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Venezuela soñó una noche de verano, el último domingo de julio, que el cambio político podía llegar, después de veinticinco años de régimen chavista. Pero el heredero, y aún más chavista que el propio Chávez, Nicolás Maduro, no lo permitió. Un pucherazo soez dejó a los venezolanos sin la ilusión de una nueva etapa, que reflotara un país en bancarrota por las políticas bolivarianas, y a la comunidad internacional impotente ante la estafa electoral.
Los ciudadanos acudieron en masa a los colegios en una jornada que se desarrolló sin incidentes y en la que Maduro aseguró que respetaría el resultado de las urnas, en las que se enfrentaba a Edmundo González Urrutia, líder la oposición. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral, controlado por el Gobierno, proclamó ganador de los comicios a Maduro, sin que en momento alguno hiciera públicas las actas de las mesas de votación. La oposición, sí publicó más del 80% de las mismas y el resultado daba vencedor, con los dos tercios de los sufragios, a Edmundo González, frente al otro tercio de respaldo a la opción chavista.
Los venezolanos salieron a la calle para protestar y Nicolás Maduro a través de su Guardia Nacional Bolivariana reprimió con dureza las manifestaciones por el fraude electoral, con decenas de muertos y heridos y miles de detenciones.
En esa batalla política prolongada durante los últimos cinco meses del año, para denunciar el pucherazo electoral, los gobiernos de decenas de países reconocieron a Edmundo González como presidente electo, entre ellos el Congreso y el Senado de España y el Parlamento Europeo. Sin embargo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez no se atrevió a dar el paso, aunque admitió que Edmundo González «obtuvo la mayoría de los votos». También el expresidente Zapatero, alineado con Maduro, protagonizó un destacado papel en el proceso electoral del que no ha dado explicación alguna.
Y fue precisamente España quien acogió al candidato presidencial de la oposición, que aterrizó en un avión de las Fuerzas Aéreas españolas en la base madrileña de Torrejón de Ardoz el 8 de septiembre, después de un episodio oscuro y rocambolesco en la embajada española en Caracas, en la que estuvieron presentes los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, dos de los pesos pesados del régimen de Maduro. A su llegada aseguró que recibió «presiones, coacciones y amenazas» para impedir su salida de Venezuela, después de que permaneciera en paradero desconocido para evitar su detención por el chavismo, bajo la acusación de revelación de las actas electorales digitales.
El régimen en este tiempo ha continuado con la represión y con su calendario, que culminará el próximo día 10 de enero, cuando Nicolás Maduro sea proclamado presidente para un tercer mandato de seis años. Edmundo González dice que quiere volver a Caracas para tomar posesión, aunque es un deseo que se antoja muy complejo.
El país parece abocado sin remedio a seis años más de chavismo, tiranía, pobreza y diáspora de miles de venezolanos.
Esta pieza forma parte del suplemento especial Así fue 2024 que se publica el 31 de diciembre de 2024 en la edición digital y se entrega junto a la edición impresa de El Norte de Castilla. En él se hace un repaso a las informaciones que marcaron el año que termina ahora tanto a nivel local como nacional e internacional. También se repasa lo que dieron de sí el mundo del deporte y el de la cultura.
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