Ángela junto a su hermano Daniel.

Una lección de vida con cinco años

Ángela, una niña leonesa con Síndrome de Down, es todo un ejemplo de lucha y tenacidad para sus padres y su hermano que viven en un mundo de recompensas

A. cubillas

Sábado, 21 de marzo 2015, 11:34

Aún no ha cumplido los cinco años pero ya es toda una lección de vida. Ángela Rúa Romanillos es un ejemplo de tenacidad, esfuerzo y superación que consigue hacer el día a día de los que la rodean «más feliz» desde que aquel 15 de junio de 2010. Un día muy esperado por José Carlos y Verónica que, sin embargo, vivieron como en unos segundos su mundo se les vino abajo cuando un grupo de médicos entraron en su habitación para comunicarles que su hija había nacido con el trastorno genético del síndrome de Down.

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Un fuerte golpe para esta familia, sobre todo para Verónica que recuerda estar sumida en un shock ante una noticia que no esperaban ya que nunca fue detectado durante el transcurso del embarazo. Sin embargo, pronto supieron reponerse ante lo que parecía una adversidad y lo que hoy es una alegría. «Ésta va a ser la última noticia mala que nos va a dar esta niña», aseguró Juan Carlos un día después del nacimiento de Ángela, convirtiéndose en un pilar para esta familia y sobre todo para Verónica que reconoce que le costó asimilar la situación.

Sobre todo, continúa, por sus propios perjuicios y el desconocimiento total sobre este cromosoma. Ahora mira atrás y piensa que tonta fue. «Al principio estaba hundida pero al ver a Juan Carlos normalizar la situación entendí que ya había llorado bastante. Fue el día en que vi que sonría cuando supe que Ángela necesitaba a su madre y que iba a luchar por ella».

A partir de ese momento, cada día en la vida de José Carlos y Verónica ha sido un auténtico regalo. Ángela es una niña que gracias a una estimulación temprana tiene una vida normalizada. Estudia en colegio Peñacorada de León donde comparte pupitre con niños de su edad que por su flexibilidad y su sonrisa ven que Ángela «es genial».

Al igual que los padres de sus compañeros que trasmiten la suerte que han tenido de que sus hijos puedan compartir cada día con Ángela que además ha enseñado a su hermano Daniel a ser más constante y a superarse cada día. «Ella se esfuerza por conseguir lo que quiere. Caminar o simplemente coger un lapicero ha sido un reto para ella. Pero se esfuerza y nunca tira la toalla hasta conseguirlo».

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Un mundo de recompensas

Retos que afronta con alegría «de la que nos contagia a todos» y con la que ha conseguido que su familia vea el mundo de forma diferente. «Es cierto que quizá empiece a leer más tarde o a sumar y a restar pero de repente eso lo ves un poco absurdo. Tus prioridades cambian y piensas que lo único importante es que tu hija sea feliz y los niños con Síndrome de Down son felices, muy felices».

No es de extrañar que su madre asegure que la vida con Ángela, una niña alegre y muy extrovertida, es simplemente sencilla incluso ante «algunas personas que se hacen llamar profesionales o administraciones públicas que hacen una valoración del coste-beneficio que impide que niños como Ángela reciban una educación inclusiva y un apoyo continuo». Frente a ellos, esta pequeña se ha encontrado en el camino con el apoyo de su familia y de asociaciones como la de Amidown que le permiten ampliar sus capacidades gracias a terapias acuáticas y ecuestres.

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El futuro no tiene cabida en esta familia. José Carlos y Verónica han aprendido gracias a Ángela que hay que vivir cada día y disfrutar del ahora. Confían en la valía de su hija y en las oportunidades que ofrece la sociedad de hoy en día para personas como su hija que por delante tiene el reto de trabajar un poco más y de luchar contra los perjuicios.

Una lucha que se hace visible cada 21 de marzo con el Día del Síndrome de Down y que es visible en esta familia los 365 días del año.

Porque como bien decía Einstein y ahora se ha convertido en el lema de esta familia: «Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de trepar un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido». Sin duda un mundo de recompensas interminable el que vive esta familia gracias a Ángela.

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