La silla de ruedas
El señor Puigdemont, al esconderse tras una silla de ruedas, va a dificultar y a disolver la imagen de 'su' independencia y mostrar su incapacidad para dar una imagen seria de todo lo que está promoviendo
Sin entrar a comentar otras cuestiones relativas a este insólito hecho, en las que quizás debería entrar o, incluso, debería estar obligado a inmiscuirme ... por el mero hecho de ser un ciudadano con opinión, pero que no lo voy a hacer por el formato reducido del artículo de opinión en el que me voy a expresar, sí quiero poner el foco en un hecho que, quizás, ha pasado demasiado desapercibido o sobre el que muy pocos han visto interesante opinar o reseñar.
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La cuestión, el hecho al que me refiero, es esa imagen de un coche blanco en el que, parece ser, que Puigdemont huía oculto en los asientos traseros y en el que habían colocado una silla de ruedas en el asiento de adelante bien visible, al alcance de cualquier mirada indiscreta o impertinente como podía llegar a ser la mirada de un mozo de escuadra. Una imagen a la que nadie ha dado mucha relevancia, pero que claro, para una persona usuaria de silla de ruedas como lo soy yo, le ha llamado poderosamente la atención.
Lo primero que me planteé es que quizás el señor Puigdemont se había podido tropezar en su apresurada huida a la carrera o al trote y se había podido hacer un esguince o una rotura y debido a ese desgraciado e inoportuno incidente habían tenido que echar mano de la silla de ruedas para poder continuar la marcha o la retirada. Investigué en diferentes medios nacionales e internacionales (ese es el motivo de que haya tardado unos días en publicar este artículo, una vez que ya parece que se está desinflando la noticia de la llegada y la partida del señor Puigdemont) y en ningún medio se mencionaba este fortuito hecho.
Me pregunté, entonces, si quizás la silla de ruedas fuera del conductor, quizás se trataba de una persona con discapacidad, pero por la posición de la silla de ruedas en el asiento del copiloto no parecía probable (ninguna persona usuaria de silla de ruedas que conduzca coloca tumbada la silla de ruedas en el asiento ni la introduce desde la puerta del copiloto y, era evidente, que esa silla de ruedas la habían introducido desde la puerta del copiloto) y entonces me volví a preguntar que para qué llevaban una silla de ruedas en el coche a la vista de todos.
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Y entonces caí en la cuenta: tanto el señor Puigdemont como su acompañante lo tenían todo previsto y habían barruntado que, entre tanto gentío alborotado, quizás hubiesen tenido que tirar de la silla de ruedas para abrirse paso, pero esa imagen me parecía demasiada surrealista, en una secuencia de imágenes que ya, de por sí, hacían honor al tipo de cine que magnificó en bueno de Buñuel.
¿Y entonces para qué la silla de ruedas?, me volví a preguntar y entonces me dije, impresionado por la agudeza mental y estratégica de la persona que había ideado ese plan, que quizás la estaban utilizando para despistar, por eso de que hay quien piensa que una persona que conduce un utilitario y que es usuaria de una silla de ruedas no puede ser, a la vez, un prófugo de la justicia y esa imagen y esta conclusión me empujó a realizarme una nueva pregunta: ¿las personas usuarias de sillas de ruedas salíamos beneficiadas o perjudicadas con esa imagen y con esa audaz maniobra?
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Por un lado, proyectaba una imagen condescendiente: una persona usuaria de silla de ruedas no puede ser alguien al que se le puede importunar porque algún avispado policía piense que puede ser un fugitivo y esa imagen no nos agrada. Por otro lado, pensé, debido al efecto péndulo, que todo el mundo que hubiera visto esa imagen y me constaba que, también, la habían visto muchos de los miembros de las fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado, cada vez que vieran una silla de ruedas en un coche pensarían que el conductor o alguno de sus ocupantes se trataba de un perseguido o, como mínimo, de alguien que era de poco fiar y si se trataba de un mozo o de un policía pararían al conductor, sin pensarlo, para exigirle la documentación y registrarle el vehículo, no fuera a ser que…
Se acabó el pedir el favor a un transeúnte para que nos ayude a sacar la silla de ruedas de nuestro coche y, además, esta situación nos va a obligar a tener que guardar la silla de ruedas en el maletero, para que nadie la vea, lo que nos dificultará nuestra autonomía e independencia, porque en el maletero no la podemos introducir ni sacar nosotros solos, al igual que al señor Puigdemont, que, al esconderse tras una silla de ruedas va a dificultar y a disolver la imagen de 'su' independencia y mostrar su incapacidad para mostrar una imagen seria de todo lo que está promoviendo.
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