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En su mensaje navideño del pasado día 24, Felipe VI habló de muchas cosas importantes para el presente y el futuro de nuestra nación, representando ... así a una amplia mayoría de ciudadanos.
Empezó y terminó apoyando a los afectados por la DANA. Y mencionó la conciencia del bien común. La solidaridad y la mejor coordinación entre las administraciones. Luego dijo que el consenso sobre lo esencial debe orientar siempre la esfera de lo público. Que hay que hacer una buena gestión del fenómeno de la inmigración. Sin cuestionar el derecho internacional ni negar la universalidad de los derechos humanos. No dudar sobre la validez de la democracia como sistema de gobierno. Al contrario, defender las bases de la democracia liberal y las conquistas en bienestar social. Europa es parte esencial de nuestra identidad, por su política inspirada en principios y valores. Por eso sigue siendo nuestra referencia más valiosa, el legado para las generaciones venideras. Habló de defender la Constitución de 1978, su letra y su espíritu, como el gran pacto de convivencia que es. De defender nuestro Estado social y democrático de derecho. Dijo que la contienda política, en ocasiones atronadora, no debe impedir que se escuche una demanda aún más clamorosa, la demanda de serenidad en la vida pública, de que el clima del debate político mejore. No permitir que la discordia se convierta en un constante ruido de fondo. España es una gran nación, a pesar de sus capítulos históricos oscuros. Ha derrotado el acoso terrorista. La economía es prometedora en algunos aspectos. Finalmente, deseó que en el nuevo año permanezca entre nosotros el espíritu de encuentro, convivencia y concordia.
Una amplia mayoría de ciudadanos estamos de acuerdo con casi todas las ideas y mensajes del Rey. Para nosotros, el Rey tiene razón en lo fundamental. Por supuesto, no están de acuerdo los independentistas ni los partidos que se sitúan en posiciones políticas de izquierda y de derecha más extremas, a los que no termina de gustar la Transición ni la Constitución del 78. Son minorías muy activas en las redes sociales, muy sonoras, que no coinciden con la opinión democrática mayoritaria más serena que deben respetar.
Por lo que hemos visto durante la supuesta tregua navideña, los políticos de todos los colores no han dejado de atizarse unos a otros. Nada de paz ni de amor. En lo que se refiere a las formas del debate político, que son muy importantes en sistemas civilizados, el rifirrafe, la pelea, la lucha, la batalla, la bronca y el agrio enfrentamiento, continúan. Igual que durante los últimos años. Las formas cada vez son peores, menos respetuosas y educadas, más agresivas, con mayor odio y desprecio mutuos. Unas características muy acentuadas en los partidos más pasionales y extremistas.
El 'nuevo' año político ha empezado. Si el tono, el clima del debate no mejora, muchos ciudadanos se desconectarán de la política todo lo que puedan. Una opción por otra parte muy razonable, porque para formarse un criterio y votar sobra con el 10% del ruido y de la batalla política diaria. «Al buen entendedor… ». Los más aficionados o cafeteros seguirán la contienda al minuto, suceso a suceso, rifirrafe a rifirrafe, tiroteo a tiroteo. Peor para esa minoría si no sabe pasar el tiempo de una forma más agradable.
El modo hiperconectado a la política a través de todos los medios de comunicación clásicos, y de remate las redes sociales y el tsunami diario de memes de WhatsApp, en vez de juicios políticos más tolerantes, ponderados, moderados, equilibrados y abiertos –esperables en personas mejor informadas–, suele producir el efecto contrario: opiniones más emocionales, apasionadas, cerradas, maniqueas e intolerantes. Como las de los fans del fútbol. Esto se debe a que casi siempre esas hiperconexiones se hacen de manera exclusiva a los medios ideológicamente afines, para reafirmarse aún más en las opiniones, juicios y prejuicios que ya se tienen. Una tendencia psíquica intensificada en algunas personas, que se llama 'sesgo de confirmación'. Los hiperconectados, los obsesionados, tienen opiniones más rígidas y polarizadas.
En fin, mejor que nos pongamos el casco, como Gila. La confrontación política, mediática y judicial, con su peculiar sello tribal celtíbero, acaba de empezar en este 2025. Los hermanos Marx también lo sabían. ¡¡Es la guerra… más madera!!
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