La Montaña Palentina, escenario del último videoclip de Castora Herz

El artista palentino Castora Herz presentó en junio la canción 'Espejo Sol y Luna' y apenas un mes después ha lanzado el videoclip, dirigido por Enrique García-Vázquez y rodado en la Montaña Palentina. Editada desde su propio sello discográfico Samain Music, la obra audiovisual está basada en la copla homónima y el compás de Ajechao, uno de los ritmos tradicionales más representativos de la localidad salmantina de Peñaparda, tocado con un pandero cuadrado golpeado con porra.

La historia del videoclip de 'Espejo Sol y Luna', realizado por la productora vallisoletana Moraleja Films, transcurre en un mundo fantástico -ha sido rodado entre Vallejo de Orbó y Barruelo de Santullán, evidenciando así el arraigo del artista con Palencia- donde las fuerzas rurales y las industriales se encuentran en permanente tensión.

En ella, dos niños juegan en libertad hasta que algo extraño, que no se ve, una criatura ancestral y tecnológica -un espíritu turbado por el uso indiscriminado de la tecnología- se lleva a uno de ellos. Esta desaparición es una metáfora de la despoblación: el éxodo rural provocado por la concentración del trabajo y la industria en las ciudades. Con el paso del tiempo, la niña se convierte en mujer. Representa a quienes resisten en el mundo rural sin renunciar a la modernidad. Guiada por un halo de luz azul, inicia un descenso hasta los confines de la tierra para enfrentarse a la criatura y rescatar a su amigo. En ese viaje aparece como presencia mediadora y símbolo de armonía entre dos mundos enfrentados, entre la tradición y la tecnología, Castora Herz.

Su música, que fusiona folk y electrónica, no solo acompaña el relato, sino que encarna su mensaje central. 'Espejo, sol y luna' es una copla que se recogió por primera vez con el nombre de «Ajechao y Brincao» por parte de Manuel García Matos a la informante María Mateos Gata en Peñaparda, junto con otras canciones que también aparecen publicadas en la Antología del Folklore de España de 1970. «Gracias a las mujeres que permitieron que esta maravilla y otras muchas similares pudieran llegar a nuestros días, y los investigadores que dedicaron su tiempo y sus recursos a recoger esa sabiduría para cedernosla y que la podamos disfrutar», apunta Castora Herz.

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