El coche, en el aire
Alemania se ha propuesto erradicar los automóviles de combustión en menos de quince años. Si los germanos lo logran, los demás países tendrán que hacer lo mismo
Nadie sabe a ciencia cierta cómo será el automóvil del futuro próximo. Tan solo se asegura que funcionará con electricidad, pero no está claro ... cómo se generará esa energía y qué método de recarga se empleará. Por eso, entre otras razones, existe tanta incertidumbre en el sector que (ahora) apuesta por vehículos híbridos, un sistema que es mera transición hacia la electrificación total, a la que estamos abocados. Alemania se ha propuesto erradicar los automóviles de combustión en menos de quince años. Si los germanos lo logran, los demás países tendrán que hacer lo mismo, porque no existe alternativa para desplazarse, por ejemplo, de un país a otro. Ese paradigma es demasiado optimista y parece inviable en tan corto periodo de tiempo.
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A tanta confusión hay que añadir la viabilidad razonable de la recarga. Cuántas electrolineras existirán, cuánto se tardará en 'repostar' en las grandes vías, qué sucederá en los espacios apartados de esas autopistas o cómo se recargará la batería de un gran camión. Los gobiernos son conscientes de la relevancia de esta industria y no saben con exactitud dónde inyectar fondos para su subsistencia.
La mayor fuente de energía del mundo está ahí al lado. Es inagotable y limpia. Sí, es el mar. Empleando la electrólisis, se separa el oxígeno y el hidrógeno del agua mediante el uso de ingenios eólicos ya existentes o el vaivén de las olas, que, no lo olvidemos, también mueven motores. El hidrógeno es limpio y la recarga, rápida. Del tubo de escape solo sale agua potable. Hasta que llegue el coche volador, esto es lo que hay.
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