
Secciones
Servicios
Destacamos
Se ha denunciado la sanción a un pediatra del Hospital de Cruces de Bilbao por asistir, fuera de su horario laboral, a una niña de ... cuatro años en sus últimas horas de vida. Argumenta el servicio de salud vasco, en un intento por justificar su actitud, que había otros sanitarios de guardia que podrían haber atendido a la pequeña. Aunque luego el consejero del área, Alberto Martínez, ha negado cualquier amonestación e incluso ha presumido de amistad con el profesional, con el que no ha podido hablar, aunque «lo he estado intentado».
La humanidad, como ejemplo de comportamiento inadecuado; este es el mundo que estamos creando, por acción o por omisión. Porque independientemente de que puedan faltar datos en este caso —que los habrá seguro—, es indigno usar siquiera un argumento de este tipo para sancionar a alguien que se dedica a sanar y reconfortar, también en el momento de la muerte.
De un tiempo a esta parte, los moribundos, los terminales y los desahuciados, desde el punto de vista vital, molestan. La «cultura de la muerte», dicen algunos, aunque prefiero pensar que quizás sea una más de las peculiaridades de esta sociedad infantil que niega, cual avestruz, que el dolor y la muerte son algo intrínseco a la propia vida y que aquí, por desgracia, no hemos venido sólo a reír.
Un pediatra vasco ha sido sancionado por ayudar a morir dignamente a una niña de cuatro años, porque la atención domiciliaria allí sólo se realiza, de forma oficial, de ocho a tres de lunes a viernes. Fuera de ese horario, sólo queda la misericordia, fundamental para crear una sociedad más justa, y únicamente al alcance de quienes gozan de grandeza de corazón. Este es el mundo que vamos a dejar, si usted y yo, no levantamos la voz.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.