Vox coge las palomitas
«Vox no gobierna porque no quiere. Vive mejor así. Por ahora»
Sin candidato oficial, con dos procuradores menos por una de esas fugas habituales en los partidos de nuevo cuño, con un presidente de las ... Cortes que les permite tener relevancia institucional. Y con dos rivales que se han empeñado en allanarles el camino. Qué descansada vida la del que ve los toros desde la barrera, o algo así. A un lado, un PSOE entretenido con la lapidación del discrepante, se llame Page o Madina, mientras defiende que Leire ya tal y que el Gobierno progresista incluye al xenófobo Puigdemont y sus chantajistas modos. Al otro lado, un PP desnortado que después de pedir insistentemente una conferencia de presidentes se dedica a torpedearla. No sin antes, eso sí, forzar que se incluyan en el orden del día cuestiones como la okupación y la política migratoria. Vamos, que Feijóo alisó el gurruño que Mañueco había hecho con las cosicas de Vox y las puso de encabezado.
Mientras los dos partidos se tiran a la cabeza sus respectivos 'casos', en una suerte de bochornoso exhibicionismo de la corruptela, y los del ala izquierda, Podemos y Sumar, se atascan en una pelea cainita de mínimos, Vox simplemente sigue la linde. Una hoja de ruta que se repite allende las fronteras autonómicas. El otro día Geert Wilders dejó el Gobierno paísbajense o como se llame por el asunto migratorio. ¿Les suena? Y Vox, como sus hermanos polacos, rumanos, italianos o franceses, disfruta mientras la derecha más centradita se disuelve sin encontrar la fórmula para independizarse de un socio incómodo.
Vox no gobierna, esto sí que es tal cual, porque no quiere. Porque vive mejor así. Porque le basta con sentarse, coger las palomitas y esperar. Y que el desgaste haga su trabajo. Y entonces, igual, sí quiere gobernar.
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