Carolina Bravo: «Si el campo no produce, la ciudad no come»
Agricultora de secano. 24 años. Cigales (Valladolid)
Deshacer los terrones para dejar la tierra suelta y apta para labrar. Podar en verde los viñedos para limpiar la planta antes de la vendimia. Dividir el terreno en franjas o calles para que el cultivo quede homogéneo y ordenado o escardar las malas hierbas que nacen de manera espontánea. Son algunas de las labores que la joven vallisoletana, de 24 años, Carolina Bravo García realiza en sus más de 140 hectáreas distribuidas por el término municipal de Cigales.
A pesar de que siempre acudió al campo junto a su abuelo y su padre para ayudar en las labores, desde este año de manera formal se ha sumado a la lista de los 51.000 agricultores de secano que hay en Castilla y León. Una decisión que al principio llamó mucho la atención en su pueblo, como ella misma relata, ya que «fue la novedad puesto que mujeres agricultoras hay pocas y la gente comentaba y se sorprendía de que quisiera dedicarme a un trabajo tan duro en el campo y realizado desde siempre por hombres». Pero ahora, con mucho esfuerzo y dedicación, disfruta de cada minuto que pasa subida al tractor.
Momentos importante
En los meses que lleva dada de alta en el régimen general, Carolina ha vivido momentos importantes. «Primero salí a la calle para reivindicar precios mucho más justos, ya que nos están asfixiando con los márgenes de ganancias, que son mínimos, y ahora salgo a la calle todos los días a trabajar y a portar mi granito de arena para que la gente pueda comer. Mi lema es 'Si el campo no produce la ciudad no come y se paraliza todo'. Algo que quedó demostrado en esta cuarentena desde el minuto uno».
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Su abuelo fue el encargado de trasmitirle los valores tradicionales del campo. Después, su padre y ahora Carolina con esas enseñanzas y la capacitación que está recibiendo en la universidad conseguirá tener todas las herramientas necesarias para labrarse un futuro. «Combino el trabajo en el campo con mis estudios de Ingeniería Agrónoma», comenta esta joven que tiene claro que su trabajo de fin de grado estará enfocado en su explotación: «Quiero ampliarla y me servirá para dar pasos firmes en un futuro».
Innovación
En ese futuro, Carolina tiene claro que «hay nuevas fórmulas y maneras de trabajar el campo que me gustan ya que son más innovadoras». Además de arar –«¡Me encanta arar. Me gusta mucho!»– y de aplicar técnicas para no degastar tanto la tierra, esta joven ha decidido plantar viñedos en ecológico y hacerse con nueva maquinaria, «más moderna, que comparto con mi padre ya que entre los dos trabajamos sus hectáreas y las mías que son cerca de 300 y necesitamos incorporar mejoras de todo tipo».
Ante el escenario real agrario, Carolina reivindica unos precios más justos y más ayudas. «Creo que no se valora lo suficiente el trabajo y la importancia que tienen los agricultores para que todo funcione. Se ve en esta crisis. Sin nosotros, las ciudades no comen por lo que reclamo precios muchos más justos y mejoras para poder desarrollar nuestra labor en condiciones mínimas como lo hacen otros muchos trabajadores de otros sectores que cuentan con muchísimo más apoyo que nosotros y es una pena que se nos trate de esta manera».
A la espera de poder conseguir, paso a paso, unas mejores condiciones laborales para los trabajadores del campo, Carolina espera que «la cosecha venga bien ya que hemos tenido un buen año. Pero a pesar de ello, tendremos que ver los precios que nos pagan y si nos dará para hacer frente a todos los gastos».