Menuda liada. En vez del título de la película 'Aterriza como puedas' bien pudo titularse 'Transita como puedas' el incidente de tráfico de hace unos ... días en pleno centro de Valladolid. Un tráiler, de los que hacen honor a su nombre, de cuatro ejes, quedó encallado en la confluencia de las calles Macías Picavea, Platería y Conde Ansúrez. Atasco al canto y despliegue de bomberos y policía local. El mastodonte con ruedas, que procedía de Rumanía, creo, porque el camionero era de ese país. Dijo, para que constara en el acta correspondiente, que era cosa del GPS. De la confianza en esa aplicación, quizá ciega.
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Quizá, no sé, habría que haber averiguado si los satélites que ofrecen información al sistema de posicionamiento habían salido de farra la noche anterior, si el camión tenía instalada una versión del siglo XIX de la trama de calles del centro de la ciudad, y estaba pensada para un carro tirado por bueyes… o si el conductor no era el más avispado de la autoescuela.
El colapso, el atasco, las fotos del enorme vehículo, la expectación de los viandantes, la policía, los bomberos, todo eso nutrió el contenido de los medios de comunicación desde el ecuador de la mañana. A las tres horas, bolardos amputados mediante, se logró solucionar el problema, desatascar la calle y que todo regresara a la normalidad. Y, entonces, aparece la segunda secuencia, efecto del hecho nuclear, que no causa menos interés en el personal que el propio atasco. ¿Por cuánto le va a salir la broma al conductor incompetente?
No está de más aludir a otro aspecto: el lucro cesante de los negocios que, desde cerca de las 12 de la mañana, vieron anuladas sus ventas, ya que la calle se cortó al tráfico de peatones. El de vehículos ya estaba anulado. La caja en servicios mínimos, aunque la reclamación, el collar, costará más que el galgo.
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Que la tecnología, desbocada en sus avances, es algo inevitable hay que saber acogerlo con los brazos abiertos. Y con la mente también. Saber que nada es perfecto, y tampoco olvidar que los programas y aplicaciones que se ponen a nuestra disposición para hacernos, parece, la vida más fácil, pueden tener una mala mañana. E incluso actuar de modo perverso, si a algún habilidoso hacker le da por enredar.
Aviso para navegantes, y no sólo de los usuarios de GPS. La tecnología, la inteligencia artificial no debe suponer la derrota ni el despido disciplinario de la inteligencia natural, del sentido común o, por ejemplo, de la sana costumbre de saber preguntar cuando una pantalla nos dice algo pero a través del parabrisas vemos que el asunto se pone complicado
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