Salvador Vicent Martínez, 'Yunke' | Mago
«En un espectáculo está todo muy medido, pero el mago puede y debe improvisar»Considerado el mago más prestigioso del mundo en estos momentos, el ilusionista valenciano actuará el viernes en el teatro Ortega
«Siempre me pongo la ropa que uso en cada show minutos antes de salir. Doy saltos y palmadas, como si fuera un deportista, y ... eso hace que me acelere y que salga a escena con el corazón a cien por hora. Como el espectáculo tiene mucha energía y mucha fuerza, prefiero salir un poco acelerado antes que pausado para darlo todo». Éste es el ritual que realiza El Mago Yunke momentos antes de desplegar su artillería mágica sobre el escenario. Este ilusionista valenciano (La Vilavella, Castellón, 1975) deslumbró a los espectadores en su primera aparición pública en Palencia, que tuvo lugar en el Teatro Ortega en el marco de San Antolín 2023, y este año regresa de nuevo a este mismo coliseo, y, también, en plenas fiestas de la capital, el viernes 5, en dos sesiones (18:00 y 21:00 horas) con su espectáculo 'Origen'.
Las propuestas de Salvador Vicent, nombre real de El Mago Yunke, están aderezadas por una sorprendente puesta en escena y fastuosos números que brotan de su imaginación y diseño, ya que él mismo diseña los artefactos mágicos con los que trabaja, algo poco habitual en este fascinante mundo.
«Mi intención es que se dejen engañar por la magia y que vengan a disfrutar de este arte. En ese espectáculo vuelvo a mis orígenes; utilizaré juegos que empecé a construir cuando tenía 16 años y también presentaré las últimas novedades con las que gané el Mundial en Quebec: el juego de Vitruvio, que entusiasmó a Copperfield, quien me pidió que le enviara todo lo que yo construyera. Es un espectáculo de gran impacto para toda la familia; es como una degustación de magia, ya que tocamos casi todas las artes de la magia y donde el espectador puede ser protagonista y sentir la magia en sus propias manos», explica. Y añade: «En un espectáculo de magia está todo muy medido, pero el mago puede improvisar mucho. Cada espectador es distinto al otro, por lo que el mago tiene que tener mucho control, pero también un margen para poder moverse y que le permita disfrutar de su propio espectáculo. De lo contrario, resultaría muy aburrido para el mago. Lo bonito es sentir cada momento y tener presente la posibilidad de fallar. Si el artista se divierte, el público también».
Campeón del Mundo en tres ocasiones
El Mago Yunke, que emprendió su viaje en este arte con catorce años, ha logrado llevarse el título de campeón mundial de magia en tres ocasiones. «España tiene un potencial muy importante de magos. Somos el país que más premios ha ganado porque tenemos una escuela mágica extraordinaria: Arturo de Ascanio, que fue el maestro de Juan Tamariz y este último ha conseguido que la magia nos encante y nos atrape. Tamariz fue pionero en la forma de hacer magia al estar rodeado de público, hacer espectáculos de más de una hora de duración…; él ha conseguido cosas que ningún otro mago del mundo ha logrado. Yo soy alumno directo de Tamariz, aunque mi magia no tenga nada que ver con la suya porque la mía es más espectáculo, más a lo grande. Pero la teoría de la construcción mágica también funciona en las grandes ilusiones, que es a lo que yo más me dedico», comenta al respecto.
La magia le encanta y le apasiona, pero nunca ha buscado ser famoso ni ganar dinero con ello. «Tengo la suerte de haber encontrado mi pasión en mi trabajo. «El éxito se vive con los pies en el suelo. Es absurdo creerse alguien superior por ganar un premio mundial o por que la gente vaya a verte. La magia es un arte y, también, un entretenimiento para el público. Es mucho más importante un Nobel de la Paz o de Medicina. Soy mago en el escenario y, fuera de él, una persona más. A mí no me molesta que me reconozcan; cuando sales habitualmente en programas de televisión, es lógico que la gente pida hacerte fotos con ellos. La fama hay que llevarla como mejor se pueda», sostiene este malabarista de ilusiones que aprendió de Richiardi, un mago peruano afincado en La Línea de la Concepción y que trabajó en Estados Unidos. «Era un mago que presentaba la magia con mucha energía y tenía mucho ritmo. Me habló de él Juan Tamariz y me impresionó cuando le vi en las grabaciones de sus espectáculos. Y aprendí muchísimo de Tamariz, un mago español con impacto mundial, un auténtico genio. Creo que todos los ilusionistas de mi generación somos magos gracias a Tamariz», apostilla.
Admirador del mago americano Lance Burton, a quien le construyeron un teatro en Las Vegas diseñado por él mismo, y de David Copperfield, el mayor coleccionista del mundo de artilugios y trucos de magia, relata que su apodo profesional proviene de su abuelo: «Tenía un taller de herrería, donde hay yunques, de ahí mi nombre artístico, un negocio que continuaron mis tíos y que, en la actualidad, regentan mis primos. Y precisamente en la herrería de mi abuelo empecé a construir mis propios juegos de magia. Un trabajo que he seguido haciendo a lo largo de mi carrera y que me diferencia de otros ilusionistas. Yo hago magia de autor, que requiere tener conocimientos específicos en distintos campos para poder construir mis propios juegos y así crear grandes ilusiones. La mayoría de los magos son buenos intérpretes, pero muy pocos diseñan sus propios artefactos».
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