Resulta que desde hoy se puede fumar otra vez en las terrazas de la comunidad. Se acabaron los corrillos improvisados de fumadores anónimos en mitad ... de las plazas. Cojan sitio ahora que todavía no aprieta el frío porque pueden cambiar de parecer en un instante. Suena el tic-tac de la cuenta atrás para las generales y los gobiernos autonómicos juegan al pingpong hasta que finalmente se apruebe el famoso Plan Integral de Tabaquismo, el PIT(I) para los amigos. Culo vi, culo quisí. Si la Generalitat o Baleares anuncian nuevas restricciones, nosotros anunciaremos libertades. A ninguno le hace falta especificar mucho, ni siquiera guardar la coherencia. Fumar o no fumar es un debate que, lejos de dirimirse en salones de expertos y académicos, llega a la calle por decisiones políticas.
Publicidad
opinion_norte_0387
La gente, como nos denominan algunos, cada día entiende menos. Y, lo que es peor, cada día se preocupa menos. Que fumar es malo para la salud lo sabemos todos. Siempre hay algún escéptico de abuelos centenarios de whiskito y habano postrero, pero incluso ese lo sabe, y convive con ello. Lo preocupante es que ahora los escépticos han visto en estos cambios un motivo para convertirse en rebeldes con causa y desafiar, no ya a la suerte de su propia salud y la de los demás, sino a la ministra o al consejero de turno, que cambian de convicción tan pronto como el fumador decide innovar cuando sale una nueva marca de cigarrillos al mercado. Hay que tener muchos humos para recrearse con una cuestión tan seria.
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión