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El presidente Pedro Sánchez durante su reunión en la Moncloa con el presidente francés Emmanuel Macron. AFP
Editorial: La Europa solidaria

Editorial: La Europa solidaria

La salida de compromiso que ha resuelto la nueva emergencia del 'Aquarius' no oculta la necesidad de una política migratoria común

El Norte

Valladolid

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Jueves, 16 de agosto 2018, 10:22

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El acuerdo entre seis países de la UE para repartirse a los inmigrantes y refugiados del 'Aquarius', que atracó ayer en Malta, y a varias decenas más de rescatados en aguas del Mediterráneo constituye una razonable salida a una situación de emergencia. Pero no deja de ser un parche a un problema de enorme calado que requiere compromisos de fondo; soluciones integrales y estables consensuadas entre los socios europeos que no obliguen a improvisar cada vez que salta la alarma. Urge articular sin más demora una política migratoria común, que los egoísmos y las divisiones en la Unión han hecho inviable hasta ahora. El consenso auspiciado por España y Francia supone un gesto de la Europa más solidaria frente a la xenofobia y el populismo que ganan terreno en su seno, con unas instituciones comunitarias atenazadas por la inacción y que se comportan como si ignorar el problema ayudara a que se resuelva por sí solo. El foco mediático puesto sobre el 'Aquiarius' ha favorecido un esfuerzo compartido en la UE digno de aplauso apenas dos meses después de que España protagonizara en solitario una operación similar cargada de simbolismo y también de marketing político. Chirría la falta de pudor con la que Pedro Sánchez y Emmanuel Macron han competido entre sí por apuntarse en exclusiva los réditos del acuerdo, mientras quedan en el olvido las decenas de personas –solo ayer, más de 500– que llegan cada día a las costas españolas en patéticas condiciones tras una aventura suicida en pateras para huir de la miseria más atroz. Ellas son la viva imagen de que las salidas provisionales, como la ofrecida al 'Aquarius', son bienvenidas para paliar una urgencia, pero de todo punto insuficientes para dar respuesta a un desafío migratorio que apela a la dignidad y a la conciencia de los europeos. Por mucho que el Gobierno se esfuerce en ocultarlo, la fórmula de compromiso utilizada ahora con el 'Aquarius' representa un giro en el discurso plagado de buenismo en el que Sánchez había envuelto hasta ahora su política en esta materia. Un discurso que contrasta con las condiciones de acogida que unos servicios desbordados y con limitados recursos pueden ofrecer a los miles de inmigrantes que han entrado en España en las últimas semanas. El asunto es demasiado serio como para convertirlo en pasto de la demagogia o atizar con él un populismo ramplón y peligroso.

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