La metafísica define balance como algo situado entre dos fuerzas opuestas. La contabilidad, como el control de pérdidas y ganancias que marca el estado financiero ... de una empresa. También puede significar movimiento de un lado a otro. Y para la psicología es la evaluación o examen de una situación desde la distancia. Supongo que, por las fechas en las que nos encontramos, sabe perfectamente por dónde voy. Acabamos un año y empezamos otro como si terminara también una tendencia, pero la vida se encarga de recordarnos que no es así, que lo único que se puede modificar, si se quiere y con mucho esfuerzo, es la actitud personal ante lo que está por venir.
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Los suecos dicen contar con la receta de la felicidad: la filosofía lagom. Entre sus ingredientes, mucho equilibro, moderación, armonía y minimalismo. Aseguran que se remonta a los tiempos de los vikingos y no sé si será muy efectiva, la verdad, a juzgar por las tasas de suicidio, consumo de alcohol y antidepresivos que manejan. Pero seguramente incluya un montón de frases que quedan bonitas en una taza, si me permite el cinismo.
Acaba un año y empieza otro. Hacer balance es inevitable y practicar el propósito de enmienda, la introspección y la contrición, una necesidad; tanto como ser realista en los objetivos. En los tiempos de las frases auto motivadoras, que algunos califican de psicología de todo a cien, nos olvidamos del poder de las personas vitamina. Esa gente luminosa, a la que El Arrebato le ha dedicado una canción, capaces de «encender bombillas en mi camino». No hay impulso más poderoso. Dos siempre son más que uno. Acabamos un año y hacemos balance. Al nuevo, sólo le pido que me sigan iluminando. Y a usted, también.
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