El primer test real
La Espita ·
Ya en la enésima campaña de la era moderna de la democracia, las generales del próximo domingo tienen para Castilla y León un carácter muy especial: la primera oportunidad de comprobar en las urnas el equilibrio de fuerzas entre PP, PSOE y Ciudadanos desde que hay Gobierno regional de coaliciónUna semana por delante para ver si los políticos son capaces de, una vez que vuelva a expresarse el electorado, sacar a España del embrollo ... en el que la tienen metida por no haber un Gobierno que pueda funcionar como marca el sentido común. Una semana. Va a ser eterna, eso sí, empezando por mañana, con el debate en televisión, único debate, y la tensión en Cataluña que, lejos de remitir, crecerá de forma inversamente proporcional a la reducción de días de campaña.
Al margen del desbloqueo que se espera (unas terceras elecciones, además de improbables, son imposibles con los cinco aspirantes actuales), las urnas del próximo domingo serán el primer test en Castilla yLeón para evaluar, con los pies en el suelo, el estado de los partidos, especialmente los tres que mejor resultado tuvieron en abril (generales y europeas) y mayo (municipales y autonómicas). También a sus líderes, pero eso puede esperar.
1
Ciudadanos
Imposible no empezar el análisis con los igenianos de Ciudadanos, que son los que pitan en el partido de Albert Rivera en estas tierras, no solo desde que Francisco Igea borró del mapa a Silvia Clemente, sino desde que es vicepresidente. Los pronósticos hace bastante que pusieron a Ciudadanos en un tobogán de vaselina y cuesta abajo y, si se cumplen el próximo domingo, será inevitable que salten muchas costuras en este partido. Y se sabrá si tienen peso suficiente los que se pusieron enfrente de Rivera –con el ¿forzado? Igea a pactar con el PP en Castilla yLeón y el eurodiputado vallisoletano Luis Garicano a la cabeza– como para hacer variar el rumbo derechista de su errático líder nacional. Los sondeos son terribles para Ciudadanos. Pasó de 1 a 8 diputados en abril y hay pánico en la formación naranja a quedarse con 2, ninguno de ellos el de Valladolid. Sería la madre de todas las catástrofes y obligaría a mirar al comprometido pacto que firmó Igea con el PP para mantener en la Junta al partido al que venían a sacar de la Junta (sic).
2
PSOE
El apático Luis Tudanca dicen los sondeos que no tendrá motivos para sonreír la medianoche del próximo domingo. Después de haber ganado en unas generales y en unas autonómicas al PP de Castilla yLeón, las encuestas auguran una bajada socialista aquí que le llevaría a los umbrales del empate con los populares. Inevitable será entonces no leer si su comodísima postura de no hacer nada desde que no logró presidir la Junta (¿recuerdan una iniciativa de peso que haya liderado Tudanca contra el Gobierno regional PP-Ciudadanos?) no será la parte de la causa de esa bajada. Su liderazgo se descompone como un azucarillo en una infusión y el PSOE no encuentra otro de repuesto, ya que el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, está más pendiente de su posición en el partido en el ámbito federal (cuando haya congreso socialista no tendrá garantizado repetir como portavoz de la Ejecutiva federal). Qué poco dura la alegría en el PSOE de Castilla yLeón. Qué poco.
3
PP
Como el PP nacional no puede bajar más de lo que bajó en abril, solo puede subir, que es lo que dicen todos los estudios demoscópicos, incluidos los que tangencialmente aluden a Castilla y León. Y la sonrisa de Alfonso Fernández Mañueco, ya de por sí amplia, será más grande a partir de la noche del 10 de noviembre. Y, claro, todo lo que sea subir no solo reforzará su liderazgo, sino que le llevará a asentar con más contundencia su ya de por sí asentadísimo papel de presidente de la Junta. Y le llegará el momento de empezar a decir a Pablo Casado que ya está bien de tragar más de lo que ya lo ha hecho: lo de Sotosalbos y el escaño del Senado para el vitoriano Javier Maroto fue lo más para unas tragaderas, pero hay otras circunstancias, como el regalazo que le hizo el PP de Palencia a Ciudadanos entregándole la Alcaldía de la capital. Ángeles Armisén, la presidenta popular palentina, tiene motivos para estar intranquila. Hay cabreo entre sus votantes por esa tan injustificable como incomprensible claudicación del bastón de mando capitalino. Esas cosas al final se pagan. En las urnas, sobre todo; y dentro del partido, también.
4
Los demás
Fuera de los tres grandes partidos no parece que vayan a influir en exceso los resultados electorales. Desarmado por completo por estos lares el Podemos de Pablo Iglesias y con un Pablo Fernández que ha pasado de ser referencia a no ser siquiera tenido en cuenta en el escenario parlamentario autonómico (el caso de este chico tiene que acabar siendo estudiado en las facultades de Políticas: culto, preparado y con ganas, ¿cómo puede haberse esfumado su capital político en solo cuatro años?), la izquierda de la izquierda no rasca bola, la derecha extrema de Vox está cómoda en el tendido, impulsada por el viento de cola catalán, e Izquierda Unida no se sabe si estará. Ni siquiera se sabe si se le espera.
A ver qué dice el test real del 10-N. Queda una semana. Va a hacerse eterna. Pero pasará. Nada es eterno. Que se lo digan a Ciudadanos. Los días de vino y rosas quedan lejos.
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