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Una treintena de danzantes daban color a la celebración. Y también alegría, movimiento y mucho baile. Este lunes se celebró el día grande de San ... Telmo, el momento cumbre de la festividad, con la procesión que parte y también que retorna a la iglesia de San Pedro, después de haber venerado las reliquias del santo por las calles de la localidad. Todos los vecinos, vestidos con sus mejores galas, salieron para disfrutar de la celebración, junto con algún que otro peregrino, que quiso parar e inmortalizar el momento con sus móviles, cachava en mano.
El intenso calor también quiso acompañar a la procesión, y las sombras en el transcurrir del desfile eran lo más demandado entre el amplio público que se congregó alrededor y que siguió al santo. Los danzantes aprovechaban para beber agua en las pausas y descansar, ya que la ropa y el ejercicio les hacían sudar sin parar. «Recuerdo que hubo un año que nevó en la procesión», rememoraba una vecina, quien aseguraba que no suele hacer tanto calor nunca en este día tan especial para los fromisteños.
La procesión comenzó con el pendón seguido del estandarte de la Cofradía de San Telmo y los danzantes, con mucha cantera de niños y niñas, justo detrás. También con los chiborras, dulzaineros y la banda de música. Los carritos de bebé, patinetes o sillas de ruedas acompañaban al desfile, que continuaba con la imagen de San Telmo y con las santas reliquias justo detrás. «Es muy importante el día de hoy, de profunda devoción y con una tradición que se transmite de generación en generación», afirmó el alcalde de la localidad, Feliciano Montes. Tras la procesión, que se alargó en el tiempo y se entremezcló con los 'whatsapp' que recibía la gente advirtiendo del apagón, primero en Frómista, luego en Palencia y ya posteriormente a nivel nacional e internacional, llegó el canto de los gozos, la eucaristía y poder besar las reliquias del santo.
Si la de San Telmo es uno de los eventos más importantes, no lo es menos la acaecida el día anterior en Frómista, la procesión cívica del Ole, que arrancó como siempre con el toque de campanas. En esta ocasión, Félix Vallejo Montes fue el mayordomo de la Cofradía de San Telmo, quien destacó que había vivido «con mucha emoción, ya que son muchos recuerdos y son nuestras tradiciones», relataba, mientras narraba que le acompañaron en el desfile con el Vítor su esposa, su hija y su hermana.
Los cofrades y muchos otros vecinos se unieron a la celebración, que conmemora la llegada de las reliquias de San Telmo en 1742. Así, bailaron el Ole mirando al Vítor y de espaldas a la marcha con todo tipo de palos, cachavas o escobas. El sermón satírico, que se alargó al durar más de media hora, corrió a cargo de Luis y Raúl Santos Guadilla, con críticas y chascarrillos a vecinos y acontecimientos del pueblo.
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