Lo más complicado de opinar seis veces a la semana es hacerlo sobre cosas tan técnicas como los presupuestos anuales de una entidad grande tipo Ayuntamiento de Valladolid. Estoy seguro de que cualquier lector medianamente espabilado se mueve con soltura entre impuestos directos e indirectos, transferencias corrientes, fondos de contingencia, ingresos patrimoniales y otros capítulos tan enigmáticos como el misterio de la Santísima Trinidad. Pero servidor, por más esfuerzos que hago, sigo sin saber qué son los llamados «activos y pasivos financieros».
Publicidad
Para no variar, esta vez también me he perdido intentando analizar si las cuentas para 2020 son más o menos sociales, más o menos adecuadas a las necesidades de la capital, y si cuadran las cifras. Lo que entiendo bien es que sube la contribución (ahora se llama IBI, que es más finolis) y bajan las inversiones reales, lo cual parece, a simple vista, un contrasentido, porque digo yo que si soltamos más parné será para tener mejores servicios.
En fin, espero que ustedes me disculpen por no saber analizar con un poco de rigor los presupuestos del año que viene, pero me parezco a aquel palurdo que no entendía en qué columna de su cartilla estaba el dinero que tenía en el banco. Cuando el amable administrativo le dijo: todo está aquí, donde pone «Debe, Haber, Saldo», el cliente contestó: ¿Cómo es eso de que debe haber saldo? ¡Tiene que haber saldo! Como para hacerle entender las cuentas municipales…
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión