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En Caja Rural, nosotros lo llamamos 'compromiso'

Cipriano García: «En este inquietante contexto, no debemos dejarnos llevar por el desaliento, aunque haya augurios que dibujan un escenario a corto plazo con una tasa de paro delirante y una deuda insostenible»

Cipriano García Rodríguez

Domingo, 22 de noviembre 2020, 08:48

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Si algo debería haber quedado claro durante los últimos tres lustros es que la realidad cambia mucho más rápido y de una forma mucho más dura de lo que nadie podría prever ni, mucho menos, controlar.

Ningún momento de la historia como el actual nos ha demostrado tan fehacientemente que 'todo fluye y nada permanece' para actualizar por enésima vez lo que afirmó Heráclito de Éfeso medio milenio antes de Cristo. La civilización del siglo XXI, con todo su poder y potencial, se ha visto atenazada por la incertidumbre más asfixiante ante un agente infeccioso cuyo diámetro se mide en millonésimas de milímetro.

La pandemia del coronavirus ha provocado el sufrimiento de decenas de miles de familias, que han perdido a seres queridos, en muchos casos, sin tan siquiera poder despedirse de ellos y, por eso, queremos dar a todas las personas que lo pasan mal un fuerte abrazo virtual –pero real– y expresar nuestro pésame, así como el más esperanzador mensaje de ánimo para la recuperación de los enfermos.

Las crisis sacan lo peor de algunas personas y lo mejor de la mayoría, como han demostrado y siguen demostrando quienes ponen su profesionalidad al servicio de los demás, de ese bien común que nos da todo el sentido como seres sociales. Me refiero a todo el personal sanitario: médicos y enfermeras, farmacéuticos, el Ejército, Policía Nacional, Guardia Civil, Policía Municipal, Protección Civil y las organizaciones solidarias, además de todos los servicios esenciales. Todas esas personas que se ocupan de la alimentación, la agricultura, la ganadería, los medios de comunicación y, por qué no decirlo, la gran olvidada, que es la banca, entre ella, las cajas rurales de Castilla y León y, cómo no: Caja Rural de Zamora.

Lo bueno de contar con una amplia trayectoria, que puede ser sometida a examen al detalle y a contrastarse, es que me permite decir sin rubor, pero con humildad, que Caja Rural de Zamora ha estado al lado de los territorios en los que tiene implantación desde el primer momento con el plan de ayudas más ambicioso que ha sido capaz de articular.

De esta forma, hemos adoptado medidas como el adelanto del pago de pensiones y prestaciones sociales; el primer Plan de Ayudas de Financiación de 150 millones de euros con fondos propios; el Plan de ayudas del Estado ICO-Covid19, primer y segundo tramo; el Plan de Flexibilidad de Préstamos, garantía de disposición en 72 horas de préstamos ICO-Covid19, tercer tramo y cuarto tramo; el abono del diez por ciento de todas las compras en los establecimientos comerciales hasta el 30 de septiembre y la eliminación de todas las comisiones hasta el 31 de diciembre de todos los datáfonos de la Entidad, y la labor social de nuestra Fundación apegada a numerosos colectivos sociales y sus proyectos de ayuda.

Servicio esencial

Caja Rural de Zamora no solo no ha cerrado ninguna oficina durante la pandemia sino que, además, ha prestado un servicio esencial con todas sus medidas de seguridad adoptadas, sobre todo en el mundo rural, abocado a una exclusión financiera debido a la concentración bancaria y al cierre de sucursales.

Hace poco más de doce años, aunque ahora se antoja una eternidad, el común de los mortales recibió un curso acelerado sobre teoría y praxis financiera con la declaración de quiebra de la célebre y aparentemente todopoderosa Lehman Brothers, además de aprender que gran parte de los analistas solo hacen previsiones certeras cuando los acontecimientos se han precipitado.

La caída de esa compañía y los bandazos del mundo financiero aceleraron la incorporación de conceptos hasta entonces desconocidos para el gran público, como las hipotecas 'subprime' y, casi inmediatamente, la 'burbuja inmobiliaria' y la 'prima de riesgo', entre otros muchos. Puede que poca gente asimilara en toda su amplitud esas variables pero lo que cualquiera pudo entender es que, cuando la economía tiembla, sufren especialmente los sectores más vulnerables y que el efecto malévolo de esos temblores se extiende a lo largo del tiempo.

Como prueba, la tasa de paro alcanzó el 26 por ciento en España y, cuando se declaró la pandemia de coronavirus, el mercado laboral no se había recuperado del todo de la sacudida iniciada en 2008.

«Caja Rural de Zamora afronta con entereza los retos que presenta 2021»

cirpiano garcía

No vamos a entrar a analizar aquí por qué esa tasa duplicó o triplicó la de otros países, por qué hemos encarado la crisis sanitaria y económica de este año con unos niveles de deuda previamente abrumadores, ni qué ha sido capaz de hacer realmente la política con mayúsculas para reconducir la situación, aunque es cierto que todo ello debería darnos mucho en qué pensar y modificar nuestra conducta en el futuro.

En este inquietante contexto, no debemos dejarnos llevar por el desaliento, aunque haya augurios que dibujan un escenario a corto plazo con una tasa de paro delirante y una deuda insostenible.

Confianza

Y es que al fin y al cabo, la economía se sustenta en algo tan inaprehensible y, a la vez, tan real como la confianza. Puestos a citar a figuras presocráticas, para que se sientan orgullosos mis profesores de Filosofía, allá donde estén, Parménides de Elea dijo algo así como que «el sentido del ser brota del contraste entre el ser y la nada». Pues bien, la 'nada' es el pánico, que nos impide salir adelante como personas y como sociedad, y el 'ser' es la confianza, respaldada por el compromiso.

Las consecuencias económicas de la pandemia están siendo trágicas para sectores esenciales de nuestra comunidad autónoma, especialmente, el comercio, la hostelería y el turismo, con cientos de establecimientos que han cerrado sus puertas definidamente y muchos miles que intentan asumir enormes pérdidas de facturación respecto a la habitual.

La covid-19 se ha convertido en un martillo pilón que golpea a unos sectores que ya recibían mazazos desde otros frentes, con la provincia de Zamora y muchas otras zonas de Castilla y León a la cabeza de casi todos los índices socioeconómicos negativos: natalidad, mortalidad, actividad económica, pirámide de población, densidad y porcentaje de despoblación a diez años.

Habrá a quien le resulte extraño, por la injustificada mala fama que algunos, con frecuencia, intentan dar al sector bancario, pero nosotros no nos damos por aludidos porque jamás hemos jugado con el dinero, el trabajo ni la ilusión de las personas. No pueden imaginar la satisfacción que nos produce haber acertado de pleno a la hora de crecer de forma sostenida pero moderada, con mesura y con cabeza, como debe hacer una buena economía familiar, sin apostar por duros a cuatro pesetas, como se decía antes.

Las afirmaciones deben ir respaldadas por datos y un aumento del 22,4 por ciento de los resultados obtenidos por Caja Rural de Zamora el pasado ejercicio, frente al de 2018, da una idea de la eficacia y la seriedad del modelo de banca cooperativa.

«Caja Rural de Zamora no solo no ha cerrado ninguna oficina durante la pandemia sino que, además, ha prestado un servicio esencial»

CIPRIANO GARCÍA

Ese modelo de banca de cercanía y de valores, como último bastión propio de Castilla y León en cuanto a la banca personal, nos ha permitido mantener un constante incremento de la seguridad y la confianza que ofrece la cooperativa de crédito y un aumento de clientes y socios que repercute directamente en poder apoyar a multitud de organizaciones sociales desde la Fundación Caja Rural.

Caja Rural de Zamora afronta con entereza los retos que presenta 2021, con la certeza de que un servicio ejemplar, profesional y respaldado por todos los avances digitales y tecnológicos, permitirá mantener la solvencia y la eficiencia de la entidad, con liquidez, sin rescates ni ayudas, y siempre desde el cariño, la entrega y la vocación de servicio público. Por algo somos castellanos y leoneses y pensamos y trabajamos como humildes hormigas, disciplinadas y tenaces.

Caja Rural de Zamora sigue con los castellanos y leoneses en estos difíciles momentos.Y seguirá. Ese es nuestro compromiso, un valor clásico y uno de los pilares de una sociedad próspera y avanzada. Porque Castilla y León lo necesita y lo merece.

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