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Marcos de Quinto durante su intervención en el Foro Económico de El Norte de Castilla. Iván Tomé
Foro económico de El Norte de Castilla

«Europa no nos quiere más prósperos, sino moralmente superiores»

El economista Marcos de Quinto hizo un repaso de las claves para interpretar el movimiento que define como 'La revolución del sentido común'

Andrea Díez

Valladolid

Miércoles, 8 de octubre 2025, 22:14

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«Soy liberal. No milito en ningún partido y no voto siglas sino personas en las que creo que puedo confiar». Con esta carta de presentación arrancó su intervención el economista Marcos de Quinto, invitado del Foro Económico organizado por El Norte de Castilla y respaldado por Banco Sabadell, Collosa y Galletas Gullón. Tras esas primeras palabras, De Quinto hizo un repaso a la actualidad que marca la Agenda 2030, con cuestiones como el cambio climático, la inmigración o la educación. Y lo hizo desde la libertad que le otorga el no pertenecer a ningún partido político, según apuntó. «No he abandonado la política, solo lo hago desde la sociedad civil. Ahora soy libre y ayudo más a partidos que no pueden decir las cosas que yo sí digo».

Así que ejerce esa libertad desde el trabajo que realiza en la Asociación 'Pie en pared', de la que es secretario, y a la que pertenecen Juan Carlos Girauta, Esperanza Aguirre o Daniel Lacalle. «Nosotros luchamos contra la hegemonía cultural de la izquierda y contra la neo-religión woke», un movimiento que, originalmente, surgió para denunciar las injusticias sociales.

El economista criticó la aceptación de la Agenda 2030 por parte de las empresas «porque todos los empresarios queremos que nuestras empresas sean percibidas por la ciudadanía como empresas que contribuyen a un mundo mejor». Según su visión, Europa ha arropado estas ideas porque, «Europa no nos quiere más prósperos, sino moralmente superiores». Así, se refirió al hecho de que no se permitan técnicas como el fracking o la explotación de tierras raras aunque haya necesidad de importarlo, a lo que plantea: «Tenemos que espabilar y dejar que no nos tomen el pelo».

Frente a cuestiones como el cambio climático se mostró tajante, «esta gran estafa está saliendo a la luz», y a continuación explicó que el CO2 representa el 0,04 de los gases de efecto invernadero, conforme a sus datos. «El CO2 es alimento para las plantas y si lo rebajamos al 0,02 podrían morirse. Así que yo contribuyo con mis coches diésel a defender a las plantas».

La inmigración ilegal

De Quinto advirtió del riesgo de la transformación cultural irreversible, «no pasa nada si se impone la dictadura en un país porque es reversible, pero no el islamismo», señaló en referencia a la situación actual de países como Jordania, Líbano e Irán. En cuanto a la inmigración, «es algo que debe preocuparnos a todos. Hay un negocio montado con la inmigración ilegal», aseguró convencido de sus palabras. Criticó la gestión de las Ongs y el trabajo del «Open Arms» e ironizó sobre aprender del Vaticano para gestionar la entrada de personas de acuerdo a sus valores. «Consiguen que entre gente con determinados principios con lo cual el riesgo de Islamización es cero».

Por otro lado, comentó que cuestiones como la fecha de nacimiento, el sexo y la raza son realidades inmodificables y acusó a la izquierda de ser «negacionistas de la naturaleza, y lo estamos aceptando». En esta línea, se remitió al título de su ponencia 'La revolución del sentido común' para hablar de tres derechos inalienables: la vida, la propiedad privada y la libertad. El economista diferenció entre lo que considera deseos y los derechos por lo que afeó a la izquierda «convertir los deseos en derechos», en relación a cuestiones como la gestión de una segunda vivienda o la regulación de los precios de los alquileres. De manera directa se dirigió al púbico para advertirles: «Vuestra propiedad está todo el rato amenazada por la expropiación por el motivo de una función social».

Capitalismo y socialismo

Marcos de Quinto insistió en marcar las diferencias entre el capitalismo, «que genera riqueza y progreso aunque sea de forma asimétrica y se basa en el esfuerzo y el mérito», y el socialismo, que «se basa en el reparto de la riqueza y tiene como palanca la envidia y el resentimiento». Sostiene que «el capitalismo ha demostrado su superioridad a la hora de hacer progresar a las sociedades mientras que la izquierda quiere minar los pilares del capitalismo».

Argumentó que el crecimiento económico y la generación de empleo llegan de la mano de las inversiones y precisamente ese es quid de la cuestión: ¿Cómo atraer inversión? La respuesta para el economista pasa por lograr un país con estabilidad económica y social, seguridad jurídica, supervisores neutrales, reglas claras, flexibilidad y energía asequible, entre otras cuestiones.

Durante el encuentro, el economista respondió a las preguntas que le hicieron llegar los asistentes, que llenaron la sala, y aprovechó para poner el acento en la brecha por motivo de la edad frente a la de género. En este sentido, defendió un análisis social basado en cuestiones de edad. Tomó como ejemplo las cifras de desempleados para incidir en su visión de que «las diferencias entre mujeres y hombres no son nada si se compara con las diferencias entre jóvenes y mayores».

En respuesta a las reformas laborales y la gestión de las cifras de absentismo, De Quinto fue claro: «Me parece una vergüenza. Si el absentismo no está justificado debería ser un despido inmediato. Así podríamos ser todos más rentables, pero solo si esta lacra se elimina». En esta línea se refirió a dos Españas, «pero no las de Machado», puntualizó, «están los que trabajan y los que viven del Estado Público».

Defendió la importancia del sector privado como motor de la economía, «es la gallina de los huevos de oro», y expuso que sin un sector privado fuerte no se podrían mantener los servicios públicos. «Sin un sector privado que tire del carro aquí no hay profesores, policías y médicos … ». Además, quiso poner en valor la figura del trabajador autónomo, «si cae un autónomo es un desastre porque es quien está saliendo adelante por sus propios medios», por lo que planteó la necesidad de «reducir grasa», en referencia a los trabajadores del sector público y la administración.

Marcos de Quinto quiso abrir también la puerta a estudiar fórmulas que faciliten el traslado «de más personas al sector privado», en aras de agilizar la funcionalidad y los gastos actuales de las administraciones públicas que desde su punto de vista deberían verse reducidas.

De Quinto asegura que «la educación interesa porque hay una agenda política»

La aprobación por parte del Gobierno de un Real Decreto para endurecer los criterios de creación, reconocimiento y autorización de centros universitarios en España fue otro de los temas que puso sobre la mesa el economista para criticar esta decisión. «Está ahora el Gobierno montando un follón con las comunidades autónomas. No se pueden abrir universidades privadas porque los únicos que alcanzan títulos son quienes se lo pueden pagar», comentó para contextualizar.

En este sentido, justificó su oposición a esta decisión poniendo en duda la calidad que ofrecen las universidades públicas, «puede que la gente se vaya a la privada porque igual es una mierda la universidad pública y es lo que gestionan ellos». Una visión que extrapoló también a otras materias como la sanidad, «no conozco a nadie que pague por una cosa que pueda tener gratis y que sea buena», indicó. De igual forma, se apoyó en la pirámide de Maslow, que establece la jerarquía de las necesidades humanas, para hablar sobre la eficiencia de los servicios públicos. «¿Por qué no hay economatos públicos como sí hay universidades? Porque el Estado no podría hacerlo mejor, porque las grandes compañías son eficientes». Además, cuestionó la solución del «cheque finalista» tanto para alimentación como para sanidad en el caso de que una persona no tuviera recursos suficientes y para concluir insistió en que no se permite actuar al sector privado en la educación porque «la educación interés, hay una agenda política».

«El socialismo está desapareciendo y lo vemos en Francia y Alemania»

El futuro político de los movimientos de izquierda quedó en entredicho porque «la izquierda se ha merecido que le pierdan el respeto porque ha llegado a tal exageración con el 'wokismo' que la gente les pierde el respeto». Citó como ejemplo los discursos del asesinado Charles Kirk, el presidente de Argentina, Javier Milei, o Donald Trump, «no se achantan ante el discurso de la izquierda y eso está haciendo que la gente diga: vaya, si a estos se les puede decir que no» y afirmó «El socialismo está desapareciendo y lo vemos en Francia y Alemania».

Sobre esta cuestión, incidió en la necesidad de abrir debates, «pero hay que atreverse a hacer una debate en una universidad en la que ni siquiera te dejan hablar». En este caso, puso en tela de juicio la independencia ideológica de las universidades porque aseguró que «jamás he visto que la derecha no deje hablar a alguien de izquierdas. Pero, sin embargo, son los de izquierdas quienes dicen quién puede hablar o no en una universidad».

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