Le juzgan por intentar matar a una joven para volver a la cárcel y pegar a un médico en Comisaría
El Ministerio Público solicita para el acusado trece años de prisión por tentativa de homicidio y atentado a funcionario público
La Audiencia de Palencia juzgará el 10 de noviembre a un hombre de 40 años, G. M. G. O., para quien la Fiscalía pide una ... pena de diez años de cárcel por un presunto delito de tentativa de homicidio en concurso ideal con un delito leve de lesiones, y una pena de tres años de prisión por un presunto delito de atentado a funcionario público en concurso ideal con un delito leve de lesiones. Según el Ministerio Público, concurre en el acusado, en el delito de atentado, la agravante de reincidencia y en el de tentativa de homicidio, la de aprovechar las circunstancias de tiempo y lugar para debilitar la defensa del ofendido o facilitar la impunidad del delincuente.
G. M. G. O., según el escrito de la Fiscalía, fue condenado a la pena de 24 años de prisión por dos delitos de agresión sexual por sentencia firme de fecha 21 de febrero de 2006 de la Audiencia Provincial de Navarra. «Dado su comportamiento agresivo y amenazante en prisión, cumplió la mayor parte del tiempo en primer grado, sin permisos, tercer grado ni libertad condicional. Se negó a realizar cualquier terapia en prisión y fue puesto en libertad por el centro penitenciario de La Moraleja el 18 de junio de 2024, poniendo los funcionarios su puesta en libertad en conocimiento de la Policía Nacional por el riesgo de comisión de otros delitos.
G. M. G. O. pasó a residir en el albergue de Cáritas y en dos ocasiones cometió altercados, siendo la segunda vez expulsado del centro. El acusado decidió que prefería volver a prisión a vivir en la calle e ideó matar a cualquier persona que no ofreciese riesgo de repeler la agresión y en un lugar y condiciones en las que no pudiera recibir ayuda.
Así, sobre las 2:00 horas del 12 de julio de 2024, una joven de 19 años, S. P. M., transitaba por la avenida Antigua Florida de la capital palentina. La víctima venía de fiesta sola, porque su casa estaba a unos pocos metros, pasando el túnel de Jardinillos. El acusado se cruzó con ella y la joven receló de él al ver que iba sucio y que era muy corpulento, puesto que pesaba unos 150 kilos. S. P. M. siguió hacia su casa, pero en vez de llegar hasta el paso de peatones, optó por cruzar la calzada, que estaba vacía. Tampoco había peatones transitando por la acera.
El acusado portaba un bastón o cachaba que había construido él mismo y empezó a correr hacía la víctima con el bastón en alto, con la intención de golpearle la cabeza por detrás y causarle la muerte. S. P. M oyó los pasos y se dio la vuelta, mirando a la cara al acusado, que se quedó desconcertado. Este intentó darle una patada a la joven, pero ella se puso en postura de defensa apartándose de la trayectoria y G. M. G. O. no pudo alcanzarla. La joven empezó a gritar pidiendo auxilio e insultando al agresor. El acusado cogió a S. P. M. por ambos brazos y la zarandeó para que no gritase. El acusado le puso ambas manos sobre la boca y le apretó la cara, pero ella siguió chillando y le mordió en la mano para que la soltase. Ante el temor de que terceras personas pudieran oír los gritos de la joven, el acusado la soltó y huyó hacia la avenida Casado del Alisal de Palencia.
Mientras la joven relataba lo sucedido en la sala de denuncias, el acusado se personó a la puerta de la Comisaría, sin entrar todavía, y un policía que tenía conocimiento de los rasgos del acusado por la declaración de S. P. M., le pidió que se identificase. Como no tenía documentación, el agente le indicó que debía entrar para ser identificado. La joven pudo ver al acusado a través de una rendija de la puerta de la sala de denuncias y no tuvo dudas de era quien la había atacado.
Los agentes detuvieron al acusado y se llamó a un doctor para que le atendiese en Comisaría porque estaba muy agresivo. El acusado dijo espontáneamente, que su intención era matar a la joven con un palo. El médico habló con el acusado y este le exigió una concreta medicación psiquiátrica. El médico le dijo que no la tenía, pero que le podía dar otra similar. El acusado accedió a que le pusiesen dicha medicación y se quedó tranquilo. Al cabo de un rato, el acusado entró en un estado de gran agresividad y nerviosismo, acorraló al médico en una esquina y le agredió.
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