Durante esta pandemia hay quien frivoliza comparando acontecimientos del pasado con este que nos ha tocado surcar. Se ha dicho que nuestros mayores vivieron la ... Guerra Civil o la II Guerra Mundial, añadiendo que a la generación actual nos ha tocado padecer la nuestra. Cabe preguntarse si estos desahogados han estado confinados en una burbuja, pues colocar en la balanza las contiendas letales mencionadas es un ejercicio que no soportaría el fiel de ese ingenio.
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Como solo se habla de la covid-19, ha pasado desapercibido que el 30 de abril de hace 75 años Adolf Hitler se suicidó. Su determinación provocó más de 50 millones de muertos y devastó Europa en todos los aspectos. Se asegura que el cabo austríaco fue el hombre más influyente del siglo XX, pero tengo mis dudas. Un joven Hitler trató en dos ocasiones de ingresar en la Academia de Bellas Artes de Viena y fue rechazado, con la prohibición de presentarse nunca más. Él quería ser artista a toda costa y, sin oficio ni beneficio, se alistó en la primera gran guerra.
Por tanto, las personas más relevantes de la centuria pasada fueron los miembros del tribunal que lo condenaron al ostracismo, abocando a este desequilibrado a forjar una visión mesiánica de sí mismo como salvador de Alemania. No se conoce el nombre de quienes juzgaron artísticamente a Hitler –esta investigación es una tarea que podríamos encomendar a Enrique Berzal–.
El Führer aniquiló a seis millones de judíos. Pero, como dice un superviviente del campo de Bergen-Belsen: Hitler mató a un judío seis millones de veces. Un bicho inolvidable.
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