El Gobierno defiende su aportación al proceso de paz y promete «redoblar esfuerzos» para asegurarlo
El Ejecutivo avisa de que el plan de Trump no cerrará las causas abiertas contra Israel por «genocidio»
El Gobierno asegura recibir con «esperanza» la puesta en marcha de la primera fase del plan de paz de Donald Trump para Oriente Próximo, que ... este lunes comenzó con la entrega de los 20 rehenes vivos que aún seguían en manos de Hamás, y asegura que España «seguirá redoblando sus esfuerzos y contribuyendo» a su desarrollo. Pero el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, advirtió hoy también desde Sharm el Sheij que la senda que ahora se abre no hará que las causas por genocidio que se siguen contra Israel en el Tribunal Penal Internacional, la Corte Penal Internacional y la Fiscalía española se evaporen. «Eso es algo que va a continuar», dijo. «Pero hoy aquí estamos reunidos en torno a la esperanza de que es posible una paz definitiva».
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La presencia de España, y en concreto del propio Pedro Sánchez, en la cumbre de la paz donde Estados Unidos y Egipto, junto a Qatar y Turquía -los cuatro patrocinadores del acuerdo del alto el fuego- firman hoy formalmente los principios generales del plan de 20 puntos del presidente estadounidense tiene un carácter más simbólico que protagonista. Como el de la treintena de líderes internacionales presentes este lunes en la ciudad balneario a los pies del Mar Rojo, su papel consiste en escenificar el apoyo de la comunidad internacional a la se considera, pese a todas las dificultades, la mayor oportunidad de alcanzar una paz duradera entre Israel y Palestina desde los acuerdos de Oslo, a mediados de los noventa.
El principal artífice del acuerdo es Trump, muy crítico, por ejemplo, con el reconocimiento del Estado Palestino promovido por Sánchez y abrazado hace apenas unas semanas por países de tanto peso como Francia o el Reino Unido. En la reciente Asamblea de la ONU, en Nueva York, llegó a tildarlo de "regalo" a Hamás. El Ejecutivo no niega que la labor del presidente estadounidense haya sido "crucial". Sin embargo -y frente a las críticas del primer partido de la oposición, que ve en ello la prueba de que Sánchez «no pinta nada»- reivindica su aportación al camino que ha conducido hasta aquí.
«España ha sido desde el principio una voz que pedía paz, que pedía el final de las operaciones militares de Israel en Gaza, que exigía la liberación incondicional de todos los rehenes, que exigía que se rompiera ese bloqueo que estaba produciendo una hambruna inducida en Gaza. Muchas de esas cosas ya están conseguidas. Se trata de consolidarlas y se trata de avanzar aquello por lo que llevamos apostando desde el primer momento, que es poner en pie la solución de dos Estados», argumentó Albares.
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Invitación egipcia
Esa contribución sí es reconocida por otros actores internacionales, como el presidente egipcio, al que se debe, fundamentalmente la invitación a Sánchez a esta histórica cita. Con Al Sisi estuvo el jefe del Ejecutivo hace casi dos años, en una gira que le llevó de Jerusalén - donde antes de visitar el Kibbutz Beeri, asaltado por los terroristas de Hamás en el ataque del 7 de octubre, reprochó en persona a Benjamin Netanyahu la matanza de civiles- a Ramala, donde se encontró con el líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y de ahí a El Cairo y al paso de Rafah, la puerta sur a Gaza en la que por primera vez anunció su intención de reconocer el Estado Palestino con o sin el resto de la Unión Europea.
Lo cierto es que Trump -que hace tan solo cinco días planteó expulsar a España de la OTAN por su negativa a elevar al 5% del PIB el gasto en defensa- tampoco vetó esa invitación. En el Ejecutivo aseguran que pese al antagonismo político, la relación entre los Gobiernos es buena.
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Hoy, mientras Sánchez y el resto de líderes invitados esperaban la llegada del presidente estadounidense, que se retrasó casi tres horas («Hemos esperado dos años para la paz podemos esperar unas horas más», ironizó el ministro de Exteriores) el Gobierno celebró como «una gran noticia» la liberación de los rehenes israelíes a la que deberá seguir la de cerca de 2.000 prisioneros palestinos y la entrada de ayuda humanitaria en Gaza. Pero Albares, se mostró confiado en que, en los meses que vienen pueda demostrarse algo más importante: «Que no hay una especie de maldición divina que dice que la única forma de relacionarse entre israelíes y palestinos es a través de la violencia», dijo.
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