Ahora que los socialistas han caído en la cuenta de que también pueden surfear sobre la socialdemocracia, han anunciado que pretenden ilegalizar la prostitución. Fue ... una apuesta de la ex Carmen Calvo, en el coso de un debate que arrastramos secularmente. A la asociación de trabajadoras del sexo no les gusta la iniciativa; otra cosa es la lucha contra la trata de personas. Pocos han logrado criminalizar por ley este mercado con eficacia. Suecia aplicó la norma con sanciones durísimas. Al principio, con multas; hoy, con penas de prisión. Osmóticamente, Noruega adoptó algo similar, con un éxito irregular. Islandia criminalizó a las ejercientes, pero no a los clientes, y ahora es un destino sexual en el que las putas son abrumadoramente extranjeras. Por el contrario, en Dinamarca es legal. Países Bajos la reguló, pero el tráfico humano no ha cesado. El sistema represor nórdico fue adoptado por Canadá, aunque no se ha revelado eficaz. Francia dictó una norma sancionadora en este sentido, aún sin cristalizar. La cuestión es: ¿Qué incentivos se ofrecen a las mujeres para que abandonen el sector? Los nórdicos, con un sistema social muy solvente, dan cobijo, pagan un subsidio y les buscan empleo.
Publicidad
Aquí la prostitución legalmente no existe, así que hay que ilegalizarla, ¿no? Se calcula que el gremio mueve 3.500 millones al año (más que el del calzado), en el que trabajan más de cien mil mujeres, un 20% españolas. Hay más meretrices que dentistas, que ya es decir. Se debe luchar contra la trata, eso es evidente, pero ¿alguien cree que con nuestros recursos se puede emular el modelo sueco? ¿Se puede abatir la puerta de un piso en el que yacen dos personas «de común acuerdo»? ¿Y si alguien, hombre o mujer, desea dedicarse a esto porque le gusta? Porque hay bolsas de prostitución en algunos matrimonios, la política, el periodismo o la cultura.
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión