Cuando un paseo es la mejor medicina
Un duro confinamiento ·
Las personas con discapacidad afrontan el estado de alarma con la necesidad de salir a la calle por prescripción médica al menos cinco minutos cada díaEl caso de esta joven palentina, que prefiere mantener el anonimato, es el que padecen muchas personas estos días. Una discapacidad mental les complica más su día a día, por lo que buscan su medicina en la calle. Unos rayos de sol, sentir la brisa o ver simplemente que hay vida más allá dentro de cuatro paredes. Hace varios años que le detectaron un trastorno límite de personalidad, que deriva en muchas ocasiones en autolesiones. «Llevo días bien, pero puedo tener ideas suicidas. Se pueden tener muchos impulsos. Más de una vez he estado en la Unidad de Cuidados Intensivos por no controlarlos», recuerda la palentina, que ha encontrado varias trabas para seguir con su rutina en tiempos de confinamiento.
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«Es una enfermedad crónica y no tengo la receta electrónica porque me cambian la medicación cada poco. Además, antes del estado de alarma, he tenido problemas con la conducta alimentaria. He engordado bastante porque estaba con 44 kilos hace meses y ahora peso casi el doble gracias al medicamento Xeplion. Acabé con ansiedad por la comida», describe la joven, que vive en casa con sus padres.
Documentación
La situación que vive actualmente la padecen en Palencia miles de personas, pues solo pueden salir a la calle con una carpeta (una mochila en su caso) llena de papeles y autorizaciones por si la policía pregunta eso de '¿qué hace usted aquí con la que está cayendo?'. «Cuando salgo a la calle, aunque solo haga falta la tarjeta de discapacidad, llevo el DNI, los cuatro papeles de la discapacidad y la ley de dependencia. He salido acompañada, porque me da miedo ir sola. Soy consciente de lo que está ocurriendo. Sé que es una situación desconocida en la que hay que tomar medidas. Si salgo sola, tengo miedo de encontrar alguien en la calle y que me venga a decir algo. Es complicado», analiza la palentina.
Y es que un paseo tranquiliza mucho a todas esas personas con alguna discapacidad, unas de las grandes perjudicadas por la crisis del coronavirus. Una salida que también evitaría que el sistema sanitario se colapse. «Si tengo ideas autolíticas y me autolesiono más de la cuenta significaría ir a Urgencias y hasta me podrían ingresar. Todo esto se solucionaría dando un paseo. Además, me podría exponer. Así que no es momento para ir al hospital», apunta.
Situación que evitó recientemente al vivir uno de sus episodios y que solucionó a través del teléfono. «Para no ir a Urgencias llamé a Psiquiatría y la psiquiatra de guardia no me conocía, por lo que no me podía pautar nada. Me decía que si tenís esas ideas era mejor acudir a Urgencias. Solo pedía una medicación para estar más tranquila, aunque no se debería recurrir todos los días a una pastilla. Por eso es necesario ese paseo», incide de nuevo la joven, que se agarra a recursos que tiene en casa como la lectura, plataformas de series en 'streaming' o la pequeña terraza que le ofrece su ático, situado en el centro de la capital palentina.
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A pesar de todo, las salidas permitidas a veces no cumplen con las expectativas y pueden tener recaídas. «He tenido días de meterme en la cama y no sentir nada. No hacer nada. Todo el recorrido avanzado que tenía para estabilizarme me lo quita. Hablo con pacientes y compañeros y hay algunos que también lo padecen y hasta descuidan sus hábitos de higiene. Cuando te encuentras mal, no tienes ganas de nada», manifiesta la joven palentina, que, a pesar de todo, ha encontrado una rutina que le hace más llevadero el tiempo de confinamiento. «Me levanto pronto y dedico mucho tiempo a informarme sobre temas feministas. Además, gracias a Feafes ( Asociación Salud Mental de Palencia) tengo el apoyo de todos los profesionales», prosigue.
Terapia a distancia
Y es que la asociaciones se han volcado con las personas con discapacidad y se interesan por su estado de forma prácticamente diaria. «Asisto a dos grupos de apoyo y hacemos videollamadas los lunes. Hasta alguna vez me he tenido que salir al sentirme agobiada; y otro grupo es el de género, en el que estoy muy implicada. Busco mucha información y se lo mando por correo. Me entretiene bastante», subraya la palentina, que, a pesar de sus problemas, tiene tiempo para empatizar. «Pienso en las víctimas de violencia de género. ¿En qué estado están? Me tranquilizó un poco ver que había un whatsapp para hablar con la policía o la Guardia Civil», concluye esta joven palentina que continúa descontando días para que su mejor medicina, salir a la calle, la reciba en grandes dosis. De momento el medicamento de los paseos sigue desabastecido.
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Por lo menos hasta este domingo, cuando los niños volverán a la calle para dar un pequeño paseo. Durante esta cuarentena, los pequeños que han salido a la calle, como los que padecen autismo, a pesar de que hanr ecibido algún abucheo por su salida terapéutica. «Se ha dado la situación de que algún padre ha salido a la calle con su hijo y se les ha increpado desde las ventanas, pensando que la persona que está en el exterior es un irresponsable cuando no conocen el motivo», recalcaba Susana Blanco, gerente de Mundo Azul.
Y es que durante estos días de confinamiento, los niños con este trastorno necesitan correr y disfrutar de la libertad. «Son muy rutinarios. Necesitan establecer una rutina y seguirla. En estos días, la dificultad es que se rompen las rutinas y casi ni pueden salir a la calle. Se empieza a generar ansiedad, problemas de estrés.... Por eso que puedan bajar a la calle y anden, es una manera de solucionarlo», explicaba Blanco, quien apunta que los niños con este trastorno «no entienden por qué se tienen que quedar en casa o no ir al colegio».
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