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Palencia, tu camino empieza aquí. Así reza el monolito instalado en la Plaza de la Inmaculada, junto a la Catedral, para anunciar el kilómetro 0 ... del Camino Lebaniego Castellano. El descubrimiento del monolito y también de una loseta en el suelo, más cerca de la Puerta de los Novios del templo, con el Sagrado Corazón del Cristo y la cruz roja significativa del camino de peregrinación, anuncia que en Palencia comienza una ruta que atraviesa la provincia y llega hasta el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, ya en Cantabria.
«No puede haber kilómetro cero más privilegiado que este, frente al principal monumento turístico de Palencia», subrayó la alcaldesa de la ciudad, Miriam Andrés, quien ha apoyado este miércoles que esta iniciativa no solo impulsa el turismo, sino que refuerza el papel de la Catedral, principal reclamo de visitas y motor cultural de la ciudad. «Supone un valor añadido recíproco entre la Catedral y el Camino Lebaniego», añadió para poner en valor la promoción turística del patrimonio de Palencia, «porque lo que mejor se conoce, mejor se vende y es en ese camino en el que nos estamos encontrando».
Por su parte, la presidenta de la Diputación de Palencia, Ángeles Armisén, recordó que la institución provincial lleva años apostando por esta ruta con intervenciones turísticas y una cartografía del camino desarrollada hace casi una década. «El Camino Lebaniego recorre once etapas por la provincia, que se pueden hacer tanto a pie como en bicicleta, pasando por Frómista, Osorno, Herrera, Alar, Cervera, Perazancas y hasta San Salvador de Cantamuda, ahí es nada. A su paso, los peregrinos encuentran joyas del románico palentino, paisajes del Canal de Castilla y de la Montaña Palentina, y tramos que coinciden con el Camino de Santiago. Vega, valle, llanura y montaña, como reza nuestro himno», recalcó.
Armisén celebró también el hermanamiento con Liébana y la integración de este camino dentro de la red de rutas jubilares reconocidas por la Iglesia, junto a Roma, Jerusalén, Santiago y Caravaca de la Cruz. «Este kilómetro cero simboliza nuestro compromiso con el desarrollo turístico y espiritual del territorio», añadió.
El obispo de Palencia, Mikel Garciandía, ofreció una visión histórica del Camino y destacó que la Diócesis conserva documentos que atestiguan la devoción lebaniega desde hace más de 500 años. «La historia de Palencia no puede entenderse sin la reliquia de la cruz traída por Toribio de Astorga hace 1.500 años» e invitó a ver cada templo «como un hito en una ruta que enlaza con los grandes centros de peregrinación europeos». No quiso dejar de lado el obispo de Palencia lo que supone la visibilización de ese kilómetro 0 que marca el inicio del Camino en Palencia. «Estamos dando un paso pequeño pero firme que augura un gran crecimiento de cara al Año Santo Lebaniego de 2028», dijo.
El concejal de Identidad Cultural del Ayuntamiento de Palencia, Fran Fernández, explicó que aunque el camino arranca en la Dársena del Canal, se ha querido instalar el monolito y la loseta en la plaza de la Inmaculada para dar protagonismo a la Catedral como punto espiritual de partida de la ruta. También explicó el edil que se han colocado losetas señalizadoras entre la Catedral y la Dársena del Canal y una lona informativa en el Museo del Agua con un código QR que enlaza a la web de turismo de la Diputación, institución que tiene un trabajo de la Guía del Camino Lebaniego, que incluye las etapas orientativas, los itinerarios, los servicios de interés para el peregrino y los puntos para el sellado de las credenciales que certificarán su condición de cruceno.
El descubrimiento de la loseta en el suelo, próxima a la Puerta de los Novios, y del monolito, ubicado hacia la salida de la plaza de la Inmaculada por la calle Santo San Pedro, conformó un emotivo acto que cerró Margarita Pereda, responsable de la oficina de atención al peregrino en el Monasterio de Santo Toribio. Pereda recordó la historia de Toribio de Palencia, monje del siglo VI que fundó el monasterio. «Si no fuera por él, no tendríamos Santo Toribio ni toda esta historia», señaló, y añadió con humor que el cocido lebaniego y el orujo también nacieron del zurrón de aquel monje, que llevó garbanzos y viñas desde Castilla.
Hizo una emotiva intervención la responsable de la oficina de atención al peregrino en el Monasterio de Santo Toribio, donde hace poco más de un mes Palencia y Cantabria se hermanaron en una eucaristía con motivo del Año Jubilar. Allí, los feligreses besan la Cruz de Liébana, una reliquia cristiana conservada en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, en el municipio de Camaleño, que es considerado el fragmento de la cruz de Jesucristo más grande que se conserva, lo que motivó ya en 1512 el Papa Julio II otorgase la Bula que establecía una semana de jubileo los años en que la festividad del Santo coincidiera en domingo.
Pero sería mucho antes, en el siglo VI, cuando Santo Toribio llegara de Palencia a ese recóndito lugar donde erigió un eremitorio con la intención de vivir en la naturaleza una vida sencilla, consagrada a Dios, tras predicar en contra de la herejía prisciliana.
Esto había sido causa de que fuera apedreado por los palentinos, habiendo de refugiarse en la ermita de Santa María del Cerro, acontecimiento en cuya memoria Palencia celebra cada año la tradicional 'pedrea' del día del Santo.
Otro Toribio, obispo de Astorga, ayer representado por un actor en la inauguración del monolito del Camino Lebaniego, sería enterrado en olor de santidad en el monasterio lebaniego en el siglo VIII, cuando sus restos llegaron junto con la reliquia del sagrado madero.
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