El Museo Diocesano se ampliará a todo el Palacio Episcopal tras las obras de la cubierta
La reforma del tejado de 2.000 metros cuadrados y que asciende a más de un millón de euros dejará un nuevo piso diáfano
La mitad del Palacio Episcopal permanece desde mayo cubierto de andamios, tanto por el exterior como por el interior a través del patio. La otra ... mitad se andamiará cuando concluya esta primera parte de la intervención, que sustituirá la cubierta. Esta obra de gran envergadura, que asciende a 1.115.000 euros y es sufragada íntegramente por la Diócesis de Palencia, la está llevando a cabo la empresa Rivero, con un plazo de ejecución de un año. Y, a la vez que se sustituye todo el tejado, de 2.100 metros cuadrados, se limpian las fachadas y se soluciona el problema de los balcones, con un fallo de diseño de evacuación de aguas.
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La construcción del Palacio Episcopal duró veinte años, hasta que en 1799 se puso la última piedra. Un año después, en 1780 falleció su impulsor, el obispo José Luis de Mollinedo, quien preside las escaleras de las instalaciones del obispado con un cuadro de gran tamaño. El edificio, que alberga actualmente el centro administrativo y pastoral de la Diócesis de Palencia y el Museo Diocesano, fue diseñado por el arquitecto Justo Antonio de Olaguíbel, el mismo que hizo la Plaza Nueva de Vitoria. La construcción de finales del siglo XVIII es de estilo neoclásico y está diseñada en torno a un patio interior cuadrado y porticado y goza de sótano, planta baja (donde está instalado el centro museístico) y dos plantas superiores.
«Es un edificio neoclásico, que se construyó de una sola vez y que no ha tenido grandes modificaciones, inspirado en Juan de Herrera», argumenta el arquitecto Ignacio Vela, quien dirige esta reforma junto con Florentino Díez. «Tiene una sobriedad que hoy en día nos puede parecer excesiva. Para el gusto actual es un edificio demasiado frío», agrega, acerca de la carencia de elementos ormamentales.
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Han pasado 226 años desde que se terminó de construir esta edificación y los problemas de goteras se han multiplicado, al tiempo que ha habido mucho ataque de xilófagos. «Hay parte de la estructura que es la original, otra que no. Y como todos los edificios históricos, ha habido muchas reformas y muchos refuerzos añadidos. La cubierta hay que cambiarla entera, las vigas y todo», explica Vela.
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Ya han sido retirados casi 600 metros cuadrados de tejado y se ha colocado en su lugar una cubierta provisional de chapa hasta que se instale la definitiva, para proteger el edificio en caso de tormentas. «Son obras complejas de gestionar», resume el arquitecto. El espacio de la última planta donde se sitúa la cubierta está completamente inutilizado al estar plagado de elementos verticales y diagonales de madera que la sujetan, junto con otros añadidos que con los años se han ido poniendo para reforzar la sujeción. Pero estas vigas ya están muy deterioradas, flectadas y dañadas por los xilófagos. Además, es un contraste ver la majestuosidad del palacio en sí y por encima esta zona tan envejecida y deslucida. «Ahora vamos a tener una estructura totalmente nueva, que se corresponda con el Palacio Episcopal porque esta cubierta era un poco indigna para la calidad del edificio», subrayó el arquitecto.
La futura cubierta se sustentará sobre unas estructuras de madera de veinte metros, que permitirán que el espacio quede diáfano y libre de todos los elementos que la sostenían hasta ahora. Además, toda la cubierta también se apoya sobre los pilares del piso inferior, estratégicamente colocados, lo que impedía –hasta el momento– que dicho nivel se pudiera modificar o reformar. Para el tejado se van a utilizar los mismos materiales que ya se usaron hace dos siglos y sobre la madera de pino se colocarán las tejas, siendo la imagen exterior la misma que antes de llevar a cabo esta necesaria obra de rehabilitación.
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A la vez que se desmonta el tejado, por partes, se van construyendo las nuevas cerchas en el aparcamiento del propio edificio del obispado, que se ha transformado durante estos meses en un gran taller al aire libre. Dada las dimensiones de cada armazón, ha sido necesario tener mucho espacio para su corte y montaje posterior.
Este mismo lunes se subieron hasta el tejado las primeras cerchas de madera de pino gigantes, tras haber instalado otra grúa (una ya está situada desde el principio de la obra en el centro del edificio) en la Calle Mayor Antigua durante unas horas para su ascenso. Y es que cada una además de medir 20 metros, tiene un peso de 4,5 toneladas.
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«La estructura de madera nueva, en vez de tener apoyos intermedios, va a ser diáfana entera y aquí quedará un espacio espectacular. No va a tener uso inicialmente, pero lo hacemos pensando en el futuro porque se está ganando otra planta si en algún momento se quisiese hacer algo», explicó Ignacio Vela.
Que ese nuevo espacio se utilice en un futuro cercano no es algo impensable, ya que el objetivo de la Diócesis de Palencia es transformar el Palacio Episcopal en un gran museo de arte sacro. Actualmente, las más de 700 obras que atesora el centro museístico se dividen a lo largo de dieciséis salas de la planta baja.
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La primera fase del museo se abrió al público en 1973 y, dos años después, la segunda. La remodelación del mismo se llevó a cabo en 1999, coincidiendo con el segundo centenario del Palacio Episcopal. Su creación, que surgió para proteger y dar a conocer el patrimonio de la provincia, fue gracias a la iniciativa del prelado Anastasio Granados. Actualmente es uno de los grandes museos de arte sacro de España, que atesora obras de Pedro y Alonso Berruguete, Felipe Vigarni, Alejo de Vahía, Francisco Giralte o Juan Ortiz el Viejo.
«Lo primero es que se lleve a cabo esta obra, que ahora estamos con el tejado, y posteriormente tenemos que estudiar bien este proyecto, ya que habría que hacer una nueva distribución de los espacios y crear la sala de los Berruguete, otra del Románico...», argumentó el delegado diocesano de Patrimonio, José Luis Calvo.
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El propio Palacio Episcopal tiene estancias que podrán hacerse visitables, como las cocinas. Otra dependencia que se abre al público en ocasiones es la denominada 'Capilla Sixtina de Palencia', una capilla privada cubierta totalmente por las pinturas del artista palentino Mariano Lantada, tanto en paredes como techo, y que data de finales del siglo XIX y principios del XX.
Para llevar a cabo esa musealización completa, todo el centro administrativo y pastoral de la Diócesis de Palencia se trasladará hasta el Seminario Mayor. «Queremos que se convierta en el mayor museo de arte sacro de Castilla y León», sentenció José Luis Calvo.
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Con esa visión, con ese futuro, se está trabajando en la nueva cubierta, que además de ser diáfana y no tener columnas ni pilares en la sala, ya no se apoyará sobre la planta de abajo y esta podrá ser reformada si así se quisiese. «Se está estudiando la posibilidad de que este museo se organice de otra manera. Si quisiéramos que este piso se comunicase con el de abajo y fuese un gran espacio para meter, por ejemplo, unos retablos, se podría», concluyo el arquitecto Ignacio Vela.
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