La Junta blinda con ayudas la supervivencia de los bares en los pueblos más pequeños
83 pueblos de Palencia reciben ayudas de 3.000 euros para garantizar la continuidad de sus bares y teleclubs
Ya no hay tienda, ni oficina bancaria, ni apenas vecinos en la plaza entre semana. Pero al caer la tarde, el teleclub abre sus puertas ... y la vida regresa al pueblo. Es el único bar, la sala de reuniones, el lugar donde se ve el fútbol o los toros o se celebran los cumpleaños.
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La estampa se repite en decenas de pueblos de Palencia, donde los teleclubs no son solo bares, son el corazón social, el sostén de la vida comunitaria y el último refugio frente a la despoblación. «Si nos cierran el bar, el pueblo se muere». Lo dice el alcalde de Meneses de Campos, Miguel Camina. Pero el argumento podría pertenecer a cualquier vecino de este y de otros muchos pueblos de la provincia que se resisten al silencio.
Por eso, administraciones como la Junta de Castilla y León o la Diputación de Palencia quieren blindar su supervivencia con ayudas que buscan prolongar la existencia de estos locales imprescindibles en la España interior. La Diputación, con ayudas para adecuar las instalaciones que, solo en lo que va de 2025 ha costeado 46 actuaciones con 483.569 euros, y la Junta con ayudas para sostener un negocio que casi nunca es rentable. «Con cinco cafés al día, la viabilidad es complicada, pero mantenerlos abiertos es una necesidad», sostiene el delegado de la Junta en Palencia, José Antonio Rubio Mielgo.
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Para hacer esta carga más llevadera, la Junta de Castilla y León resolvió el pasado mes de julio la convocatoria de ayudas para bares y teleclubs en localidades de menos de 300 habitantes. En la provincia de Palencia, 83 pueblos han resultado beneficiados con un montante total de 249.000 euros. La subvención, con una cuantía fija de 3.000 euros por establecimiento, se destina a cubrir gastos corrientes como luz, calefacción, agua, internet o televisión, en negocios cuya viabilidad económica es limitada fuera de los meses de verano o los fines de semana. En total, en Castilla y León se han concedido ayudas a 933 establecimientos en 732 municipios, con un presupuesto de 2,8 millones de euros. La cifra supone un incremento del 27% respecto al año anterior, motivado tanto por la ampliación del límite de población que ha pasado de 200 a 300 habitantes, como por el interés creciente de los ayuntamientos en mantener abiertos estos locales que cumplen un papel esencial en la vida comunitaria.
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El delegado de la Junta en Palencia, José Antonio Rubio Mielgo, asegura que se trata de una medida muy trabajada porque responde a una necesidad evidente. «En los pueblos pequeños tan importante es el consultorio médico como el bar, porque es el centro de reunión, donde la gente va a jugar la partida, a ver la tele, a charlar», afirma.
En la mayoría de los casos se trata de instalaciones municipales, muchas veces las antiguas escuelas que se quedaron sin niños y que ahora hacen las veces de centro social, con aulas para cursos y talleres y el teleclub que gestiona un particular, pero es el ayuntamiento el que corre con los gastos de luz, agua, calefacción y quien paga las cuotas de internet o las plataformas de televisión. De ahí que las ayudas contribuyan a aliviar en gran medida la carga económica de los municipios más pequeños que apenas tienen recursos para afrontar estos gastos. «Nosotros solos no tenemos medios y estas ayudas nos vienen muy bien», afirma el alcalde de Meneses de Campos.
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Pero también los hay privados, y aunque son los menos, hacen la misma labor social que los municipales porque son el único bar abierto en el pueblo. Es el caso del bar de Valdecañas de Cerrato. Su propietaria, Sara Sardón se estaba planteando echar el cierre después de años sin que salieran las cuentas, y han sido estas ayudas las que la han animado a continuar al menos otro año más, consciente de «la responsabilidad» y el peso que tiene una decisión como la suya en la vida de todos los vecinos.
Números que no salen
«El día a día es duro y los números no salen. En invierno pierdes dinero, en verano lo ganas, pero al final son más los meses de invierno», resume. El cálculo es simple, entre semana apenas se sirven al día diez consumiciones, entre cafés, algún chupito y algún que otro refresco. Demasiado poco para sostener un negocio que cuesta mantener abierto, sobre todo en los meses de invierno. «Un depósito de gasoil de 1.000 litros son 3.000 euros, y se gastan tres al año. Luego está la luz, la tele, internet…», enumera la propietaria de la Cuesta del Acedo. Este es el primer año que el ayuntamiento de Valdecañas ha solicitado las ayudas de la Junta, - 3.000 euros que ya se han concedido pero aun no le han llegado- y que, para Sara, aunque modestas, serán sin duda un balón de oxígeno: «No es la panacea, pero amortigua un poco el golpe», reflexiona. «Vivo aquí, me gusta ver a los vecinos, pero no puedo estar perdiendo dinero todo el invierno».
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Además, como novedad en 2025 la Junta ha abierto una nueva línea dentro del Cheque Comercio Rural, que permite a los bares y centros de ocio incorporar la venta de productos básicos en localidades de menos de 200 habitantes sin tienda. La ayuda, de hasta 3.000 euros por beneficiario, busca garantizar que los vecinos tengan acceso a bienes de primera necesidad sin tener que desplazarse a otras localidades, especialmente en invierno, cuando muchos carecen de vehículo o movilidad suficiente. «No le vamos a pedir a un bar que sea una carnicería o una pescadería, pero sí que pueda ofrecer arroz, aceite o pan», apunta el delegado de la Junta.
En Meneses de Campos, con apenas un centenar de habitantes, no llegan a 60 en invierno, saben bien de qué habla. Allí, el teleclub no solo sirve cañas o cafés, también vende garbanzos, arroz, mermeladas, chocolate o conservas. Lo lleva haciendo más de siete años, demostrando que es un modelo de éxito antes de que se convocaran las nuevas ayudas de la Junta, que por supuesto han solicitado. «Es como un supermercado pequeño, te saca de muchos apuros», explica el alcalde. Es además el lugar donde el panadero deja el pan y donde las mujeres de la cooperativa de Saldaña Lovepamur dejan cada lunes, miércoles y viernes los menús preparados para los mayores que viven solos y no cocinan. Es el centro de reunión donde cada jueves los vecinos quedan para almorzar. El lugar donde se comparten experiencias y relaciones sociales.
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Pero además, como señala el delegado de la Junta, los teleclubs evitan la soledad y el aislamiento social y permiten detectar situaciones de vulnerabilidad, desamparo o problemas relacionados con la salud de los vecinos. Y sin olvidar su importante rol social y asistencial, estos lugares también contribuyen a la creación de empleo y a la dinamización de la economía local.
Por eso, cada día, en la barra del teleclub, entre un café y una partida de cartas, se respira la importancia de estas ayudas que no solo apuntalan un negocio, también contribuyen a mantener encendida la luz en pueblos que se apagan.
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