Por la senda de los repobladores
Fundadores de la Ruta de los Foramontanos y otros caminantes recorrieron el tramo entre Cabezón de la Sal y Brañosera
el norte
Sábado, 26 de septiembre 2015, 15:31
Fundadores de la asociación Ruta de los Foramontanos y otros ciudadanos procedentes de Cantabria, ataviados con vestimentas propias del siglo IX, en su mayor parte confeccionadas por ellos mismos, recorrieron de nuevo la ruta de Cabezón de la Sal a Brañosera al toque de bígaro, cuerno y tambor.
Con esta segunda edición de la ruta se ha rememorado aquel itinerario que hace más de 1.200 año fue sin duda uno de los hitos en los orígenes de la repoblación de Castilla en el siglo IX, y fruto del cual, diez años después, el Conde Munio Núñez otorgaba la primera Carta Puebla de España, el Fuero de Brañosera, en el año 824.
En la primera jornada, el pasado sábado, los caminantes hicieron noche en Bárcena Mayor tras atravesar los municipios de Cabezón de la Sal, Mazcuerras, Ruente, Cabuérniga y Los Tojos. Después de un nuevo tramo de 16 kilómetros, a través de bosques de robles y hayas y por el alto de la Cruz de Fuentes, fueron recibidos en la Hermandad de Campoo de Suso en el impresionante escenario del Castillo de Argüeso, donde sellaron La Foramontana, cartilla que acredita la participación en la ruta. En la tercera etapa, de Argüeso a Brañosera, los participantes atravesaron el hermoso paraje de Monte Mayor.
La acogida fue excelente a lo largo de todo el camino por parte de los pobladores de cada zona, y sobre todo por el sector hostelero, que ve en esta ruta una posibilidad de dinamizar la comarca, y con ello convertir este recurso natural y cultural en un producto turístico, según afirma la organización en un comunicado de prensa.
En algunos establecimientos hosteleros, los caminantes degustaron menús foramontanos, con productos como trucha, corzo, ciervo, jabalí, cerdo, liebre, queso fresco, frutos secos o ahumados, que, según los historiadores, podrían ser típicos de aquella época. Y es que la patata, el tomate, el pimiento o el maíz, vinieron a España siglos después, con el descubrimiento de América.
En total, la ruta se extiende unos 80 kilómetros, que los caminantes hicieron en tres jornadas, «buscando el paraíso y hacer merced», tal y como decía el conde, para terminar en Brañosera, primer Ayuntamiento de España.