Vecino de Abejeras, localidad zamorana en la que entró el fuego este verano. Alberto Mingueza
Opinión

Competencias e incompetencias

Las competencias están bien delimitadas sobre el papel, pero se emborronan cuando de verdad hay que hacer algo, principalmente tomar medidas ante una catástrofe

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 31 de agosto 2025, 08:32

Está claro que todos los partidos políticos aspiran a gobernar. Bueno, todos no, Vox ya decidió hace algún tiempo que prefería mandar a gobernar, y ... vio que eso era paradójicamente más fácil sin formar parte de los gobiernos autonómicos. Cosas de la real politik o algo así. El caso es que los demás, todos, quieren gobernar. Por una serie de motivos más o menos ideales, como construir un mundo a medida de tu ideología, y por otros mucho más prácticos, como tener poder, decidir sobre todo tipo de cuestiones y, en último caso, viajar 'a gastos pagaos' en un coche oficial, ingresar un buen sueldo y disponer de un listado amplio de puestos que se puedan cubrir con el sintagma «de libre designación», que significa «a dedo para alguien de los míos».

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Lo que ocurre es que una vez que pisas Gobierno, sea autonómico, municipal o nacional, toca gobernar. Es una tarea desagradable y no delegable. Gobiernas tú, luego tú decides. Cuando algo pasa, te miran a ti. Esperan que tú actúes. Y eso incluye todas aquellas veces en las que lo que pasa no tiene nada que ver contigo porque no representas a la institución competente para actuar. Porque a cada administración le corresponden unas competencias, pero el ciudadano no está a esas tonterías, sino a que le arreglen el problema, y mira al que más cerca tiene. Así las competencias están muy bien delimitadas sobre el papel, pero se emborronan cuando de verdad hay que hacer algo, principalmente tomar medidas ante una catástrofe.

En esos momentos, cuando hacen falta valentía, recursos y una pizca de humildad, hemos descubierto que no hay competencias, sino incompetencias. El 'vuelva usted mañana' de Larra pero en plena pandemia, inundación, incendio… Hacerse cargo del marrón no gusta, porque hay mucho que perder y poco que ganar. Sale más barato pagar la reconstrucción que gestionar la destrucción.

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