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Representación del cortejo fúnebre de Felipe El Hermoso en Torquemada. Luis Antonio Curiel

Torquemada se sumerge en la historia y revive la visita de Juana I de Castilla

Las representaciones se centraron en las honras fúnebre a Felipe El Hermoso y al bautizo en la iglesia de Santa Eulalia de Catalina de Portugal

Domingo, 13 de julio 2025, 18:55

Torquemada ha celebrado durante el fin de semana algunos de los acontecimientos históricos más importantes de la localidad. Ese regreso a la historia hizo que numerosos torquemadenses se vistieran de gala para la escenificación de la llegada del cortejo fúnebre de Juana I de Castilla con los restos mortales de su esposo Felipe El Hermoso.

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Una cita que este año contó con la colaboración de la Asociación Cultural Son de Laredo y la Asociación de Costureras Reales de Medina del Campo, que aglutinaron a decenas de socios que acudieron con sus mejores galas desde distintos puntos de Cantabria y Valladolid. Además, numerosas mujeres de Torquemada acudieron ataviadas con trajes elaborados para la ocasión confeccionados por ellas mismas en el taller de costura organizado y subvencionado por el Ayuntamiento de Torquemada que se lleva a cabo desde hace dos años, por lo que fue para ellas un orgullo portar estos vestidos de época.

La recreación histórica comenzó con el espectáculo 'La juglaresa traviesa' acompañada por Crispín de Olot. Acto seguido, el cortejo fue recibido con antorchas por el regidor y vecinos de la villa en el impresionante puente compuesto por veinticinco ojos, del siglo XV. Desde allí, al resplandor de las velas, el cortejo se dirigió a la iglesia parroquial de Santa Eulalia para velar durante más de tres meses los restos de Felipe El Hermoso. La noche cálida favoreció la presencia de numerosos visitantes a la localidad cerrateña.

La historia recoge que la ruta real llegó a Torquemada en la Nochebuena de 1506, quedándose durante varios meses el cortejo fúnebre en la localidad. En este tiempo, la reina Juana I de Castilla dio a luz a la infanta Catalina de Austria, hija póstuma de Felipe El Hermoso. Catalina nació el 14 de enero de 1507 y fue bautizada por el Cardenal Cisneros en la iglesia parroquial de Torquemada, hecho que también se rememoró en la representación. La niña Davinia Isabella Fernández Delgado, de Torquemada, hizo de infanta y recibió las aguas bautismales en la misma pila en la que fue bautizada Catalina. La propia reina Juana I de Castilla entonó una preciosa nana a su hija Catalina, que emocionó al numeroso público congregado.

Un hecho histórico que se refleja en el busto de la infanta Catalina situado junto al templo parroquial de Santa Eulalia, que da la bienvenida a la localidad. Este monumento fue inaugurado el 14 de enero de 2007, conmemorando de este modo el V centenario de su nacimiento. Catalina fue posteriormente reina de Portugal.

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La representación tuvo un marco inigualable en su discurrir por el puente, calles y plazas, donde centenares de vecinos y visitantes siguieron atentos la magnífica puesta en escena. «Seguimos apostando por la difusión de nuestro patrimonio inmaterial, conscientes de la importancia que tiene nuestra historia. Rememorar el paso del cortejo fúnebre de Juana I de Castilla con los restos de su esposo y el nacimiento de su hija Catalina supone un reconocimiento a nuestros personajes más ilustres. Este año ha sido especial, porque todo el pueblo se ha volcado con la representación y muchas vecinas han estrenado los trajes que han confeccionado en el taller de costura impulsado por el Ayuntamiento. Además, hemos contado también con la implicación de otras personas venidas de Cantabria y Valladolid, por lo que podemos decir que es un acto plenamente consolidado que cada año atrae a más público», destacó JorgeMartínez Antolín, alcalde de la localidad.

Decenas de vecinos y actores participaron en la representación, que contó con el apoyo técnico y profesional de la Compañía de Teatro Zolopotroko, de Valladolid.

Los torquemadenses tienen un cariño especial hacia esta reina, pues los documentos históricos cuentan que se encontraba muy bien en la localidad, ajena del ambiente político y de las presiones de la época. Pero esa tranquilidad se vio alterada por la peste, hecho que motivó la salida precipitada del cortejo real, que se ubicó en Hornillos de Cerrato.

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