Un día en San Isidoro: así ha sido la vuelta a las visitas guiadas en el museo tras el confinamiento

Nadie se despista en las vísperas de la nueva normalidad. Con las manos enlazadas tras la espalda o con el gesto reflexivo, los visitantes no pierden detalle de las indicaciones del guía. Nadie toca, nadie se despista. Uno aprovecha para tomar una foto con su móvil justo antes de que el grupo entre en una de las salas, pero apura para volver sin que se note la ausencia. Objetivo conseguido.

Ocho grupos compuestos por doce personas (más el guía) cada uno han podido volver a visitar el Museo de San Isidoro durante este martes, en lo que ha sido la primera jornada guiada tras el confinamiento.

Atrás quedan los grandes grupos de treinta caminando por salas y pasillos. Ahora son menos de la mitad y van poco a poco descubriendo los secretos de San Isidoro mascarilla en ristre. Los tiempos han cambiado pero el cariño de los leoneses a su joya arquitectónica sigue estando patente.

«Está siendo una jornada y una semana muy intensa, en dos días completamos todas las visitas gratuitas de esta semana», comenta Luis García Gutiérrez, canónigo director del Museo.

Las maravillosas pinturas conocidas en todo el mundo como la 'Capilla Sixtina del arte románico', el claustro en que nació el parlamentarismo, las piezas de orfebrería medieval o el cáliz de doña Urraca que recientes estudios vinculan con el 'Santo Grial' han vuelto a sentir cómo las miradas llenas de interés se clavan en ellas, en un emplazamiento que siempre ha sido un lugar que forma parte del corazón de los leoneses.

«Hemos sentido mucho agradecimiento por volver a abrir, como nos han ido manifestando por teléfono», asegura Luis García.

San Isidoro es sin duda un lugar donde recordar aquella visita con el colegio en la niñez o quizá de la mano de un familiar o una persona querida. Por eso, traer de nuevo esos recuerdos podrá dar un impulso positivo para afrontar con coraje y optimismo las nuevas situaciones que, entre todos, se deben superar.

Con sumo cuidado, sin tocar nada y contemplándolo todo a través de la mirada, los visitantes van captando cada detalle de las salas, el claustro y el panteón de los reyes leoneses. Una visita diferente en la que aprender de la historia del viejo reino, con la máxima educación.

A paso lento pero seguro, San Isidoro va recobrando la normalidad de una joya arquitectónica que a buen seguro ve esta pandemia desde el prisma que dan siglos y siglos de historia. Los leoneses vuelven a San Isidoro, en un gesto en el que volver a la normalidad descubriendo el pasado de la tierrina.