El escultor palentino Nino Barriuso dona cuatro esculturas al campus de la Yutera

«Es un honor para mí dejar estas obras en Palencia», aseguró ayer el escultor palentino afincado en Hondarribia (Guipúzcoa), que se formó y vivió en Palencia, donde reside gran parte de su familia y tiene una casa y un taller. No en vano, afirmó que toda su vida ha girado siempre alrededor de Palencia, donde surgió su formación humana y cultural, a pesar de que sus inquietudes artísticas le llevaron a alejarse y a desarrollar la mayor parte de su obra en el País Vasco. «Pero para mí Palencia es el eje que conecta la tierra con el universo y ese eje siempre se ha mantenido vivo», aseguró.

Con retazos biográficos y una trayectoria artística que continúa viva a sus 81 años, revivió su primer contacto con el barro de la mano de Mariano Timón, en la Escuela de Artes que acabaría llevando su nombre. «Allí descubrí el barro y me di cuenta de que podía hacerlo todo, de que allí estaba condensado mi universo», sostuvo. Contó cómo había continuado su formación en el taller de Gerardo García que le enseñó a trabajar la piedra y la madera, trabajó para los escultores Jorge Oteiza y Néstor Basterretxea, y obtuvo el premio ganador en la Tercera Bienal Internacional de Escultura de San Sebastián, de 1985. Pero casi nunca había expuesto en Palencia, solo en contadas ocasiones, una vez en una exposición conjunta en el claustro de la catedral y «de jovencito». De ahí la satisfacción de poder estar presente ahora en su ciudad natal porque, como reiteró «aquí es donde yo me he conformado como escultor y toda mi concepción intelectual como artistas nació en Palencia».

A partir de ahora estará presente en la ciudad con cuatro esculturas enmarcadas en el postcubismo, con las que se aleja del monumentalismo y permitan al espectador un acercamiento desde todas las perspectivas. La donación, que se centra en la obra generada en los años 1980, habla de los nexos del autor con el postcubismo y de su evolución hacia el arte procesual manteniendo la actitud conceptual del minimalismo y los ready mades (el arte encontrado). Las piezas forman parte de una serie de esculturas hechas a partir de un módulo que ha desarrollado en materiales diferentes, según explicó el escultor, que define su obra como «puro concepto» y aseguró que hace «una escultura antirromántica» que huye de la idea del artista romántico «que genera obras de arte como un Dios». «Yo no invento nada, son ellas solas las que se hacen, puro concepto», insistió. «Es la lógica la que me lleva a generar mi obra, toda con un origen conceptual».

Por eso, las obras donadas al campus palentino son fruto de «una convicción didáctica de cómo quería que se conociera su obra en Palencia», explicó Enrique Delgado. Cuatro esculturas que responden a la idea con que el artista quería hacer patentes sus vínculos personales con la ciudad de Palencia y su especial predilección por el mundo universitario del que ha formado parte como Profesor Titular de Bellas Artes en la Universidad del País Vasco (1983-2007). De esta forma acerca su obra al lugar de su infancia y juventud y la expone en la universidad, donde mejor puede ser entendida y donde mejor se encuentra personalmente.

En nombre de la Universidad de Valladolid, Amalia Rodríguez y Eduardo Delgado, agradecieron la generosa donación que además puede ser un punto de partida para abrir los espacios del campus a la obra de otros autores.