Palencia

Aguilar de Campoo, un municipio señero del séptimo arte

Precisamente en el año 1945, el 19 de marzo, fue inaugurada en la calle del Puente de Aguilar una nueva sala: el Cine Campoo. Tres socios avalaron su construcción, obra del arquitecto Luis Carlón: el dentista Tomás Torres, el taxista José Salceda y el gerente del hotel Comercio Félix Rodríguez.

Aparece de nuevo en escena Micaela Pérez, quien firmó un pacto con los propietarios del Campoo, cinco meses después de comprar el Amor, que conllevó el cierre de este último y la inclusión de la empresaria en la explotación del nuevo cine. Un acuerdo que se truncó pronto por desavenencias entre los socios –Salceda y Rodríguez abandonaron el negocio y entraron dos nuevos: Luis Vilda y Agapito Estébanez–.

La tensa situación entre los copartícipes impulsó a Micaela a construir el nuevo Amor en una localización situada en la misma calle de su competidor. El edificio, diseñado también por Luis Carlón, abrió sus puertas en 1951 y su dueña, soltera, pronto se lo cedió a sus sobrinos. Mientras tanto, continuaban las discrepancias en la dirección del Campoo y Luis Vilda aprovechó la coyuntura para alquilar en 1953 el Amor a los parientes de Micaela, local que regentó hasta los años 80 junto a sus hijos Javier y Raúl. Este último adquirió el inmueble en 1991 y mantuvo abierto el cine hasta el 13 de septiembre de 1998, día en que proyectó la última película: 'Godzilla'.

No obstante, esta infraestructura ha albergado la celebración de la Semana de Cine de Aguilar desde los inicios del certamen. Tras largas e intensas negociaciones, el Amor fue vendido a la Diputación Provincial de Palencia, institución que ejecutó una remodelación del mismo para transformarlo en centro cultural. Inaugurado como tal en 2010, este espacio sigue acogiendo la programación del Aguilar Film Festival, que este año alcanza su trigesimoquinta edición y que se desarrollará entre los días 1 y 9 de diciembre.

De una estirpe desmantelada

Con el Campoo se quedaron Agapito Estébanez y Pedro Vielba, y este último dejó el negocio a mediados de los años 60. La hija de Agapito, Acelina, comenzó entonces a trabajar en el cine, una gestión en la que también participó su marido Jesús Martínez. Matrimonio que vivió un infinito y apasionado romance con el cine, una devoción que Acelina y Jesús infundieron a sus dos hijos, María José y Jesús, la tercera generación, que sigue al frente del Campoo, cuyo espacio interior fue dividido en dos salas en 1997 y que hoy atesora 78 años de actividad ininterrumpida. Sin duda, la sala con más solera de la Montaña Palentina, comarca que llegó a contar durante el siglo pasado con 24 cines y en la que hoy sólo sobrevive el Campoo, un referente nacional dentro del sector tanto por su antigüedad como por su ubicación, ya que está enclavado en un pueblo con menos 8.000 habitantes. «Heredero último de una estirpe desmantelada, el Campoo ha logrado sortear hasta ahora la condena que parece haber pesado sobre los otros cines», como se apunta en 'Castillos de ceniza'.