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Los miembros del Directorio Civil de Primo de Rivera en diciembre de 1925. En primera fila, de izquierda a derecha, Eduardo Callejo (Instrucción Pública), José Yanguas (Estado), José Calvo Sotelo (Hacienda), Severiano Martínez Anido (Gobernación), Miguel Primo de Rivera (presidente), conde de Guadalhorce (Fomento), Honorio Cornejo (Marina) y Eduardo Aunós (Trabajo). El Norte

El Plan Callejo

«Controló la enseñanza y apoyó la propaganda católica. Eliminó la reforma de Silió del Consejo de Instrucción, recortó la Junta para Ampliación de Estudios»

Pedro Carasa

Valladolid

Domingo, 30 de noviembre 2025, 08:42

El tortuoso camino de las leyes de educación en España arrancó con Moyano en el siglo XIX, viró por repúblicas y dictaduras en el XX ... y pervive en la democracia del XXI. Hubo en España 30 reformas de enseñanza entre 1857-1983. Legislaron ocho ministros castellanos, cada uno con su ideología, valores e intereses: Moyano moderado, Alba liberal, L.Silvela liberal, Silió conservador, F.Aparicio conservador, Callejo primoriverista, Villalobos republicano, San Segundo socialista. Veamos el Plan dictatorial de Callejo.

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Eduardo Callejo fue de familia y vecindad vallisoletana, donde actuó en muchas instituciones: Academia, Audiencia, Bancos Castellano y de España, Colegio de Abogados, Cofradía Angustias, Círculo Católico, Cruz Roja, Sociedad del Porvenir. Fundó la Asociación Francisco de Vitoria para el Progreso de las Ciencias. Convivió en el Ateneo con Gay, Alba, A.Cortés, Picavea, Silió, Cossío, Bañuelos, A.Delibes y Royo Villanova. En Valladolid fue catedrático de Derecho Natural y Filosofía del Derecho. En su tesis sobre El Contrato Laboral mostró alguna influencia liberal y defendió un cierto intervencionismo público para proteger a obreros, mujeres y niños.

Colaboró con seis alcaldes de Valladolid (1923-27): Concejal con De la Villa, primer síndico con Morales Lezcano, teniente alcalde con Sierra Rodríguez y en presupuestos con López Serrano y V.Moliner. En 1927 Yllera le nombró alcalde honorario de Valladolid.

Como católico militante de juventudes mauristas sufrió por la Semana Trágica anticlerical (1909), la lucha sindicalista (1917) y los conflictos entre patrono/obrero y clérigo/laico. Siguió a Herrera Oria y al P.Nevares, líderes de Propaganda Católica, para recristianizar la sociedad por medio de la enseñanza y recuperar el protagonismo social e ideológico que la Iglesia perdió en las ofensivas anarquista y socialista del trienio bolchevique. Querían borrar la enseñanza laica de la ILE y eliminar el anticlericalismo que alejó a los trabajadores de la Iglesia.

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Con Primo fue más católico que militar, perteneció al Directorio Civil, Unión Patriótica y Asamblea Nacional Consultiva. Cofundó y presidió la Unión Patriótica Castellana, dirigió la Unión Patriótica en Madrid y fue Ministro de Instrucción Pública (1928-29).

Su llamado Plan Callejo controló la enseñanza y apoyó la propaganda católica. Eliminó la reforma de Silió del Consejo de Instrucción, recortó la Junta para Ampliación de Estudios, reprimió el plurilingüismo de la R.A.de Bellas Artes y la rebeldía política de la R.A.de Jurisprudencia. Con la ley de Instrucción de 1928, eje de su plan, reformó la secundaria al crear bachilleratos de ciencias y letras, elemental y superior. Dictó que sólo los catedráticos escribieran libros de texto en español, afines a la patria y al orden social. Fue criticado por no articular las enseñanzas secundaria y primaria y hacer obligatoria la asignatura de religión.

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Controló la Universidad sin reconocer su autonomía. Asúa, De los Ríos, Ortega y Royo Villanova atacaron el art.53 de su ley por ir contra la Constitución de 1876 al igualar los títulos académicos de los agustinos en El Escorial y de los jesuitas en Deusto con los públicos. Los Consejos de Ministros y de Instrucción Pública podían suprimir Facultades y fijar enseñanzas. Su libertad pedagógica prohibía criticar los principios sociales, políticos y religiosos del régimen. Clausuró el Ateneo de Madrid, desterró a Unamuno, cerró Universidades, sancionó a catedráticos rebeldes e impuso la carrera de cadetes de artillería rechazada por ingenieros y arquitectos.

L.Bello y Aunós propagaron sus éxitos: Religión protectora del poder, 6000 escuelas públicas, 2400 locales, 34 centros de secundaria, bachilleratos especializados, mayor retribución docente, más colegios mayores y el gran proyecto de la Ciudad Universitaria madrileña.

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Pero el control del Plan de Callejo fue protestado. El duque de Maura criticó al Directorio Civil por crear conflictos en justicia e instrucción. Se denunció a Calero por expoliar el patrimonio español. Aunque derogó el art.53 y abrió la Universidad de Murcia, los académicos y catedráticos, ofendidos por estrechar su libertad de pensamiento, rebelaron a profesores y estudiantes con la Federación Universitaria Escolar. Se levantaron contra el control universitario en las Exposiciones de Barcelona y Sevilla de 1929. Tales agitaciones y huelgas estudiantiles no sólo acabaron con Callejo, también con Primo de Rivera.

En la República se exilió en Francia y fundó la Unión Monárquica Nacional en defensa del rey y la dictadura. Pero una Comisión de Cortes Constituyentes lo condenó en 1931 con otros profesionales, confinados e inhabilitados por traidores. El Tribunal Supremo en 1934 los amnistió, pero no a Callejo por estar exiliado. También la Junta republicana lo expulsó del Colegio con 25 ilustres abogados por ser incompatibles con la democracia.

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Volvió a ser catedrático en la guerra civil. Entre 1940-50 revivió en las instituciones franquistas: Comisión de Codificación, Consejo de Estado (presidente), Consejo del Reino y Cortes Orgánicas hasta su muerte.

Mezcló exilios, condenas y honores: Orden militar de Santiago, Gran Cruz de Alfonso X, de S.Raimundo de Peñafort y de Isabel la Católica. Alaejos lo hizo adoptivo por levantar 2 escuelas. Fue académico de Jurisprudencia y Legislación y Decano honorario del Colegio de Abogados de Valladolid. Franquistas vallisoletanos lo enterraron con honores.

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La historia recomienda acuerdos de Estado para legislar la educación sin someterla a idas y venidas de intereses partidistas, populistas o nacionalistas.

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