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EL NORTE
Lunes, 4 de mayo 2015, 19:48
La obsesión por conseguir unos bíceps cada vez más y más grandes a punto estuvo de costarle la amputación de ambos brazos al brasileño Romario Dos Santos Alves. Este culturista lucha, aún, por desengancharse de su adicción al Synthol, un producto a base de aceite y alcohol que hincha y solidifica los músculos en los que se inyecta con unos efectos secundarios muy adversos.
Según recoge el Daily Mail, Romario Dos Santos estuvo a punto de ver cómo los médicos le amputaban ambos brazos, sufre fallos renales y quiso además suicidarse cuando su mujer le dijo que debería elegir entre el uso de este medicamento o estar con ella, que en aquel momento se encontraba embarazada de seis meses. La obsesión de este brasileño nació cuando conoció a varios compañeros de gimnasio que le introdujeron en el uso de esta sustancia. «Empecé a notar resultados y estaba excitado ante ellos, perdí el contro», relata. Su aspecto es monstruoso, tanto que algunos le comparan con Hulk, el forzudo personaje de Marvel, y no es algo que a él le desagrade «realmente me gusta la forma de mi cuerpo, parecida a la de Hulk», asegura.
Las reacciones ante sus deformadas extremidades son diversas. Por un lado, los niños que le ven le denominan bestia o monstruo, e incluso en una ocasión una mujer que trabajaba con él en un centro parroquial le aseguró que su hijo no quería ir allí para no encontrarse con él porque le temía. Igualmente, Dos Santos recuerda que cuando trabajaba como guardaespaldas unas chicas querían levantarle la camiseta para verle el cuerpo. No obstante, las alabanzas sobre su estado físico no hacen más que animarle a seguir tomando estos productos auténticamente suicidas.
Este brasileño estuvo a punto de ver cómo los médicos se veían obligados a amputarle los brazos, puesto que las zonas en que se aplica el Synthol se solidifican. Finalmente los facultativos lograron no tener que llegar a una situación tan extrema, pero lo que sí sufre es fallo renal por la toxicidad de los productos que ha utilizado para tener ese aspecto.
Romario Dos Santos continúa hoy en día luchando contra su adicción a los productos que ayudan al crecimiento desproporcionado de los músculos y reconoce que hace algunas semanas llegó a adquirir una hormona que se utiliza para tratar a caballos. Finalmente, no fue capaz de aplicársela porque recordó algunos de los episodios más oscuros de su uso de Synthol. Aún lucha por convertirse en culturista profesional y está seguro de que lo conseguirá de una forma limpia.
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