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Javier Fernández, en un momento de la entrevista.
«El mayor combate siempre ha sido lograr la relevancia social que los sindicatos merecen»

«El mayor combate siempre ha sido lograr la relevancia social que los sindicatos merecen»

A punto de cumplirse 40 años de la legalización de CC OO, Javier Fernández, su primer secretario en Castilla y León, defiende la aportación de las centrales a los asuntos estratégicos del país

Ángel Blanco Escalona

Miércoles, 25 de enero 2017, 09:05

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Se cumplen cuarenta años de la matanza de Atocha y en este 2017 se celebra también el 40 aniversario de la legalización de Comisiones Obreras. Su primer secretario regional, el leonés Javier Fernández González, ocupó el cargo desde 1978 hasta el año 2000. Él ya ha cumplido 65 y fue un agente fundamental en el nacimiento de la organización sindical y también en su transformación. En todos estos años muchas cosas han cambiado mucho;otras, no tanto. «Desde siempre los políticos han intentado que los sindicatos seamos un actor secundario», asegura.

¿Cómo empezó todo?

Pues ni en 1977, ni en 1978. Más bien en 1967, con un grupo pequeño: Guillermo Díez, que estaba en el Banco Central; Benito de Blas, despedido de la Renfe; Basi, que luego montó la Coag en los pueblos... Ellos celebraron, en la iglesia de San Pablo, lo que siempre hemos considerado como la primera reunión de una comisión obrera. Por entonces yo aún estaba en la escuela de aprendices de Renfe en León y no vine a Valladolid hasta 1970, a la vez que se produjo la llegada de Antonio Gutiérrez, que para mí es el hecho más importante de aquel entonces. Nos fuimos a la mili, él a Melilla y yo al Sáhara, y a la vuelta, en 1972, la efervescencia era ya grande. En Renfe, en la Fasa, donde había un movimiento asambleario y anticapitalista, en la recién inaugurada Michelin, donde entra Antonio, en la Residencia, que se llamaba Onésimo Redondo... Se producen las dos huelgas de la construcción, la primera en 1973. Había también mujeres del sector textil y de la hostelería muy activas, como Rosario de Blas, Milagros Salvador, Rosario Carnicero... Empieza entonces a montarse la Coordinadora Provincial, que se reunía clandestinamente en la iglesia de Canterac y en la de Santo Toribio, donde estaba el padre Millán, en La Victoria, en La Pilarica... Cada vez éramos más gente:Carmen Varela, Jesús Villullas, Juanjo García... En paralelo, en León estaban Ángel Villa y Manolo Bayón; Paco Ubierna en Burgos. Sobre todo allí donde había gente del Partido Comunista;en el resto de provincias, poca cosa. También hubo bastantes casos de gente que había emigrado a Barcelona y, a su regreso, extendían el movimiento, como sucedió cuando Pepe Herrera volvió a Zamora.

«Era una época en la que vivíamos en la alegalidad continúa Fernández. ¿Se puede celebrar un congreso? Pues no. O sí. Depende. Si el gobernador civil mandaba a la Policía, te disolvía y no había reunión. Si no la mandaba, pues no pasaba nada. En 1976, CC OO y UGT piden permiso para celebrar congresos y Martín Villa autoriza el de UGT, pero no el de CC OO. Porque no quería que Comisiones creciera y se hiciera el sindicato dominante. Se celebra entonces la Asamblea de Barcelona de 1976, con gente de toda España, con la discusión central de si debe haber un solo sindicato, unitario, con corrientes socialistas, comunistas, de todo tipo, pero solo uno. Para no debilitar la lucha frente a la patronal, que era única. El debate se solventa a favor de constituir el sindicato y es cuando abandonan CC OO varias personas como Rosa, de Sanidad, o Teodoro Garrido, de Nicas, que era del PT. Yconstituyen el Sindicato Unitario y CSUT. Entonces, las coordinadoras provinciales pasan a constituirse en secretariados permanentes. La de Valladolid la formamos AntonioGutiérrez, Guillermo Díez, Ángel Cristóbal, Luis Fernández Calleja, Eduardo López Cornejo, Gonzalo Díaz y Javier Fernández. En enero de 1977 hacemos el famoso cártel de Comisiones Obreras sale a la luz, con las fotos de los siete, con unas barbas que meten miedo. Se organizó un acto en el colegio San Viator, pero la Policía lo prohibió y no llegó a celebrarse. Yen estas estábamos cuando llega la noche del 24 de enero de 1977 y se produce la matanza de Atocha. Recuerdo que fui a despertar a Ángel Hernández, que había tenido un acto en Soria, y ya empezamos a organizar asambleas, paros, el viaje a Madrid. Todo se desencadena a partir de entonces: se legaliza el Partido Comunista y, en abril, los sindicatos».

Cargas policiales

Para el histórico dirigente, «es un dato muy interesante que los sindicatos fueran lo último en legalizarse, después de los partidos políticos». Además, se prohibió la celebración del Primero de Mayo. «Aquí lo convocamos en el Paseo Zorrilla y fue mucha gente. Hubo una represión policial de las más fuertes que se han visto nunca. Recuerdo cómo pegaron y tiraron al suelo a Carmen Varela, que estaba embarazada. Los partidos estaban ya haciendo campaña por las calles y nosotros no podíamos;tiene su aquél».

«En 1978 continúa comenzamos los congresos, que se hacían de abajo arriba: en la fábrica, el sector, la provincia, el regional y el confederal. En Valladolid sale elegido Guillermo Díez como secretario general y, a continuación, se empieza a preparar el regional. CC OO defendía la articulación autonómica del Estado pero, claro, todavía no había Constitución y no se sabía muy bien cuál era la región, dónde estaban las fronteras. Así que en junio preparamos el Congreso Regional de Castilla La Vieja, con las ocho provincias menos León, que era la Unión Provincial de León. En ese congreso, la lógica decía que el secretario general iba a ser Antonio Gutiérrez, que era el jefe: llevaba aquí ya cinco años, se había encargado de toda la organización sindical y estaba en el secretariado confederal. Pero Marcelino Camacho le reclama para incorporarse a la dirección estatal. Empezaron las reuniones y los debates, que si Ubierna, Cornejo... pero acabé siendo yo».

La integración de León no se produjo hasta el segundo congreso regional del sindicato, que tuvo lugar en Salamanca en 1981. Por aquel entonces, la sede de CC OO estaba divida entre las calles Verbena, Arribas y Rinconada. Más tarde alquilaron un local en el edificio de Nicolás Salmerón (entonces 18 de Julio) donde están ahora los Juzgados. «Ahí fue donde negociamos la devolución del patrimonio sindical, ya en el 85 u 86».

Mirando para atrás desde el presente, ¿qué cree que fue lo más importante de todos aquellos años?

En la actividad sindical es muy importante la negociación colectiva, pero había que conseguir que los sindicatos tuviéramos el papel que nos corresponde en los ámbitos social y económico. Fuimos los últimos en ser legalizados y en eso había una intención: querían que fuéramos una cosa secundaria. Siempre ha habido y sigue habiendo por parte del poder el deseo de que los sindicatos seamos el arreglador de los problemas que la gente pueda tener y punto; que no tengamos un papel protagonista sociopolítico y que no negociemos asuntos como las pensiones... Por eso un logro muy importante es la propia constitución del sindicato y conseguir que ocupe un lugar importante dentro de la sociedad. Eso hubo que pelearlo mucho.

Que en Castilla y León haya un Consejo de Diálogo Social y estén presentes, ¿es un triunfo que no han logrado en otros lares?

Es muy importante, como en su día lo fue la creación del CES (Consejo Económico y Social), en el que la mitad de la Junta y una parte importante de los demás partidos no querían que estuviésemos. Nosotros defendemos un sindicalismo confederal, que agrupe a todo el mundo, y que tenga sentido político. Si hay un problema con la vivienda son los trabajadores los que tienen el problema, así que los sindicatos tendremos algo que decir, ¿no? Si hay un problema en la enseñanza lo tienen los profesores, los padres, los alumnos... pero también lo tienen los trabajadores; los de ahora y sus hijos, que son los trabajadors del futuro. CC OO no puede limitarse a defender los derechos de los profesores porque la educación, el modelo de enseñanza, es una cuestión estratégica. Y con la sanidad lo mismo. Ese es el papel que siempre se ha querido negar a los sindicatos. Todos los partidos políticos quieren que nos dediquemos a negociar el convenio.

Temas de actualidad como los salarios y las pensiones, ¿eran tan recurrentes en aquellos tiempos?

Hombre, son los más importantes. Con las pensiones se produce ahora un escándalo que ya ha ocurrido más veces. Están las fachadas de los bancos llenas de carteles para que vayamos a hacernos planes de pensiones. Ya en su día vinieron los chilenos a explicarnos cómo había sido la privatización de su sistema de pensiones. Aquello pasó y se creó el Pacto de Toledo;ahora estamos un poco en lo mismo. Las pensiones yo creo que están aseguradas. Y los salarios, como decía Marcelino, hay un primer reparto de la riqueza que son salarios y beneficios. Ajustarlos es la primera pelea. Ahora dicen que estamos en crisis, pero los beneficios de las empresas están aumentando y los trabajadores están perdiendo esa pelea. Luego hay un segundo reparto que es la política fiscal. La recaudación y redistribución hace que gane un sector u otro. Yesto también está mal para los trabajadores.

¿Diría que estos han mejorado mucho respecto a hace 40 años o están retrocediendo en algún sentido?

Entonces estaban muy mal y los derechos eran más pequeños, aunque también más uniformes. Los salarios eran bajos, pero estaban garantizados. Era impensable que una empresa minera no pagara las nóminas. Claro, la Rondilla y las Delicias no eran como son ahora. De un tiempo a esta parte se ha fragmentado a los trabajadores:están los que tienen empleo fijo, los temporales y los parciales. Y hay muchos abusos. Antes, jornada parcial había poquísima; había fijos discontinuos: en las azucareras, en hostelería, la construcción... Ahora son todos precarios.

¿Había entonces más sentido de la solidaridad y de la lucha obrera que ahora?

No lo creo. Lo dice mucha gente, pero eso depende de las condiciones de trabajo. Si ahora te contratan dos horas a la semana, o te pagan el 50% de lo que tendrían que pagarte, si estás en el aire y a la mínima te despiden... Tenemos seis millones de trabajadores de los que la mitad están el paro y la otra mitad están bailando... porque les obligan, claro. Pero CC OO tiene la misma afiliación que ha tenido siempre.

Estamos hablando de hace 40 años y usted solo tiene 65...

Pues sí, sin duda antes todos éramos más jóvenes. Yo tenía 26 cuando fui secretario y Antonio y yo lo dejamos en el 2000, con 49 años. Hoy, con 49 se es un aspirante a presidir cualquier partido político.

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