El temporal deja una docena de alertas por inundaciones en la zona norte de Palencia
El 112 atiende también dos incidencias en la capital y Moratinos relacionadas con el viento
El temporal ha dejado un reguero de daños en el norte de la provincia. Los intensos aguaceros que se vivieron especialmente en la madrugada del miércoles al jueves desbordaron varios ríos y arroyos y la situación llegó a ser tan complicada que el delegado de la Junta, José Antonio Rubio Mielgo, declaró la fase de emergencia del Inuncyl, situación 1, debido a las numerosas incidencias registradas por inundaciones y a la previsión de fuertes lluvias puntuales para la madrugada de este jueves.
La mayor incidencia del temporal se dio entre la 1:00 de la madrugada y las 8:00 de la mañana del miércoles. Velilla del Río Carrión se llevó la peor parte, con rachas de viento que llegaron a superar los 111 kilómetros por hora y aguaceros que descargaron en esa breve franja de tiempo 24 litros por metro cuadrado. No obstante, Cervera de Pisuerga también notó la fuerza del temporal con 34,8 litros de lluvia por metro cuadrado que convirtieron en una balsa la carretera que sube de Rueda de Pisuerga a Riaño, tal y como indicó el alcalde cerverano, Jorge Ibáñez. «Esa carretera no tiene bien hechas las cunetas y cuando llueve mucho siempre pasa lo mismo. Hay gente que no se atreve a bajar con lluvia», explicó el alcalde de Cervera, municipio en el que la acción de la lluvia y el viento derribó el techado de uno de los aparcamientos del Parador. Por fortuna, no había ningún vehículo bajo la cubierta y los únicos daños materiales que se registraron fueron en el aparcamiento.

Quintana teme por su puente
El hartazgo de la alcaldesa de Quintana del Puente, Yolanda Gutiérrez, por la acumulación de árboles caídos y secos bajo el puente que une el pueblo con la carretera de Palenzuela ha llegado a su punto más álgido. Y es que, los ojos el puente de piedra que da nombre al municipio están tapados por esta masa forestal inerte y nadie se hace cargo de su retirada, ni siquiera ahora, que la crecida de los ríos por las últimas lluvias convierte en indispensable la limpieza para mantener la integridad de esta construcción, levantada en 1549 y que a día de hoy sigue siendo fundamental para los vecinos de la zona, ya que sobre él cruza la N-622.
El Arlanza no ha registrado, por ahora, crecidas tan importantes como el Pisuerga o el Carrión, pero la alcaldesa teme que en los próximos días aumente el caudal y se tenga que actuar de urgencia, pese a que el Consistorio alertó de este problema hace varios meses a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) y al Ministerio de Fomento. La CHD resolvió la solicitud amparándose en la Ley 10/2008, de 9 de diciembre, que expone en su artículo 19.2 que, «como regla general la administración titular de las carreteras las explotará directamente», por lo que la confederación instó al Ayuntamiento a elevar la solicitud al órgano competente. Ante esta respuesta, el Consistorio de Quintana del Puente solicitó la limpieza a la Dirección General de Carreteras, que respondió en los siguientes términos: «el mantenimiento de los cauces de los ríos que son atravesados por las carreteras del Estado no se encuentran entre las competencias de esta administración siendo este, conforme a la normativa de aguas públicas, materia de otras administraciones, como los ayuntamientos, comunidades autónomas o confederación hidrográfica».
En Quintana del Puente viven 252 vecinos, según los últimos datos del Padrón, y este pequeño Ayuntamiento no puede acometer una intervención de esta magnitud con medios propios, así que la alcaldesa se encuentra ahora en una encrucijada y espera que alguna administración le brinde su ayuda para que deje de correr riesgo una construcción histórica, artística y funcional. «El agua no tiene la misma salida y se desborda hacia los lados. Con la fuerza de la corriente de las crecidas, tememos que si no se actúa pronto, el puente pueda sufrir daños», explicó ayer la alcaldesa, visiblemente preocupada por un problema de competencias que ha llevado a una inacción que supone un riesgo para el patrimonio.
Fueron muchos los momentos de tensión que se vivieron en infinidad de municipios del norte y prueba de ello fueron las doce llamadas que recibió el 112 por inundaciones y desbordamientos en localidades como Respenda de la Peña, Salinas de Pisuerga, Santervás de la Vega, Guardo, Barruelo de Santullán, Brañosera o Santibáñez de la Peña, entre otros.
Uno de los avisos por las incidencias ocasionadas por el viento se recibió desde la N-120 a las 7:15 horas, a la altura de Moratinos en el punto kilométrico 229, donde un vehículo no pudo esquivar un chopo que cayó sobre la carretera y lo pasó por encima. Por fortuna, no hubo que lamentar heridos tras el impacto, que se saldó con daños materiales.
Uno de los puntos en los que el temporal causó una mayor incertidumbre fue San Salvador de Cantamuda, donde la dueña del restaurante Venta Morena llegó a temer porque el Pisuerga se le metiera hasta la cocina, aunque solo se le entró en el corral. La dueña del estableciendo, Amor San Abelardo, asegura que este tipo de inundaciones tienen un responsable más allá del tiempo. «Nosotros tenemos esta casa de toda la vida, era de mis bisabuelos, y no tenemos conocimiento de que esto hubiera pasado nunca porque los ríos se mantenían limpios. Tengo 53 años y solo he visto una vez una inundación en mi casa», explicaba Amor con un discurso calcado al de su vecino Manuel Prieto. «Los ríos están abandonados, llenos de maleza, eso les tapona y se salen del cauce», afirmaba Prieto, que temía porque el arroyo Lebanza se meriera en su vivienda. «Tengo el agua en la puerta de casa», se lamentaba este vecino, que está viviendo de cerca los efectos del temporal.

La única familia de San Martín de los Herreros solo se puede comunicar con el exterior por las redes sociales
La crecida del río Rivera a su paso por San Martín de los Herreros ha llegado en el peor momento para la única familia que reside en esta pequeña pedanía de Cervera de Pisuerga. El cauce ha anegado el puente que conecta la vivienda de esta familia con la carretera del pueblo y, para colmo, una incidencia en la línea les ha dejado sin teléfono.
Los seis únicos vecinos que combaten la despoblación en este pueblo han quedado incomunicados en un momento en el que las comunicaciones con el exterior se antojan muy complicadas, ya que el pueblo lleva sin línea de teléfono fijo desde hace un semana por una incidencia que la empresa que suministra la línea sigue sin resolver. «Dependemos de la línea fija porque cobertura móvil solo cogemos si subimos a un alto. En el pueblo no tenemos cobertura, Internet nos llega por satélite y si llueve, funciona fatal. No tenemos forma de contactar con nadie. Es tremenda la desatención que tenemos en estos pueblos. Si esto pasa en un bloque de Palencia, lo arreglan en una hora, pero ha pasado una semana, la situación con la crecida se está poniendo complicada y a nadie le importa. Dicen que quieren fijar población en el medio rural. ¿Cómo va a venir alguien aquí si no tenemos servicios de ningún tipo», se preguntaba la presidenta de la Junta Vecinal Laura Castrillo.
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