Esta semana ha terminado un curso sin precedentes, un año académico que aunque ha conseguido llegar hasta el último día lectivo y entregar las notas, ... lo cierto es que todo se paralizó a mediados de marzo. Ahora hay muchas materias que también deberían ser evaluadas, como los esfuerzos de los padres que se habrán llenado de orgullo cuando han ido a los centros y han visto los resultados finales, que en gran medida ellos han logrado. Los profesores y toda la comunidad educativa se merece un sobresaliente por su gran capacidad de adaptación y empeño en seguir adelante. Pero no sé si todo este trabajo es suficiente o el suspenso llegará en los próximos años cuando existan lagunas o desigualdades insalvables dentro de un mismo aula.
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Sabemos que hemos vivido un hecho histórico que se estudiará en los libros del mañana, que nadie vio venir y que no nos ha permitido planificar nada. Pero no nos olvidemos de que la base de todo es la educación, y esa asignatura es de vital importancia.
Los jóvenes son el futuro del mañana y ya han sufrido bastante las consecuencias de este curso, no deberíamos permitir que los años venideros sigan en la misma línea. Pero con la nueva ley de educación que quieren imponer desde el gobierno basada en la eliminación de la libertad de elección, las becas sustentadas en números y no en esfuerzos o los pasos de ciclo con suspensos no van ayudar a cambiar el rumbo.
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