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El ejército ucraniano utilizó en la madrugada de ayer por vez primera el avión francés Mirage 2000 para repeler un ataque ruso de al menos ... 58 misiles y 194 aviones no tripulados en el este de Ucrania. Los aviones franceses habían sido entregados por Francia a las autoridades de Kiev el mes pasado. El ejército ruso aumenta sus bombardeos. En un comunicado oficial, la Fuerza Aérea ucraniana informó que había derribado por vez primera más de 134 de esos proyectiles enemigos en el momento de la suspensión de la ayuda militar estadounidense al ejército ucraniano tras la victoria electoral de Donald Trump que ya suscita temores de un debilitamiento de las defensas aéreas de Ucrania.
El pasado martes, en un alarmante discurso televisivo, el presidente Emmanuel Macron afirmó que Rusia está destinando el 40% de su presupuesto estatal a gasto militar, y que el presidente Putin tiene planes para reforzar su ejército antes del año 2030 con 300.000 soldados, 3.000 tanques y 300 aviones de combate. ¿Quién cree hoy en día que Rusia detendrá sus ambiciones en Ucrania? –apuntó Macron en su discurso televisivo–. Con el tono imperial de los presidentes franceses en horas altas, Macron ha delegado la gestión política de la nación a un gobierno mixto y titilante para emplearse él en enaltecer la vocación secular de la República francesa, único país de la Unión Europea que dispone del armamento nuclear. Ante el actual desconcierto internacional y la evidencia multiplicada de su poder armamentista, Macron ofreció su paraguas nuclear francés a los países de la Unión Europea. La respuesta provisional de esos socios europeos ha sido un colectivo silencio diplomático. Tan compleja y comprometida oferta ha merecido sólo un aviso impertinente y burlón del Ministro ruso de Asuntos Exteriores Serguéi Lavrov, quien ha bautizado a Macron de heredero de Napoleón y discípulo de Hitler.
Según esas declaraciones cualificadas, Europa resuena cada vez más francesa en el Viejo Continente donde se enfrentaron en otro pasado bélico los predecesores de los Estados Unidos. Los aliados europeos deben asegurar que Rusia no vuelva a invadir Ucrania tras la firma de un posible acuerdo de paz, afirmó Macron con autoridad de liderazgo. Ese compromiso significa proporcionar «apoyo a largo plazo al ejército ucraniano» y, si fuera necesario, desplegar otras fuerzas europeas en territorio ucranio ante cualquier amenaza nuclear rusa. Se calcula que EE.UU. dispone de 100 ojivas nucleares almacenadas en bases aéreas de Bélgica, Alemania, Italia, Países Bajos y Turquía, según el Centro para el Control y la No Proliferación de Armas nucleares. Emmanuel Macron se compromete también a analizar con sus aliados el uso de la disuasión nuclear de Francia para proteger a Europa, afirmó el presidente francés dispuesto a consultar a sus aliados europeos la disposición nuclear de Francia para proteger al continente ante las amenazas de Rusia, en momentos en que surgen inquietudes acerca de una posible retirada de Estados Unidos.
La maniobra de Macron es la respuesta a un esfuerzo del ganador de las elecciones de Alemania Friedrich Merz, futurible canciller federal quien pidió recientemente compartir la disuasión nuclear con Francia. Varios líderes de la UE tienen previsto abordar ese compromiso durante una cumbre especial, cuyo principal objetivo será el apoyo a Ucrania y la global defensa europea. Los aliados europeos de la OTAN sólo han contado durante décadas con la poderosa disuasión estadounidense. En un áspero discurso televisado, Macron describió a Rusia como una amenaza directa para Francia y Europa, y avisó de la exigencia de «abrir el debate estratégico sobre la protección de nuestros aliados en el continente europeo mediante nuestra disuasión nuclear». El presidente francés advirtió no obstante que la decisión final para hacer uso de las armas nucleares de Francia recaerá únicamente en el presidente francés.
El futuro de Europa no puede ser decidido en Washington o en Moscú, señalaron los presidentes de los países de la Unión Europea reunidos el pasado jueves en Bruselas, a pesar de que aún persiste allí la dependencia ideológica autoritaria vivida antes de la caída del Muro de Berlín en 1989. Según Emmanuel Macron, Vladimir Putin es un imperialista revisionista siglos después de personajes contradictorios como Hitler Napoleón. En efecto, la vieja Europa de la Unión Soviética mantiene en algunos países del este europeo y especialmente en Rusia ese talante político imperialista que, con su potente dictadura y su vocación de permanencia existencial, amenaza a largo plazo a la Europa democrática.
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