Mario Ezno | Artista y titiritero
«Cuando trabajaba en la calle era inmensamente feliz, muchísimo más que ahora que lo tengo todo»El conquense de 32 años presenta este sábado un espectáculo junto a su archiconocida marioneta Manolo Bolaño en el XXXVI Certamen Nacional de Teatro Gómez Manrique de Villamuriel
El artista y titiritero Mario Ezno será el conductor de la ceremonia de clausura y entrega de premios del XXXVI Certamen Nacional de Teatro Gómez ... Manrique, que se desarrollará este sábado, a las 20:30 horas, en la localidad palentina de Villamuriel de Cerrato. En el marco de este acto, Mario González Serrano –la contracción de la terminación de sus dos apellidos conforman su sobrenombre artístico–, nacido en la localidad conquense de Huete, de 32 años y titulado por la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático) de Madrid (2015) y por la Central de Cine (2018), presentará un espectáculo humorístico y emocional junto a su archiconocida marioneta Manolo Bolaño, que se ha hecho estratosféricamente popular en las redes sociales, acumulando más de cinco millones de seguidores.
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–¿Reside en Huete?
–Tengo la base allí, por decirlo de alguna manera, porque no tengo domicilio. Vivo en mi furgoneta y con ella me traslado de un lugar a otro.
–Este sábado acude a Villamuriel, un municipio palentino de 6.500 vecinos, para conducir la gala de clausura de un certamen de teatro aficionado...
–Tanto la celebración de este tipo de certámenes y la envergadura que ha alcanzado como la involucración y participación de los vecinos me parece increíble. Son iniciativas que hay que cuidarlas porque, a nivel cultural, son de las pocas cosas que quedan. En esa gala mostraré cómo soy yo y mi 'show' con Manolo pretende unificar a público de distintas edades y géneros, no desunir, y, sobre todo, estaremos una hora y media de cachondeo.
–¿La asistencia de rostros conocidos a este tipo de actos en el medio rural es una forma de ensalzar la cultura en los pueblos?
–¡Por supuesto! Porque la gente de los pueblos está abandonada. Las dos Castillas están muy castigadas en este aspecto. En lo referente a rostros conocidos, yo no me considero como tal, sigo siendo el mismo chaval de Huete que salió de su casa y que trabaja con una marioneta; soy un tipo muy normal. Me gusta estar en contacto con la tierra y con la gente. Cuando estuve estudiando arte dramático Madrid, me pasaba una cosa un tanto extraña, era como si me agilipollara y, luego, volvía al pueblo a pasar el fin de semana con la familia y era como si recibiera un guantazo en toda regla porque me volvían a poner los pies en el suelo. Y, con el paso del tiempo, soy más consciente de dónde vengo y quién soy. Tanto en mis funciones como en mi actitud ante la vida intento transmitir que no hay ningún sueño imposible si uno trabaja y se esfuerza por ello.
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–¿Es urbanita o tira más hacia el medio rural?
–Ahora mismo, mi vida se basa en mis circunstancias laborales. No me considero urbanita ni de pueblo; soy un ciudadano español que viaja en furgoneta por su territorio. Pero defendería más la vida en un pueblo que en una gran ciudad por los valores, las enseñanzas, la calidad de vida… Por lo que a mí respecta, me siento un esclavo de mi trabajo.
–¿Es la primera vez que recala en tierras palentinas?
–¡Qué va! A Palencia voy muchísimo. Este año habré hecho alrededor de quince actuaciones allí. Palencia me transmite mucha confianza porque la identifico con Cuenca. Cuando actúo en un pueblo palentino es como si el público me conociera y como si yo les conociera a ellos. Es como estar en casa.
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–Dice que los sueños no son imposibles. ¿Cuál es el suyo?
–Mi sueño es vivir tranquilo, trabajar sin tener una necesidad detrás. Trabajar por gusto, no porque tenga que pagar impuestos.
–¿Le decepcionaron, de algún modo, sus estudios en arte dramático?
–Mucho, aunque no los estudios en sí, sino el mundo laboral. Me di cuenta de que me estaba metiendo en un sistema del que no quería formar parte. Cuando trabajas, depende mucho de con quién lo hagas y con quién te juntes. Durante los estudios, en clase estamos catorce compañeros, pero había uno más, que era el ego, y cuando accedes al mundo laboral, ese compañero que rondaba por ahí me explotó en la cara y decidí no seguir participando de ello. Los sueños y los ideales se van al garete cuando compruebas que alguna gente con la que te llevabas bien, de repente, te da la espalda por conseguir un trabajo. Cosas de actores…
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–¿En qué momento y por qué decidió crear a su marioneta Manolo Bolaño?
–Quería romper con ese sistema y decidí irme a Melbourne. Cuando estudiaba en Madrid, solía tocar la guitarra en la calle para sacarme unas 'pelas' y eso hice cuando llegué a Australia, además de trabajar como carpintero, camarero, cocinero, limpiando retretes… Y un día, yendo en bici, un taxista me atropelló y se dio a la fuga. Ingresé en el hospital y allí tienes que pagar los gastos médicos previamente y luego te lo reembolsa el seguro; tenían que operarme, colocarme placas de titanio…, pero yo en ese momento no tenía dinero y me echaron del hospital hasta que solucionaron los temas burocráticos con el seguro de viaje. Y en ese instante decidí volverme a España, donde me operaron y donde permanecí encamado prácticamente siete meses. Una vez recuperado, me planteé concentrar en un solo proyecto profesional mi experiencia de cantar en la calle y mis conocimientos en arte dramático con la idea de viajar de nuevo y tenía que inventarme algo más que tuviera un lenguaje universal y cupiera en una maleta y pensé en una marioneta. A raíz de ahí construí a Manolo y con él recorrí 57 países de los cinco continentes.
–Con Manolo ha recorrido más de 50 países actuando en la calle. ¿Los espacios cerrados le agobian?
–Ya no. Ahora, estoy empezando a disfrutarlos muchísimo porque he demostrado que también puedo vivir de actuar en la calle. Dentro del arte dramático, lo más difícil es actuar en la calle y conseguir que los transeúntes se paren para admirar tu espectáculo y te aplaudan. Es una experiencia maravillosa. En interiores hago un espectáculo más intimista sin los ruidos de la calle.
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–¿Se siente más cómodo en la comedia o en el drama?
–En la comedia.
–¿Teatro o audiovisual?
–Teatro, a pesar de que tengo cinco millones de seguidores en las redes sociales por los vídeos que grabo, pero reconozco que es algo que me cuesta mucho hacer y procuro que en ellos se me vea poco; el protagonista es Manolo. Conseguir esa cifra de seguidores es muy difícil, no es moco de pavo hacerte viral con una marioneta. En las redes hay que estar día a día y tener constancia sin prestar mucha atención a los resultados.
–¿Hasta dónde quiere crecer para alcanzar un mayor grado de plenitud?
–El sueño de crecimiento es el proceso, sin una meta. Ese proceso es continuar creando, no rendirme… Además, tengo un largo camino por recorrer con mi títere en el marco de las nuevas tecnologías, que ofrecen tantísimas posibilidades que hasta las desconocemos y tengo que descubrirlas para poder mostrarlas.
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–¿Y cómo se encuentra a nivel personal?
–Estoy enfadado conmigo mismo (risas). Necesito tiempo para mí que no tengo, desde mayo no he tenido ningún día libre, ni fines de semana. Cuando trabajaba en la calle, era la persona más feliz del mundo y cuando me instalé definitivamente en España, me hice autónomo, crecí profesionalmente infinito, más de lo que hubiera soñado, pero echo la vista atrás y siento una enorme nostalgia de ese pasado. Antes era inmensamente feliz con nada, muchísimo más que ahora, que lo tengo todo. Y la vida hay que disfrutarla, que sólo tenemos una.
–Y, después de haber hecho ese análisis, ¿qué va a hacer?
–¡Irme de vacaciones! (risas)… Y no hacer nada. Creo que en enero o febrero del próximo año voy a desaparecer una temporada larga.
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