Un genocidio homologado
«Resulta ingenuo pensar que la población desplazada va a poder habitar ese vertedero de escombros que se ve en los telediarios»
Actualmente, en el planeta, hay activos 56 conflictos armados, que es la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial. Algunos de esos enfrentamientos bélicos, ... quizás los más terroríficos, se están produciendo en África, pero eso nos pilla muy lejos y a la prensa europea le da pereza cubrirlos. De la guerra de Ucrania ya nos estamos aburriendo. Lo que ahora escandaliza y preocupa a la gente, entre la clase de zumba y la parada en el súper para comprar té matcha, es lo de Palestina. Después de dos años, por fin se están tomando medidas drásticas: queremos echar a Israel del Festival de Eurovisión. Si eso y las batucadas no detienen los tanques de Netanyahu, yo ya no sé.
Lo malo (o lo peor) es que hemos llegado a un punto sin retorno. Resulta ingenuo pensar que la población desplazada o lo que quede de ella va a poder habitar ese vertedero de escombros que se ve en los telediarios. La zona se reconstruirá con fondos solidarios multinacionales que irán a parar a las empresas mafiosas de siempre. Colonos judíos se asentarán allí y a muchos gazatíes los van a mandar a un exilio forzoso. Un país como el nuestro seguro que se ofrece para acoger a miles o decenas de miles de refugiados. Aquí aplicamos una política de puertas abiertas hasta que colapse todo.
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En la algarada del final de la Vuelta Ciclista estaba también Irene Montero, protegida por sus guardaespaldas, dando unas voces tremendas e insultando a la policía. Ir a una protesta con escolta mientras dejas a tus hijos en un colegio privado y la chacha te limpia el chalet constituye todo un manifiesto. Si esto se lo hubieras dicho a los militantes de la primera etapa de Podemos, no te habrían creído.
No olvidemos nunca que este nuevo capítulo de la ancestral hostilidad entre judíos y palestinos se origina en una masacre perpetrada por Hamás. Quizás, pensarán ahora los palestinos, no haya sido una buena idea elegir democráticamente a una organización terrorista para que gestione sus asuntos.
Parece haber consenso internacional en que Israel ya ha cruzado todas las líneas, que la represalia legítima se ha desmadrado hasta extremos monstruosos, que esta barbarie indiscriminada tiene que parar, lo llames operación táctica o matanzas encadenadas o lo llames genocidio, como por fin ha reconocido ya la ONU, oficialmente, después de meses analizando atrocidades y ruinas. Los 70.000 muertos ya pueden pasarse a recoger su diploma acreditativo.
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