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Entrada a las Bodegas Cepa 21. Fotos Cepa 21
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Las raíces y la visión de José Moro se traducen en vino

Cepa 21 recoge lo mejor de la tradición y experiencia unida a una visión única y diferencial que José Moro lleva a su ADN y que se proyecta hacia el futuro con una mirada innovadora, sensible y audaz

Viernes, 4 de julio 2025, 09:28

El arraigo a la tierra es, para muchos, un valor incalculable. José Moro es uno de esos muchos que apuesta por las raíces, que mira a su tierra con el cariño que se merece y que la embotella con pasión para que, quien la descorche, sienta la esencia de la Ribera del Duero y de su proyecto más personal, Cepa 21.

Ya lo decía su padre: «Si lo sabes escuchar, el vino te habla», y José Moro escuchó con atención, aprendiendo que, con esfuerzo y sacrificio, su padre no solo sembró viñas, sino ese respeto profundo por una profesión que el bodeguero heredó con orgullo y responsabilidad. Hoy, esa semilla se ha transformado en Cepa 21, una bodega que recoge lo mejor de la tradición y experiencia unida a una visión única y diferencial que José Moro lleva a su ADN y que se proyecta hacia el futuro con una mirada innovadora, sensible y audaz.

La bodega, de arquitectura contemporánea, se alza entre 50 hectáreas de viñedo propio en Castrillo de Duero, como un símbolo de modernidad en pleno corazón rural. Pero no se trata de un contraste, sino de una continuidad natural y coherente: el campo, el pueblo, la gente y su historia están en el alma de este proyecto. José Moro lo tuvo claro desde el principio: quería elaborar vinos de calidad, hijos de la tierra que los ve nacer, pero que también fueran equilibrados, elegantes y atractivos, rompiendo con los vinos «de cuchillo y tenedor» que imperaban en los años 80 en la zona.

José Moro, entre los viñedos de Cepa 21.

La uva Tempranillo es la gran protagonista de este relato. «No destaca por nada, pero lo tiene todo», dice José Moro, dejando ver su respeto por una variedad humilde, versátil y profundamente ligada al carácter de la tierra castellana. Con ella nacen los vinos de Cepa 21: frescos y agradables, pero también con cuerpo, estructura, profundidad y el carácter que distingue a los grandes. Vinos que expresan el paisaje, la añada y la mano que los cuida, con una identidad clara y un estilo reconocible, el de José Moro.

Cada botella cuenta una historia, no solo por lo que lleva dentro, sino también por lo que muestra fuera. Las etiquetas de los vinos están inspiradas en escenas de la tradición vinícola, tal como José las vivió en su infancia y juventud, con un fuerte componente emocional que se detecta en el contenido de cada uno. Así, Hito Rosado y Hito (tinto), los más jóvenes, representan al clásico 'hito', ese poste de piedra que marcaba las lindes entre parcelas que aún hoy se ve en el campo. Son vinos alegres, directos, desenfadados, pensados para compartir sin complicaciones y para celebrar lo cotidiano.

Toda la gama de vinos de Cepa 21.

El vino emblema de la bodega, Cepa 21, es un tinto con caracter, potente y estructurado, que refleja fielmente la tierra de la que procede, esa arcilla típica de la Ribera. Su etiqueta muestra a un padre y un hijo trabajando el viñedo, una imagen cotidiana en el campo que resume la filosofía de esta casa: trabajo, esfuerzo, respeto por la tierra y amor por la tradición transmitida de generación en generación. En cada copa hay memoria, paisaje y visión de futuro.

Le sigue Malabrigo, el vino estrella, nacido de una parcela emblemática, donde la madurez y la intensidad de la uva se traducen en un vino complejo, expresivo y elegante. Su etiqueta es uno de los recuerdos más especiales que guarda José Moro, y es el momento del descanso cuando iba con su padre al campo. Siempre bien abrigado, o quizás 'malabrigado' por las duras condiciones climáticas en las parcelas. Es un vino que habla de la humildad, pero a la vez del potencial de Castilla, y que es el perfecto representante de la filosofía de la bodega y de José Moro.

Por último, Horcajo, un vino único que representa la sabiduría, la nobleza y la fuerza tranquila del campo a través de la figura de un macho –ahora sustituido por las máquinas–. Un homenaje a los viticultores de antes, en especial al abuelo de José Moro, el origen de su pasión. Horcajo se convierte así en un vino serio y lleno de matices.

Simbolismo, memoria y oficio

Nada de esto es casual. Cada aroma, cada imagen, está cargada de simbolismo, memoria y oficio. José Moro no ha construido solo una bodega, ha dado forma a un homenaje vivo a sus raíces y a una manera de entender la vida y el trabajo. La visión de José Moro ha trascendido las fronteras de su región natal. Su forma de entender el vino —como vehículo de emoción, de historia y de identidad— ha llevado a Cepa 21 a posicionarse en mesas de todo el mundo. Desde Asia a Latinoamérica, cada botella lleva consigo no solo el sabor de una tierra, sino también el carácter de quien la trabaja con pasión, instinto y perseverancia. La marca se ha convertido en embajadora de una manera de hacer vino que respeta sus orígenes, pero no teme evolucionar.

En definitiva, Cepa 21 es más que vino: es un legado vivo, un testimonio de lo que puede lograrse cuando se trabaja con autenticidad, con sensibilidad y con visión. José Moro ha sabido convertir sus recuerdos en inspiración, su herencia en compromiso y su pasión en vinos con historia y alma, capaces de llegar al corazón de quien brinda con ellos.

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