El trabajo se complicó porque los restos aparecieron entrelazados, pero la afluencia de más colaboradores permitió concluir la tarea.

«Siempre se dijo que había en esa fosa nueve personas de Antigüedad y también que, posiblemente, haya más fosas sin abrir en la misma zona», explica Jesús Román,nieto de Teodosio Román de la Cruz, vecino de Antigüedad a quien, con 45 años, se le apresuró para que se presentara en el Ayuntamiento cuando estaba faenando en el campo y ya no volvió a casa. «Era presidente de la Casa del Pueblo, su mayor delito fue que era pobre y tenía que dar de comer a sus seis hijos», señala Jesús Román, que en abril de 2019 se desplazó desde Bilbao hasta Villaconancio para seguir a pie de obra, en el terreno de Fuente el Guijo, los trabajos guiados por Almudena García Rubio, especialista en arqueología funeraria y miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, y parte de un equipo científico especializado en localizar restos de fusilados en la Guerra Civil por las tropas franquistas.

«Me acaban de dar la noticia del año, nada importa más ahora»

«Me acaban de dar la noticia del año. Nada importa más ahora mismo. La ARMH ha encontrado, 82 años después, a mi bisabuelo. Abuelo de mi madre. Secuestrado mientras labraba con sus hijos en 1939. Fusilado por estar en la lista de trabajo de un sindicato». El tuit lo publicó el jueves Luis Miguel Barcenilla, biznieto de Teodosio Román de la Cruz, que reconoció después a este periódico su error en la publicación, ya que no son 82 sino 85 los años transcurridos, puesto que a su bisabuelo lo fusilaron en 1936 y no 1939, como ponía en Twitter.

«Llevo 35 años en esto, intentando encontrar a mi abuelo, que pensábamos que estaba en Portillo de Hornillos, pero no apareció», afirmaba Jesús Román a este periódico el 20 de abril de 2019, refiriéndose a la excavación de Baltanás en 2004. Ahora, su ardua tarea de búsqueda de los restos de su familiar puede acabar con éxito, aunque no quiere cobijarse falsas esperanzas hasta no contar con evidencias. Y esas evidencias pueden venir de la mano del laboratorio de Genética de la Universidad del País Vasco, que está llevando a cabo en Vitoria. por intermediación de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, análisis de los restos de los represaliados de la fosa común de Portillo de Hornillos y que baraja que una de las identidades de esos restos corresponda a la de Teodosio Román de la Cruz.

«Mientras haya un solo cuerpo en una cuneta, hay que seguir, y si no, que no aprueben leyes como la de la Memoria Histórica que luego no dotan con recursos», afirma Jesús Román, cuyo padre, Ángel, era el mayor de los seis hijos de Teodosio. «A mi padre lo metieron en la cárcel con 18 años acusado de poner banderas rojas, pero lo que había puesto eran banderas para delimitar un camino, como peón caminero. Estuvo preso en las Escuelas de Berruguete, y de ahí lo llevaron al frente del Ebro. Cuando vino estuvo de carbonero, porque no le daban trabajo, y cuando se casó con mi madre, lo único que tenían era una cuchara», señala Jesús Román, que nació ya en Bilbao, adonde se trasladaron sus padres en los años 50.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla La Universidad del País Vasco avanza en la identificación de restos de fusilados en Baltanás

La Universidad del País Vasco avanza en la identificación de restos de fusilados en Baltanás