«Me pregunté por qué hacemos robots y me surgieron tres respuestas distintas»

Páramo describe esta evolución en forma de una guía, donde las ilustraciones y dibujos forman su estructura principal con la que también pretende contar un sinfín de curiosidades que sirvan para aligerar su lectura. Más de 100 páginas que conforman su último trabajo, ya que también cuenta con dos libros más en el mercado. El primero, 'Cambio Climático' en el que realizó las ilustraciones de toda la obra y el segundo, 'Fluidoteca', donde además de los dibujos, el texto también corrió a cargo suyo. Con esta obra consiguió la Mención Especial Opera Prima de la Feria Internacional de Bolonia, gracias a un libro dedicado a la importancia de los fluidos corporales en un libro llamativo, colorido y que no quiere dejar indiferente al lector.

Actualmente, Berta Páramo ya se encuentra trabajando en un cuarto trabajo en el que, al igual que en los dos anteriores, tanto el texto como las ilustraciones corren a su cargo y con el que aborda la temática de los bichos.

La llegada de la palentina al mundo editorial se produjo cuando, tras la crisis de 2008, trató de reciclarse profesionalmente porque la arquitectura se vio especialmente golpeada por la delicada situación económica y social que azotó a España y Europa. Un mundo al que Berta Páramo llegó por casualidad y donde, asegura, ha encontrado su sitio.

–¿Cómo acaba una arquitecta escribiendo libros de literatura infantil?

–Son muchas circunstancias las que me trajeron hasta aquí. Siempre me ha gustado dibujar y lo que hago hasta ahora con estos libros de no ficción o informativos es lo que yo hacía de pequeña cuando estudiaba, buscar otros caminos para no tratar solo de memorizar. Es una carrera un poco lenta porque los proyectos llevan mucho tiempo, pero estoy aprendiendo mucho en este camino. Todos son diferentes y, al igual que pasa con la arquitectura, cada proyecto es distinto. Cada libro me pide un formato diferente, ya que entre ellos no tienen nada que ver.

–Empezó como ilustradora y ahora también realiza el texto de los libros, ¿cómo ha sido esta evolución?

–Sí, yo empecé realizando dibujos para una revista infantil. Para el primer libro, 'Cambio climático', se me encargó directamente que yo hiciera las ilustraciones porque habían visto trabajos míos anteriores y les encajaba perfectamente. Después, con el segundo libro, 'Fluidoteca', me propusieron el proyecto completo y me lancé a ello. Este fue mi primer libro como autora integral de la obra y para mí ha supuesto un escaparate para todo el mundo en un sector tan difícil como es el de la literatura. Los derechos se han vendido a varios países y no está dejando de crecer.

–Tras el éxito de 'Fluidoteca' ¿cómo nace el libro de 'Robotland'?

–Fue un poco por casualidad, ya que tanto la editorial como yo habíamos pensado de forma inicial en otro libro, pero al final, y con la pandemia de por medio, no cuajó. Un día hablando con una amiga que es ingeniera me propuso este tema y me dijo que por qué no escribía uno sobre robots y así es como surgió.

–¿Un libro que no es una obra al uso?

–El libro cuenta con una estructura muy particular. Cuenta toda la historia de la evolución desde el comienzo hasta nuestros días. Empecé a investigar y decidí hacer un planteamiento algo particular, ya que no quería hacer una narración meramente cronológica. Me pregunté por qué los humanos hacemos robots y me surgieron tres respuestas: porque queremos ser dioses, porque queremos un esclavo que nos haga el trabajo y, también, por pura diversión.

–¿Tres respuestas que suponen los ejes principales de la obra?

–Claro, para mí fueron los caminos a recorrer en el libro y así empezó todo. Lo diferente del libro es la forma de contarlo, ya que es como si de un lugar se tratase a través de un mapa con el que recorrer toda su historia. Un mapa que tiene en cada uno de sus caminos un capítulo del libro.

–Un libro que, aunque esté dirigido al público infantil, ¿es para todas las edades?

–Pienso que no hay edades sino intereses. Me han escrito lectores de todo tipo de edades contándome cómo les ha gustado el libro. Muchas veces pensamos que los niños tienen los mismos intereses y no es así. Está dirigido para personas de los nueve años en adelante y está abierto a todos los públicos. Es cierto que también hay niños más pequeños que, aunque no puedan leerlo a través de las letras, sí lo hacen a través de las propias ilustraciones.

–¿El libro en el que está trabajando también va a ser escrito e ilustrado por usted misma?

–Sí, la editorial me sugirió el tema y a mi cargo corre tanto el texto como las ilustraciones. Yo sí que propongo la forma, el cómo, la estructura y su desarrollo. Hasta ahora he tenido una completa libertad para realizarlo, así que estoy muy contenta. Me siento más cómoda haciéndolo global porque me gusta visualizarlo en su conjunto como una composición global. Yo necesito verlo casi finalizado.

–Además, ¿sigue con su trabajo como ilustradora?

–Por supuesto. Es cierto que los libros están funcionando muy bien y estoy muy contenta, pero también sigo realizando mis propios proyectos como ilustradora.