El liderazgo de Alcaraz, en su celebración con los recogepelotas
La diferencia fundamental entre el líder y el falso líder es que el primero sirve y el segundo se sirve
Carlos Alcaraz lo ha vuelto a hacer. Lo hizo el pasado mes de abril, en Montecarlo, y lo repitió el domingo en París. Venció, también ... con remontada, y de nuevo su celebración más auténtica ha sido con los recogepelotas. La lucha hasta conseguir la victoria lo define como un gran campeón, pero esa generosidad a la hora de festejar es la prueba irrefutable de que nos encontramos ante un líder.
Aunque alguno pueda pensar que esto del liderazgo se autoasigna o se hereda, la verdad es que no. Hay quien puede serlo y quien no lo será jamás, por mucho que se lo proponga. Son sus actos los que postulan a un líder y los demás, los que lo erigen como tal. Se puede alcanzar la «cima» de muchas maneras –con miedo, tiranía, sumisión, aceptación o incluso a dedo–, pero en esos casos, siempre se pisará con pies de barro, y mientras este se mantenga en las condiciones óptimas de humedad, erosión y desgaste. La diferencia fundamental entre el líder y el falso líder es que el primero sirve y el segundo se sirve.
«Cuando bebas agua, recuerda la fuente», dice un proverbio chino que reconoce la importancia de la gratitud y Carlos Alcaraz deja claro que es chapoteando en ella donde más cómodo se siente. Posee una generosidad innata que lo lleva a compartir, incluso lo que ha logrado a golpe de su propia garra, pundonor y entrega.
Carlos Alcaraz ha celebrado junto a los recogepelotas su éxito en Roland Garros porque no olvida el niño cargado de ilusiones que no hace demasiado tiempo fue. Y, sin pretenderlo, ha dado una gran lección. Alcaraz ha demostrado ser un líder de los que aman; no de los que solo buscan ser amados. Pero, claro, eso es algo que algunos no comprenderán por mucho que lo intenten, cegados por su propia yoidad.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.