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Pepe Calderón muestra una de las ollas del comedor social.

«El comedor social peligra porque no tenemos para pagar la luz y el gas»

Pepe Calderón, impulsor de las instalaciones, se muestra pesimista respecto a la ayuda de las administraciones públicas para afrontar la deuda

samuel garcía gil

Lunes, 25 de agosto 2014, 12:28

El próximo día 16 de octubre, el comedor social Siempre Contentos celebrará su segundo aniversario, aunque los números rojos en su cuenta corriente no hacen presagiar un cumpleaños feliz. Pepe Calderón, su impulsor y el presidente de la Asociación Benéfica Virgen de la Soledad, la gestora de este centro solidario que alimenta a 440 familias cada mes, es pesimista respecto a la ayuda de las administraciones públicas para hacer frente a esta deuda.

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-¿Cuál es la situación económica actual del comedor social?

-Muy grave. Necesitamos 24.000 euros anuales para abonar las facturas de luz y de gas, es lo único que pedimos. Con eso, me doy por contento, porque no tenemos ni un solo gasto en nóminas, al contrario que otras asociaciones benéficas que perciben mucho más dinero de las instituciones, incluso para pagar empleados. Necesito tener una seguridad económica para mantener el comedor, a mí me cuesta mucho dinero y esfuerzo.

-¿Cómo se está sosteniendo económicamente el comedor hoy en día?

-Gracias a las donaciones de la gente, tanto de vecinos de la ciudad como de los pueblos. Ha ayudado hasta gente de fuera de la provincia, como por ejemplo desde Madrid. No solo recibimos alimentos, sino también aportaciones para ayudar a sostener el comedor.

-¿Cómo piensa superar estas dificultades?

-No sé qué hacer. Intentaré hablar con la Junta, aunque me van a poner mil pegas, y si no, con el presidente del Gobierno si hace falta.

-Usted se ha quejado de que las instituciones públicas no colaboran. ¿En qué se traduce esta falta de colaboración?

-No nos dan dinero. Me parece muy bien que se otorguen cientos de miles de euros para causas en África, pero yo prefiero que se atienda a la gente de aquí que lo está pasando mal. Si hiciésemos una encuesta a cien personas al azar sobre si la gente prefiere dar una ayuda al comedor y, para ello, se bajase la aportación a las peñas, estoy convencido de que al menos 99 personas estarían de acuerdo.

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-Pero algunas ayudas sí le han dado...

-Solo hemos recibido 2.200 euros del Ayuntamiento. Del resto de las instituciones, nada. Por el contrario, el comedor social de Valladolid está financiado por el ayuntamiento, y allí sí que cobran todos sus trabajadores.

-¿Piensa que sigue siendo viable el comedor social sin la ayuda de las instituciones?

-De verdad que sí, porque la gente me para por la calle, me apoya y me ayuda. Pero me rebota que sea la gente quien tenga que ayudarme.

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-¿Hasta qué punto colaboran las instituciones privadas y los ciudadanos anónimos?

-Con todo, son vitales para nosotros. Por ejemplo, en la carretera de Burgos, cerca de Magaz, está instalada una empresa que nos regaló una marmita por un valor de unos 40.000 euros.

-¿Tiene en mente algún proyecto para aumentar su ayuda?

-Estamos pensando en ello. En este momento, para impulsar las aportaciones nos es vital la labor de los medios de comunicación, incluso para reclamar a las instituciones.

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Los voluntarios

-¿Qué parte de mérito tienen los voluntarios en el sostenimiento del comedor social?

-Todo. El comedor existe gracias a su trabajo, desde los que colaboraron en el montaje del local durante cinco años y medio hasta la labor actual, que acometen más de 30 voluntarios.

-¿Cree que, sin su esfuerzo personal y constante, el comedor tendría futuro?

-No lo sé, yo no puedo hablar bien de mí. Hay gente que dice que no, que soy el comedor social y que la gente colabora por mí, pero debo pensar que tengo fecha de caducidad, así que con o sin mí tiene que funcionar. No me arrepiento en absoluto de haber empezado este proyecto.

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-¿Hasta cuándo debe

El próximo día 16 de octubre, el comedor social Siempre Contentos celebrará su segundo aniversario, aunque los números rojos en su cuenta corriente no hacen presagiar un cumpleaños feliz. Pepe Calderón, su impulsor y el presidente de la Asociación Benéfica Virgen de la Soledad, la gestora de este centro solidario que alimenta a 440 familias cada mes, es pesimista respecto a la ayuda de las administraciones públicas para hacer frente a esta deuda.

-¿Cuál es la situación económica actual del comedor social?

-Muy grave. Necesitamos 24.000 euros anuales para abonar las facturas de luz y de gas, es lo único que pedimos. Con eso, me doy por contento, porque no tenemos ni un solo gasto en nóminas, al contrario que otras asociaciones benéficas que perciben mucho más dinero de las instituciones, incluso para pagar empleados. Necesito tener una seguridad económica para mantener el comedor, a mí me cuesta mucho dinero y esfuerzo.

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-¿Cómo se está sosteniendo económicamente el comedor hoy en día?

-Gracias a las donaciones de la gente, tanto de vecinos de la ciudad como de los pueblos. Ha ayudado hasta gente de fuera de la provincia, como por ejemplo desde Madrid. No solo recibimos alimentos, sino también aportaciones para ayudar a sostener el comedor.

-¿Cómo piensa superar estas dificultades?

-No sé qué hacer. Intentaré hablar con la Junta, aunque me van a poner mil pegas, y si no, con el presidente del Gobierno si hace falta.

-Usted se ha quejado de que las instituciones públicas no colaboran. ¿En qué se traduce esta falta de colaboración?

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-No nos dan dinero. Me parece muy bien que se otorguen cientos de miles de euros para causas en África, pero yo prefiero que se atienda a la gente de aquí que lo está pasando mal. Si hiciésemos una encuesta a cien personas al azar sobre si la gente prefiere dar una ayuda al comedor y, para ello, se bajase la aportación a las peñas, estoy convencido de que al menos 99 personas estarían de acuerdo.

-Pero algunas ayudas sí le han dado...

-Solo hemos recibido 2.200 euros del Ayuntamiento. Del resto de las instituciones, nada. Por el contrario, el comedor social de Valladolid está financiado por el ayuntamiento, y allí sí que cobran todos sus trabajadores.

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-¿Piensa que sigue siendo viable el comedor social sin la ayuda de las instituciones?

-De verdad que sí, porque la gente me para por la calle, me apoya y me ayuda. Pero me rebota que sea la gente quien tenga que ayudarme.

-¿Hasta qué punto colaboran las instituciones privadas y los ciudadanos anónimos?

-Con todo, son vitales para nosotros. Por ejemplo, en la carretera de Burgos, cerca de Magaz, está instalada una empresa que nos regaló una marmita por un valor de unos 40.000 euros.

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-¿Tiene en mente algún proyecto para aumentar su ayuda?

-Estamos pensando en ello. En este momento, para impulsar las aportaciones nos es vital la labor de los medios de comunicación, incluso para reclamar a las instituciones.

Los voluntarios

-¿Qué parte de mérito tienen los voluntarios en el sostenimiento del comedor social?

-Todo. El comedor existe gracias a su trabajo, desde los que colaboraron en el montaje del local durante cinco años y medio hasta la labor actual, que acometen más de 30 voluntarios.

-¿Cree que, sin su esfuerzo personal y constante, el comedor tendría futuro?

-No lo sé, yo no puedo hablar bien de mí. Hay gente que dice que no, que soy el comedor social y que la gente colabora por mí, pero debo pensar que tengo fecha de caducidad, así que con o sin mí tiene que funcionar. No me arrepiento en absoluto de haber empezado este proyecto.

-¿Hasta cuándo debe existir un comedor social en Palencia?

-Hasta que no haya usuarios. Mi mujer, ya fallecida, me dijo el día de la inauguración que ojalá tuviese que cerrar mañana. Eso significaría que todo funciona bien y que no hay gente pasando hambre en Palencia. Ojalá llegase ese día.

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