Naturgy proyecta una planta de 140 MW de hibridación solar con eólica en Castromonte
El delegado de Desarrollo de Proyectos Renovables en Castilla y León destaca el potencial de la región para albergar proyectos vinculados a las energías limpias
Las energías renovables son aquellas derivadas de fuentes naturales como el sol, el viento y el agua. Una alternativa a los combustibles fósiles que cobra cada vez mayor fuerza en la actual transición energética hacia modelos más sostenibles medioambientalmente pero también social y económicamente. Sobre estos aspectos y los proyectos presentes y futuros que se desarrollan en Castilla yLeón habló ayer el delegado de Desarrollo de Proyectos Renovables de Naturgy en la comunidad autónoma, David Muñoz, en un diálogo con el director de Relaciones Institucionales de El Norte de Castilla, Carlos Aganzo, en la jornada 'Naturgy, energías renovables para el desarrollo local'.
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La estrategia de la empresa energética pasa por el crecimiento de las renovables con inversiones en parques eólicos y plantas fotovoltaicas, en puntos estratégicos como Castilla y León desde donde saldrán este año un 10% de los 5.200 megavatios previstos en su plan estratégico. «Para 2025 tenemos que llegar a los 14 GW a nivel mundial, de los que 5,2GW corresponden a Europa/España y 500 megavatios salen de aquí. Es para sentirse orgulloso».
Y en esta línea uno de los sectores de crecimiento más importante es la hibridación. «Es conjugar. Permite convivir a dos tecnologías, como la eólica y la fotovoltaica, en una misma infraestructura. Vamos a hibridar todo el parque eólico del entorno de La Mudarra y Tordesillas, explicó David Muñoz. En este sentido, los estudios preliminares de Naturgy apuntan a Castromonte como el enclave para desarrollar 140 megavatios fotovoltaicos. «Castromonte con 390 habitantes se verá beneficiado de una de una inversión muy relevante con un proyecto de estas características».
Pendiente de cerrar los últimos flecos, en un plazo de dos años esta iniciativa comenzaría a dar sus frutos. Pero también adelantó que en el punto de mira están Montes Torozos y Zamora. «Solamente con la hibridación estamos hablando de 300 megavatios en dos años», recalcó.
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Beneficios locales
Por otro lado, se puso sobre la mesa la contribución de los parques eólicos y las plantas fotovoltaicas al desarrollo rural de las zonas de implantación. Unos beneficios que en el caso de municipios como Castromonte, Valdenebro y Valverde se cuantifican en «casi 7.000 euros por habitante solo con las licencias de obra recaudados por las arcas públicas».
Ingresos que se destinan, comentó David Muñoz, a mejoras de los servicios que ofrecen los municipios y citó como ejemplos la construcción de un centro para mayores o unas piscinas. «Al final repercute en el tejido social de estos municipios con pocos habitantes». Asimismo recordó que teniendo en cuenta otros impuestos ligados a los proyectos de energías renovables se alcanza la cifra de trescientos mil euros al año, en el caso de La Mudarra, «y todo esto durante 25 y 30 años que dura la actividad».
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En cuanto a la generación de empleo, apuntó que no se limita solamente al tiempo de construcción de las instalaciones sino que va más allá con la creación de «empleo de calidad y cualificado». El nivel de formación requerido, tanto de FP como Superior, «lo hace bastante atractivo para la gente joven y, además, asienta población en estos territorios».
El tercer aspecto, la sostenibilidad ambiental, comienza con el origen de las fuentes de energía que se desmarcan de los fósiles como el carbón y el petróleo. Al compromiso con la descarbonización se suman iniciativas de vigilancia de la flora y fauna en los territorios donde se implantan nuevas instalaciones. «Somos muy conservadores en cuanto a la extensión de ocupación de cada proyecto. Buscamos el mínimo impacto posible y buscamos lugares donde se haga el menor perjuicio para el entorno», indicó. Ligado a este compromiso de compatibilidad se desarrollan medidas compensatorias para aves esteparias y agricultura con el objeto de fomentar un tipo de cultivos que respeten los periodos de nidificación. «Esta medida lo que hace es establecer unas pautas para que puedan respetarse los ciclos de reproducción y el agricultor a su vez obtenga una compensación económica para que pueda adaptarse a esa naturaleza», explicó David Muñoz.
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En otro orden de cosas, durante la jornada también se abordó otra cuestión relevante en el ámbito de las eneregías renovables como es la conciencia social. El conocimiento de la ciudadanía sobre el significado y el impato del desarrollo de proyectos en esta línea y que, en este caso, «a través de la Fundación Naturgy hacemos visitas a los colegios y ofrecemos formación gratuita además de información».
Según la experiencia de David Muñoz, «no es lo mismo potencia que energía y eso en los pueblos se lo saben de memoria». La conciencia en el medio rural por «subirse a ese carro» y formar parte de esta transición energética está muy asentada frente a la de las capitales como Valladolid. «Ahí tenemos que hacer una labor didáctica y pedagógica conjunta que el sector puede hacer con mayor intensidad».
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Naturgy generó 1.567 GWh de energía renovable en 2022 en Castilla y León, donde cuenta con 800 MW de potencia instalada eólica, solar e hidráulica. La energía generada equivale al consumo eléctrico anual de más de 450.000 hogares, casi la mitad de los de Castilla y León. Y seguirá creciendo gracias a nuevos proyectos como los de Cuadros y Sariegos.
El reto del almacenar energía en baterías
Aunque la tecnología para obtener hidrógeno verde con plantas fotovoltáicas acapara la mirada de los Fondos Europeos Next Generation, el almacenamiento de la energía obtenida de renovables es otra arista sobre la que trabaja Naturgy. «No todo es generar también hay que almacenar», de manera que «estamos trabajando para incorporar unas baterías de almacenamiento de dos horas», explicó el delegado de Desarrollo de Proyectos Renovables de la compañía en Castilla y León. En la provincia de Zamora ya funciona un sistema pionero de almacenamiento con baterías en los parques eólicos de la Vega I y II que permite almacenar la energía excedente que generan los aerogeneradores para ser ser usada en momentos de alto consumo o donde haya escasez de viento.
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