Israel lanza una ola de ataques contra Hezbolá que amenaza el frágil alto el fuego en Líbano
La milicia reclama su derecho a defenderse y Tel Aviv justifica las operaciones por el intento de rearme de los islamistas
A punto de cumplirse el primer año del acuerdo entre Hezbolá e Israel, Líbano se asoma a un nuevo choque a gran escala. Los drones ... israelíes sobrevolaron este jueves Beirut a baja altura y miles de personas escaparon de las localidades del sur del país ante el aviso de Israel de nuevos bombardeos. Los ataques aéreos son casi diarios, pero en esta ocasión fueron de mayor potencia y en varios lugares a la vez, aunque no hubo muertos.
Hezbolá publicó una carta abierta dirigida a los líderes políticos y al pueblo libanés, para rechazar «cualquier negociación política» entre Líbano e Israel y reafirmó «nuestro derecho legítimo... a defendernos de un enemigo que impone la guerra a nuestro país y no cesa sus ataques». Pocas horas después de conocerse esta declaración de intenciones de la milicia pro iraní llegó el bombardeo de los israelíes en Toura, Aabbasiyyeh y Taybeh.
Se cumplía así la promesa que hizo Benjamín Netanyahu hace una semana cuando anunció su intención de intensificar las operaciones contra Hezbolá, grupo al que acusó de intentar rearmarse. El enviado estadounidense, Tom Barrack, instó a las autoridades libanesas a iniciar un diálogo directo con los israelíes para rebajar la tensión, el presidente Aoun no cerró la puerta del todo y Hezbolá movió ficha para mostrar su oposición. Líbano e Israel siguen técnicamente en guerra, y la comunicación se produce a través del órgano creado para monitorear el acuerdo del 27 de noviembre, en el que participan la ONU, Francia y Estados Unidos. Ambas partes se reúnen por separado, no hay conversaciones directas.
Tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, Hezbolá se lanzó a la ofensiva para obligar al Estado judío a tener dos frentes abiertos. Durante casi un año fue un conflicto de baja intensidad, pero en septiembre de 2024 se convirtió en guerra a gran escala y las operaciones de inteligencia israelíes acabaron con el todopoderoso Hasán Nasrala, líder político, militar y espiritual del partido milicia chií. En apenas dos meses, Israel arrasó el sur del Líbano y estableció allí cinco bases que no han desmantelado.
El acuerdo de alto el fuego contemplaba la retirada de las tropas israelíes y el repliegue de los islamistas al norte del río Litani. La milicia debía además desmantelar toda su infraestructura militar en el sur. En toda la zona fronteriza solo debían permanecer el ejército libanés y las fuerzas de paz de la ONU. El Gobierno libanés, bajo la presión de Estados Unidos, ha ido dando pasos tímidos para el desarme de Hezbolá, pero en Israel desconfían de su capacidad y no han parado de atacar objetivos en el país vecino, a veces en forma de asesinatos selectivos de milicianos, otras con bombardeos contra infraestructura o almacenes de armas, según los comunicados del ejército.
Desde la entrada en vigor del alto el fuego han muerto más de 270 personas
En los últimos doce meses se ha registrado un ataque de Hezbolá a Israel y son incontables los ataques israelíes en suelo libanés. Según las cifras del ministerio de Salud en Beirut, desde la entrada en vigor del supuesto alto el fuego han muerto más de 270 personas y 850 han resultado heridas. La ONU verificó que 107 de los fallecidos son civiles o no combatientes. Al otro lado de la frontera, ningún israelí ha muerto por fuego proveniente del Líbano.
Apoyo de Irán
En medio de la jornada de bombardeos y drones, el departamento del Tesoro estadounidense denunció que Hezbolá ha recibido este año de la Guardia Revolucionaria iraní «más de mil millones de dólares, principalmente a través de empresas de cambio de divisas».
Washington aseguró que este dinero sirve para «apoyar a la milicia, reconstruir su infraestructura terrorista y resistir los esfuerzos del gobierno libanés por imponer su control soberano sobre todo el territorio libanés». El departamento anunció sanciones a las personas que facilitaron esta transferencia millonaria de la república islámica a Hezbolá. En palabras del subsecretario del Tesoro, John Hurley, «Líbano tiene la oportunidad de ser libre, próspero y seguro, pero eso solo puede suceder si Hezbolá es completamente desarmado y aislado de la financiación y el control de Irán».
Pese a la pérdida de sus líderes y las dificultades para mantener la conexión con Irán, sobre todo tras la caída de Bashar Al Assad en la vecina Siria, Hezbolá sigue apelando a la «resistencia». En agosto, su nuevo líder, Naim Qassem, rechazó las propuestas del gobierno libanés para su desarme y declaró que «si de verdad quieren soberanía, detengan la agresión. No abandonaremos las armas que nos honran ni las que nos protegen de nuestro enemigo».
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