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Benidorm es verde y azul
Más que playas a rebosar y rascacielos. ·
Construida hacia el cielo, la capital turística de la Costa Blanca se reivindica como modelo de desarrollo sostenibleNicolás Von Looy
Sábado, 19 de julio 2025
La anécdota es tan antigua como el propio elemento que su autor utilizó para ilustrarla, pero en pleno siglo XXI sigue siendo la mejor manera ... de entender porqué todos los expertos en arquitectura y urbanismo señalan Benidorm, desde la aprobación de su Plan General a mediados de la pasada centuria, como ejemplo de sostenibilidad. Un experimento que el lector puede realizar en su propia casa: sólo necesita un paquete de tabaco, tumbarlo sobre una mesa y marcar el perímetro que ocupa. Apoyarlo después sobre uno de sus laterales y repetir la marca, para acabar elevando el paquete sobre su base y volver a pintar el contorno.
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Si imaginamos que ese paquete es un edificio, la conclusión es clara: para albergar la misma cantidad de viviendas y, por tanto, personas, la tercera opción, la que representa la construcción en altura, es la más eficiente y sostenible porque necesita menos suelo que las otras dos.
Para gustos están los colores. Para todo lo demás, este experimento supone la base de la pirámide de la sostenibilidad urbanística y turística de la que Benidorm lleva décadas haciendo gala y que ahora, cuando esa necesidad se ha convertido en algo fundamental para la sociedad, ha permitido al buque insignia del turismo nacional encadenar premios y reconocimientos como destino verde.
«Si se mira desde el cielo, Benidorm es verde y azul». Así lo afirmó un alcalde cuando el siglo XX tocaba a su fin y los discursos 'snob' e interesados (era la época en la que otros destinos trataban de recuperar el terreno perdido a costa de denigrar al líder de la democratización de las vacaciones en España) se cebaban con la ciudad y su urbanismo vertical. Toni Pérez, el actual regidor, defiende básicamente lo mismo, y destaca las grandes inversiones llevadas a cabo en la última década para generar el llamado 'anillo verde' de la ciudad. «Benidorm tiene un litoral azul, marcado por el Mediterráneo; y otro verde, representado por áreas como El Moralet o el Parc de la Sèquia Mare». Y sigue siendo, además de la urbe de los rascacielos, un mapa urbano en el que el azul del mar y el verde se entrelazan tocándose en el entorno del Parc Natural de la Serra Gelada o abrazándose con el dorado de sus playas de Levante, Poniente y Mal Pas.
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40% del turismo
que recibe la Comunitat Valenciana recala en Benidorm.
Benidorm suma apenas el 1% de la población de la Comunitat Valenciana, pero recibe más del 40% del turismo que cada año arriba a esa región. La ciudad, de 75.000 habitantes, compite en el mercado nacional e internacional con regiones e, incluso, países enteros en un sector, el turístico, que cada año presenta nuevas demandas tanto en términos de actividades y atractivos como de exigencias sociales.
La construcción en altura es, en sí misma, la más sostenible; y aquí se ha 'dibujado' de la manera más respetuosa. Su trama urbana se caracteriza por las anchas avenidas y la gran separación existente entre sus agujas de cristal y hormigón. Una realidad que, en un principio, respondía a una cuestión meramente crematística: permitía que la mayoría de balcones y terrazas tuvieran vistas al mar. Pero después resultó que esa separación permitía un flujo constante de aire que refrescaba el ambiente y situaba a Benidorm entre las ciudades con mejor calidad del aire de España, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Si ese impulso sostenible en los años 50 y 60 fue fruto de la casualidad es algo que deben evaluar los expertos, pero llegados al punto actual ese empeño es ya un esfuerzo consciente del que forma parte fundamental la principal industria de la urbe: la hotelera. Fede Fuster, presidente de la patronal hotelera Hosbec, afirma que «la sostenibilidad es el camino. No hay otro». Por ello, y desde hace años, el sector anuncia casi cada semana nuevas iniciativas relacionadas con el mejor aprovechamiento de recursos tan básicos en la región como el agua o encaminadas al avance hacia las cero emisiones.
El problema del agua
Benidorm, como el resto de la comarca de la Marina Baixa, sufre históricamente de un enorme déficit de aportes hídricos. Sucedía ya en la época en la que este rincón del Mediterráneo era un pequeño pueblo de arráeces almadraberos y marinos mercantes y fue el mayor reto cuando el archiconocido alcalde Pedro Zaragoza, el hombre que inventó el turismo tal y como lo conocemos, vio en esa actividad la única salida cuando los oficios tradicionales sólo prometían pobreza.
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70% de los desplazamientos
se realizan a pie, en bicicleta o vehículo de movilidad personal.
Se firmaron entonces acuerdos con los regantes y otras poblaciones del entorno para la cesión de este recurso y durante más de medio siglo la ciudad no ha dejado de mejorar su red. A día de hoy, el aprovechamiento de dicha red supera el 96% cuando la media europea se sitúa en el 73%. Para entender mejor el efecto de las medidas adoptadas, basta un dato: el consumo de agua en 2025 es un 18% menor que un cuarto de siglo antes, pese a que en ese mismo periodo de tiempo, desde el cambio de siglo, la población censada ha crecido un 40% y el número de turistas, casi un 26%.
Al contrario que la mayoría de los destinos equiparables, Benirdorm es también una ciudad libre de atascos. En las semanas de mayor ocupación estival y en momentos 'calientes' como Navidad o Semana Santa, el tráfico es más denso de lo habitual, pero nunca se observan retenciones kilométricas. ¿La razón? La visión pionera de aquella generación liderada por Zaragoza. Famosa es la anécdota de un alto dirigente franquista que negó los permisos para crear la avenida del Mediterráneo conforme a los deseos del entonces alcalde porque iba a ser más ancha que La Castellana de Madrid y eso «no podía ser».
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Ya en el siglo XXI, la apuesta por la movilidad sostenible ha sido decidida. Los datos lo avalan. Más del 70% de los desplazamientos en la ciudad se realizan a pie, en bicicleta o vehículos de movilidad personal a través de sus más de 140 kilómetros de carriles bici y ciclovías. El pasado 1 de julio entró en vigor la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) sin desatar el caos entre residentes y turistas, porque el tráfico rodado ya llevaba años restringido en dichas áreas.
Copias 'low cost'
El éxito de Benidorm ha sido tal que lo largo de los años han sido muchos los intentos de replicar su modelo en otros lugares de España y el mundo. Algunos, bienintencionados, han surgido de la participación de la ciudad de la Costa Blanca en foros de buenas prácticas con otros gobiernos locales. Pero otros han terminado siendo una caricatura 'low cost' de la ciudad. El ejemplo más claro es 'Wonsan Kalma', el proyecto del dictador norcoreano Kim Jong Un con el que el régimen de Pyonyang ha alumbrado un resort con más de 40 hoteles, 20 casinos, áreas de acampada, un lago artificial y, por supuesto, una playa que en nada se parece a los codiciados arenales de Benidorm.
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96% de aprovechamiento
de la red de suministro de agua. La media europea es del 73%.
Así, cuando la urbe se encamina hacia el centenario de su refundación como gran destino del Mediterráneo, presume no sólo de su eterno liderazgo turístico, sino de haberse erigido en un referente internacional del urbanismo y el turismo sostenible. Lo demuestran premios como el reciente European Green Pioneer of Smart Tourism concedido por la Comisión Europea.
Benidorm, en lo estético, puede gustar o no. Su oferta convencerá a unos y asustará a otros. Pero lo que no permite discusión es que la localidad es, más que nunca, verde y azul. «Sólo seremos la mejor ciudad para visitar si somos la mejor ciudad para vivir», zanja el alcalde.
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