Castaño, Tudanca, Igea, Dela Hoz, Fernández y Mañueco, antes de la firma del acuerdo. Alberto Mingueza

Los abajo firmantes

La paga especial a médicos y enfermeros por cuatro meses de jugarse la vida ante la covid-19 no llegará de media ni a la mitad del sobresueldo de un mes de un portavoz de las Cortes

J. I. Foces

Valladolid

Domingo, 21 de junio 2020, 10:38

En épocas tan duras como la que sanitariamente ha provocado la covid-19, preludio de otras que económica, social y laboralmente serán muy convulsas, la unidad ... es un tanto tan a favor que todo lo que no sea unidad resulta inconcebible. Desde ese punto de vista, el pacto de reconstrucción o, simplemente supervivencia, que se ha firmado esta semana en Castilla y León debe ser resaltado. Como han de serlo acuerdos como el de hace unas semanas, por ejemplo, en la capital vallisoletana. Ni aquel es más que este, ni los que son como este alcanzarán su plenitud sin complementos como aquel.

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Las terminales informativas de la Junta de Castilla y León se han lanzado a bautizar el pacto de histórico, en una competición histérica por ver quién hace más la pelota a los partidos gobernantes en la región. Pero pese a ello, han quedado a la vista una serie de aristas que no pueden ser obviadas.

La primera, los firmantes (excepción hecha de Por Ávila). Aunque no debería sorprender, ya que Castilla y León es desde 2019 campo de ensayo de cuatro partidos de Gobierno: dos están en La Moncloa, PSOE y Podemos; y dos, en la Junta, PP y Ciudadanos. Puede ser extraño ver a Pablo Fernández (Podemos) en la misma foto que Alfonso Fernández Mañueco (PP) y firmando el mismo documento; pero no lo es tanto si se piensa con frialdad: Pablo Iglesias siempre podrá echar en cara a Pablo Casado, Teodoro García Egea y Cayetana Álvarez de Toledo, los tres discípulos aventajados de José María Aznar, que su formación, nacida del 15-M, no ha tenido reparo en ponerse al lado de los populares en Castilla yLeón cuando se trata de tener miras altas.

Le servirá también a Pedro Sánchez, siempre y cuando el presidente y líder federal socialista no vea la letra pequeña del acuerdo, esa escrita a un cuerpo tan minúsculo que no permite leer que Luis Tudanca, secretario regional, que no líder, socialista ha firmado un cheque en blanco de 12 años a favor de Mañueco. El presidente de la Junta es el único beneficiado político de la firma de esta semana y si ya trabajaban para él y el PP los cada vez menos centristas Francisco Igea y su 'troupe' ciudadanera en Castilla y León, ahora se le añade a remar a su favor el partido que le ganó en las autonómicas de hace un año, el PSOE, con un Tudanca que no ha sabido, ni querido, ni podido hacerle oposición en este primer año de legislatura. No extraña que este diga que le da igual quién gane políticamente con ese acuerdo (sic): suena a arrojar la toalla no solo ahora, sino también de cara al próximo cartel electoral socialista, cuando toque.

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«Con los sobresueldos parlamentarios de los seis firmantes 18 parados de larga duración podrían mantener a sus familias cada mes»

J. I. FOCES

Pero la que llama la atención por encima de las otras dos aristas es la de los seis dirigentes que subieron al estrado instalado (sin escatimar en gasto ni fanfarria) en el patio central de la sede de la Presidencia de la Junta. Por el PP, Mañueco y su portavoz parlamentario, Raúl de la Hoz; por el PSOE, Tudanca; por Ciudadanos, el vicepresidente Igea y el nuevo portavoz parlamentario David Castaño (por cierto, en la información oficial de la Cámara aún figura como portavoz de Ciudadanos la consejera de Empleo, Ana Carlota Amigo; ¡con la cantidad de asesores que tienen las Cortes y ni revisan su web...). Y por Podemos, Fernández. Una rápida mirada a la documentación de las Cortes (lugar del que se sacó la firma no fuera que se metiera en la foto su presidente, Luis Fuentes; en ese nivel tan zafio está la pelea interna de lo poco que queda de Ciudadanos en esta comunidad), muestra que los seis firmantes cobran mensualmente sueldo y sobresueldo. El plan de recuperación para Castilla y León resulta que lo firman seis políticos notablemente bien pagados (hay más, lamentablemente). Los cuatro portavoces parlamentarios firmantes (Tudanca, De la Hoz, Castaño y Fernández) cobran al mes un sobresueldo de 1.800 euros para gastos: con el sobresueldo de los cuatro se pagaría cada mes la asignación de primera necesidad para 16 parados de larga duración (450 euros al mes). Pero es que las Cortes registran en el primer trimestre de este año 1.540 euros (513 al mes) para Mañueco y otros tantos para Igea por asistencia a la Cámara como procuradores que son; algo más de lo que reciben mensualmente dos parados de larga duración. Total, que con los sobresueldos parlamentarios de los seis firmantes 18 parados de larga duración podrían mantener a sus familias cada mes. Y, por si creen que es poco llamativo, tengan otro dato: ni un solo trabajador de Sacyl de los que se ha jugado la vida desde el estallido de la pandemia, ¡ni uno!, va a recibir siquiera de paga especial lo que el sobresueldo mensual de un portavoz de las Cortes. Es más, por cuatro meses de riesgo vital ante la covid-19, un médico o un enfermero va a ingresar de media con esa paga especial menos de la mitad que un portavoz parlamentario por su sobresueldo de un mes (similar comparación puede hacerse con un diputado nacional o un senador y sus sobresueldos para gastos).

Llámenme demagogo, pero a mí me parece un escándalo. De los históricos.

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